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martes, 25 de febrero de 2014

La punkie del Metro

Las visitas a mi ciudad y capital del reino son siempre fugaces. Como norma hecha a base de repeticiones. Ya casi prefiero que sea así, breve y práctico como un ligue de noche. Sin medias tintas ni diplomacia. Funcional y directo. Todos sabemos a lo que vas, ¿no? Pues venga, déjate de rodeos y vámonos a tu casa, o a la mía. A Madrid.

Esas visitas son siempre pequeños viajes. Primero porque tengo que cruzar medio país, que en Barcelona llaman estado. Lo llaman estado por pudor, porque les han enseñado que decir España es fascista, franquista y nacionalista. Cruzo lo que quiera que sea esa extensión de terreno que separa Barcelona de Madrid, unos lo llaman el campo, así a lo general, y otros lo llaman meseta. Lo cruzo, y eso ya es un viaje, pero también es otro viaje cuando llego a Madrid. Allí comienza un viaje por otro mundo. El mundo de una ciudad que ya apenas conozco, que recuerdo sólo por vivencias pasadas, y que si antes me sorprendía siendo su habitante y sufrido ciudadano, ahora ya me desencaja. Me fascina lo distinto que es de esta otra ciudad en la que ahora vivo, y me alucina lo lejos que está una de otra, geográficamente y, cada vez más, en todo lo demás.

La visita fue breve, así que después de pasar la noche en casa, al día siguiente temprano volvía a "la otra casa". Sí, supongo que tengo varias casas, como los ricos. No deja de ser paradójico. El caso es que serían las ocho y media de la mañana. Cogí el metro, como siempre a esas horas lleno. El vagón completo de gente, del que se salen dos o tres viajeros en la estación, y hay otros veinte en el andén. Entonces esos veinte comprenden que tienen que meterse en el vagón repleto, y los que están dentro del vagón comprenden que esos veinte desconocidos van a entrar en un sitio en el que ellos ya están más o menos a gusto, han encontrado el sitio y ya son compañeros de viaje entre sí, casi casi íntimos. Colegas. Entonces ambos, los de dentro y los de fuera, se dan cuenta de la situación y saben lo que va a pasar. Que van a tener que apretarse un poco más para que todos quepan. El vagón apesta un poco, la gente no deja de ser algo dejada en sus hábitos higiénicos por más que lleven un iPhone en el bolsillo. Pero no importa. Todos van en el mismo puto vagón, apretados pero con ese sentimiento de consuelo que da el compartir el mismo destino, aunque sea durante unas estaciones, con vecinos y compañeros de viaje.

En ese vagón apretujado me tocó aquel día como compañeros de viaje un grupito de cuatro punks. Tres chicas y un chico. Eran las ocho y media de la mañana, pero iban privando su cerveza de lata de medio litro y se la iban pasando entre ellos. Ellas llevaban el pelo rapado a los lados y más largo en la parte superior, para cuando se hacen la cresta. Aros, pendientes, imperdibles en las orejas. El uniforme lógico en un punkie. Estábamos hombro con hombro, yo ahí metido entre ellos, casi en medio del mini círculo que formaban para ir departiendo. La cerveza circulando, las risas, el descaro de saberse los únicos que estaban privando a esas horas en aquel vagón. En un momento dado me parecía escuchar que iban a los juzgados (supongo que de Plaza Castilla, por la línea de metro donde estábamos), a testificar en un juicio. Me crucé con la mirada chispeante de una de las chicas, la más guapa, que me miraba con curiosidad y con una sonrisa, no sé si de desprecio por creer que yo era un burgués más yendo al trabajo o precisamente por lo contrario, por notar que me caía bien su rollo y que en el fondo me daban envidia. No me escondí y les devolví el gesto de aprecio con una media sonrisa, como diciendo "qué majos sois". Aunque el resto del vagón os esté fulminando con la mirada, yo os entiendo y os respeto.

Porque me daban envidia esos cuatro punks. Unos chavales que se reían de sus cosas, sin molestar a nadie, y a su particular manera, quizás fueran los cuatro individuos con más cojones de todos los que estábamos allí en ese momento. Valientes por hacer lo que realmente les daba la gana, sin importar lo que dijeran los demás. ¿Que había que ir a un juicio a esas horas? Pues vale, pero irían a su estilo. Quizás fueran unos de esos punks a los que sus papás les pagan los vicios y viven en casa sin dar ni chapa, pero no creo. Ya estaban en el vagón, y las estaciones anteriores a la mía no son precisamente el barrio de Salamanca. Y si fuese así, ¿qué? La postura de esos chavales, la mirada de esa chica, aunque estuviera medio pedo, es la correcta en un mundo así. Ser punkie es lo más honesto que esos chavales pueden llegar a ser, teniendo enfrente lo que tienen. El futuro y los modelos sociales, todo eso. ¿Un respetable trabajador yendo a currar en el metro es menos que un punkie? No, por supuesto. Cada uno se dignifica haciendo aquello en lo que cree mientras no haga daño a los demás. Pero esos punks, en su nihilismo, al saberse lumpen y parias sociales y descojonarse de ello, estaban diciendo que hay que ser valiente para madrugar e ir al trabajo todos los días, pero más valiente aún para no hacerlo. Y eso es admirable, joder.

viernes, 25 de octubre de 2013

Bici nueva pero antigua

Esta semana he estrenado bici. Después de mucho sopesar, valorar, analizar y buscar excusas para no hacerlo, no encontré ninguna. Todo me conducía a desprenderme de mi noble bici urbana (El Cuervo), que me ha acompañado durante un par de años, y lanzarme a una nueva aventura ciclista. Agradecido por el buenísimo comportamiento de la Univega convertida en singlespeed, buscaba otra cosa. Ruedas grandes, geometría aún más retro. Nos despedimos con mutuo afecto, se la entregué a su nuevo dueño (un chaval de Hong Kong de Erasmus en Barcelona, muy majete) y se queda en buenas manos.

En mi búsqueda de lo esencial, lo sencillo y lo primigenio había llegado a dos opciones. Decantarme por una bici de montaña de 29 pulgadas o por una bici de carretera. Ambas opciones, singlespeed. Porque tengo claro que todo lo que no sean bicis dobles, de montaña pura, no pueden ser más que singlespeed. Al menos es lo que yo busco: bicis simples, cuanto más mejor. Para moverse por la ciudad, para entrenar o pasear. Y además que estéticamente aporten algo, claro.

Así que me he decidido por la opción más rebuscada, pero también la más simple y la más antigua. El antepasado, el neanderthal de las bicis, el fósil redescubierto y reinventado por una marca que, hay que decirlo, es irregular y errática como pocas, pero que mantiene unas líneas y unos principios que nadie más en la industria de la bici mantiene. Kona. Capaz de ser los mejores bestsellers del freeride en los principios de los 2000, morir de éxito y malvivir a base de gamas mediocres en los últimos años, y renacer hace un par de temporadas con maravillas y delicatessen minoritarias como son la Unit o la Honzo.

Mi nueva bici es la Kona Paddy Wagon. Un 42-16 de rueda libre o fixed con la que estoy aprendiendo a montar de nuevo. Con 37 años esta es mi primera bici de carretera (si se puede llamar así), y MOLA.


Me gusta haberme reecontrado con una casa familiar como es Kona. Siempre me ha gustado y es una de las marcas con más personalidad del mercado, a pesar de esos vaivenes que comentaba. Así que nada, a disfrutarla.

Y ahora, este video es una divertida parodia de lo que somos los mountain bikers, manías y actitudes que nos delatan. Muy bueno y bastante acertado. Aunque yo añadiría una cosa más: los pantalones. No se es un auténtico mountain biker sin todos tus pantalones marcados con grasa de cadena o descosidos en la pernera derecha. Es uno de los rasgos que delatan inevitablemente a cualquier biker.










jueves, 10 de octubre de 2013

La calle para el que la trabaja

El pasado fin de semana tuvo lugar el I Descenso Urbano en Barcelona, DUB, un evento organizado por los chicos de Ocisport que en principio iba a celebrarse en la semana de las fiestas de la Mercè, pero que al final se pospuso a mejores fechas y previsiones meteorológicas. La prueba fue un éxito, al menos teniendo en cuenta las inscripciones, afluencia de público y organización en general. Y sobre todo fue un éxito habida cuenta de la NULA, cero, niet, zero difusión que tuvo la prueba desde medios públicos y privados. Es curioso que en la ciudad que se volcó con los X Games hace escasos meses no se preste atención a una prueba que puede convertirse, a poco que triunfe, en un referente nacional. No vamos a decir que el DUB sea como el Lisboa Downtown porque sería mentir, pero sin duda un descenso urbano en una ciudad como Barcelona tiene muchas posibilidades de crecer si encuentra el compromiso de un sponsor.

Roger González en el I Descenso Urbano Barcelona.

En esta edición, el ayuntamiento de la ciudad dio el visto bueno a la prueba propuesta por Ocisport. Y para lo poco que los han ayudado, ha salido fenomenal. Espero que un patrocinador apueste por este formato y que la prueba crezca, porque como dependa del ayuntamiento... El mismo ayuntamiento (o poder público, me da lo mismo) que quiere imponer la normativa de circular con casco por las ciudades y poner multas por alcoholemia a los ciclistas, el mismo que no hace nada para conciliar el uso del vehículo con la bici, que se gasta millones en traer unos X Games y luego no mantiene ningún equipamiento deportivo para modalidades como el dirt, bmx o skate, y el mismo que ocasionalmente sanciona y multa a estos mismos deportes urbanos pero vende suelo público a los grandes equipos de fútbol para financiar su deuda. Deuda que ha contraído malgastando coches oficiales, abandonando (o privatizando) infraestructuras y equipamientos o invirtiendo en eventos, campañas o congresos por intereses descaradamente personales o políticos. De este tipo de ayuntamientos, como de todos en realidad, no podemos esperar nada mientras los que están al mando ignoren a los colectivos a los que afectan cuando toman decisiones. Es decir, a todos.

El uso del espacio público, y esto enlaza con lo anterior, es una de las conquistas sociales que más peligra ahora mismo, desde el punto de vista del activismo y la legitimidad ciudadana. Lo vimos con el movimiento del 15M, el desalojo brutal de manifestantes y acampados pacíficos en la Puerta del Sol, etc. El uso de la calle y del espacio público siempre ha sido parte de los movimientos revolucionarios o de derechos civiles y sociales como el espacio común en el que se pueden y se deben llevar a cabo manifestaciones cívicas de la ciudadanía en cualquiera de sus formas: desde mostrar el desacuerdo de un colectivo con determinadas cosas, hasta practicar cualquier forma de cultura o expresión artística. Siempre que no violente a los demás y se desarrolle en unas formas razonables de civismo. Ciudades como Berlín o Londres han sido históricos ejemplos de espacios públicos amigables con la ciudadanía. Pero desde la contraofensiva neocon de las últimas décadas los espacios públicos están en franco retroceso, aquí y en todas partes. El nuevo pecado capital que han inventado los poderosos es que la calle es sagrada, es el santuario de la democracia y el pensamiento único, y no se puede dejar en manos de la chusma. ¿Una democracia para el pueblo? ¡Dónde se ha visto eso!

Bansky
Por eso, ante el avance del ejército de Sauron y sus malolientes orcos, hay que proponer contraofensivas creativas. Mientras ocupemos los espacios públicos y no se adueñen de todo, hay esperanza. Por eso hay que seguir apoyando el skate, los músicos y artistas de la calle, la manifestación, el flautista, el partido de fútbol espontáneo... y por supuesto las bicis en cualquiera de sus formas. Laissez faire, laissez passer. Libres, cívicos y solidarios. ¿Una utopía? No creo, "it's easy if you try". Las revoluciones empiezan por uno mismo.

viernes, 21 de diciembre de 2012

La montaña mágica

El invierno es una época interesante para ciertos menesteres relacionados con el mountain. Aparte de que la mayoría de los pros empiezan el entrenamiento de cara a la temporada, otros muchos que no planificamos mucho el año y que vamos encadenando salidas durante todo el año, pasamos de todo y vamos a nuestro aire. Por ejemplo, después de las vacaciones de verano y hasta las de navidad, entre septiembre y diciembre, sí que hay una especie de "mini temporada" muy interesante, como es el otoño. Pero aparte de eso, el resto del año "todo el monte es orégano" y yo lo considero cien por cien ciclable.

Por eso, en las últimas semanas del año y las primeras del siguiente, es un periodo de tierra de nadie, en el que se abren posibilidades tan fantásticas como los circuitos piratas. Salir a hacer misiones de "Search and destroy" y crear nuevos trazados, circuitos, recorridos... aprovechando que el terreno está maleable y se pueden dibujar curvas e imaginar caminos llenos de flow.

Aquí mi último proyecto: el bonito parque de Montjuïc, el trazado del Campeonato de España 2010, y el enorme potencial de una zona especialmente bonita en invierno (la montaña mágica).

miércoles, 24 de octubre de 2012

Fixers extremos

Una peli MUY jarta de los fixers. Película completa con escenas en Nueva York, Tokyo, China, Guatemala y Barcelona, sobre los Monster Track y los Alleycats que organizan, competiciones tipo "capturar la bandera".

Realmente extremo las cosas que hacen por la calle..


martes, 7 de agosto de 2012

La ciudad en verano

La bici de ir al trabajo me proporciona grandes alegrías cada mañana y cada tarde. Como dice David Byrne en "Diarios de bicicleta", la bici en la ciudad otorga una perspectiva muy distinta a la que tienen tanto los viandantes como los conductores, y sobre todo más divertida. Ahora en verano, en pleno mes de agosto y con las calles medio vacías, es un lujo ir en bici. Así que he querido aprovechar el momento para hacer un par de retoques a la bici urbana y ganar en diversión. He cogido una postura de verano, le he hecho el setup de verano.

Y la verdad es que ha ganado. Tenía un viejo manillar Roox de paredes de casi 1 cm de grosor, que utilizaba en la vieja Kona Stab de descenso. Con un manillar ancho aumentas el control sobre la dirección y llevas una postura más relajada, de manera que aunque es peor para circular entre los coches, ahora que no hay tantos vas mucho más tranquilo.

Es lo que tiene el verano en la ciudad, que da una perspectiva distinta de todo, y más aún yendo en bici. Te das cuenta de que los coches son los verdaderos enemigo de las ciudades y de cómo cambia tu relación con la ciudad sin esas máquinas por en medio. Una relación mucho más fluida, agradable y transparente. Te paras en un sitio a hacer una foto o vas a tal tienda o tal otra sin apenas mirar a tu espalda, sin temor a cruzarte delante de un coche. Y los semáforos, que para mi siempre son sugerencias de tráfico, se vuelven no ya sugerencias sino adornos. Sí, uno puede (y debe) infringir las normas de circulación en la ciudad en verano, porque son normas de circulación de y para los coches. ¿O acaso el código de circulación lo crearon por el peligro que suponía el tráfico de bicicletas o peatones? Por supuesto que no. Los automóviles tuvieron que crear códigos para circular entre sí, imponiendo sus reglas al resto de usuarios de las vías, que las llevaban utilizando desde que se construyeron, y lo hacían con sus propios códigos o no-códigos. La armonía del caos. Pero tuvo que venir la dictadura de las máquinas y dibujar hasta carriles bici, esa aberración y ese insulto para los ciclistas. Hemos cedido nuestro espacio vital, nuestras calles y nuestras ciudades a los motores. Y con ello, nuestro movimiento y relación con el mundo.

Por eso, en verano no sólo se pueden sino que se deben ignorar las más elementales normas de circulación; excepto claro está, cuando tu circulación suponga un peligro o ponga en riesgo a otros "circulantes". No por respeto a las normas sino por respeto a los demás.

jueves, 19 de abril de 2012

Trek12... ?¿

Este año tenía como reto la 24Doce de Moralzarzal, en junio. Pero hace poco supe que la organización de la prueba había creado una serie de carreras del mismo formato, pero de 12 horas, a disputarse entre enero y mayo, con la emblemática prueba de Moralzarzal como fin de fiesta. Esta sí, de 24 horas o de 12. Una de estas pruebas de 12 horas, repartidas por toda España, cae en Cataluña el próximo sábado. Así que me apunté sin dudarlo hace varias semanas. He estado entrenando, mentalizándome para la prueba en solitario...


Bien, hoy jueves, estoy en casa con un resfriado de tres pares de co... narices, y tengo serias dudas de si podré ir a la carrera el sábado. Lo mejor de todo es que no había tenido ni un solo resfriado en todo el invierno, ni desde hace meses, y me ha tocado justo ahora. Es lo que se llama "una situación oportuna". O lo que comúnmente también se puede llamar "una verdadera putada".

En fin, es lo que hay. Espero recuperarme en tiempo récord a base de agua con miel y limón, vahos de eucalipto, frenadol y sesiones de cama-sauna y manta... Es sabido que nada más salir de un resfriado o una gripe (al menos a mi me pasa) vuelves a hacer deporte con más ganas y los pulmones más despejados. También influirá, claro está, la sensación de euforia y las endorfinas que vuelven a activarse después del letargo..

De todas formas, si los futbolistas pueden reponerse de un día para otro de gripes, resfriados, luxaciones o esguinces ¡no sé por qué los bikers no!

Un adelanto de la prueba

miércoles, 15 de febrero de 2012

Una historia de la gran ciudad


Andar en bici cada puto día del año en una gran ciudad te permite un punto de vista especial y privilegiado de algunos paisajes urbanos. Puedes pararte en lugares por donde los coches pasan de largo, hacer un cambio de sentido donde te salga de las pelotas y plantarte a ver algo que te ha llamado la atención (siempre que no se moleste al tráfico); puedes meterte por sitios donde los peatones también pueden, de acuerdo, pero que en caso de huir por patas, por ejemplo, lo tienes más fácil... Y así con más cosas.

Por eso desde hace un tiempo tenía una deuda en forma de "película" -o lo que sea, en formato audiovisual-, sobre la idea de la bici en la urbe. En ciertos momentos, tan extraños y ajenos el uno con el otro como otras veces simbióticos. Pero solamente de la mezcla de cosas distintas surgen exóticos y óptimos resultados. Por ejemplo: huevo frito + patatas fritas, peras + manzanas, o ya la mezcla de todas las mezclas: vino + colacola.

Del mismo modo, la bici + la ciudad dan como resultado una mezcla industrial, postmoderna, dura y humana al mismo tiempo. Cemento, hormigón, acero y aceite para engrasarlo todo. Por eso la banda sonora de la ciudad es para mi el rock industrial de Ministry, por ejemplo.

viernes, 27 de enero de 2012

El reducto

Hay tiendas para todos los gustos y necesidades del biker. Hay tiendas generalistas, especializadas, artesanales, personalizadas, grandes superficies... Y he llegado a la conclusión de que el tipo de bici determina el tipo de tienda que le conviene. Cada bici tiene su tienda, porque cada bici tiene sus necesidades. No es lo mismo buscar piezas para una moderna Lapierre que para una Klein, por poner un ejemplo. Creo que hay dos puntos diferenciales en una tienda de bicis: la experiencia y sabiduría de sus comerciales, y los productos. En lo primero, efectivamente hay muchas tiendas con buenos profesionales, expertos, conocedores de la bici y magníficos en lo suyo. Pero entre ellos, sólo unos pocos son verdaderos "cracks" y de verdad saben de mountain bike. Ellos definen su oferta y su público objetivo, y por eso orientan su negocio hacia un sector del mercado o hacia otro. Y por tanto, traen el material que mejor se ajusta a lo que quieren ofrecer.

El grupo de tiendas con algo especial es muy reducido. La mayoría son tiendas comerciales, correctas, unas más y otras menos, lo normal. Pero algunas, aunque aparentemente sean "normales" esconden a verdaderos gurús de la bici. Tipos que viven la bici y acumulan experiencia a través de años de historia. Es el caso de esta tienda: Bikeshop. Escuchar y hablar con su responsable, Alfonso, es hacer un posgrado en mountain bike y en ciclismo en general. Y eso, a pesar de que su tienda es la típica tienda de bicis de barrio, con sus bicis para niños, su gama media... pero eso es el escaparate. En la trastienda esconde verdaderas joyas, piezas incunables que pasan desapercibidas para el público general, ni falta que les hace. Ciertos detalles y bicis que destacan a los ojos de cualquiera con algo de idea sobre bicis. Casi cualquier pieza, por difícil o des-stockada que parezca, está en su poder. Por eso, dar con un "mago" como Alfonso te salva el culo de muchas situaciones, por ejemplo a la hora de rebuscar piezas sueltas para tu bici retro, o para solucionar los problemas mecánicos de los estándares modernos.

Como en anteriores entradas dedicadas a otros personajes de este mundillo, el caso de Alfonso y Bikeshop es el ejemplo de una especie en peligro de extinción. Las tiendas online son una amenaza para las tiendas de barrio, y para las tiendas de masas, en general. Pero sobre todo para los profesionales de un sector pequeño y hecho a sí mismo. Con la relativa resurrección de las bicis para uso urbano, las tiendas vuelven a recuperar cierto protagonismo en la escena. Luego están los usuarios principiantes, que siempre necesitan el apoyo de los profesionales cercanos. Pero el peligro está más en los usuarios expertos, que muchas veces preferimos el servicio y la oferta, a veces imbatible -todo hay que decirlo, de las tiendas online. Hay que seguir protegiendo el valor añadido que suponen estos reductos de sabiduría de la bici de montaña.

miércoles, 11 de enero de 2012

El Cuervo

Un nuevo miembro en la familia: mi bici número 17 (diecisiete).
Recibirá el nombre de El Cuervo.
Velocípedo para uso urbano, tuneada a singlespeed con cubiertas de 1,5"; desarrollo 44x18, dirección Ahead, potencia Thompson, manillar recortado, frenos cantilever, bujes Shimano Parallax y ruedas Mavic.
Cuadro Univega Alpina de los años 90, de acero. Comprada a un tipo con cierto gusto y conocimiento sobre bicis, lo cual es harto difícil de encontrar en el mercado de segunda mano.
Una de esas joyitas que se ven de vez en cuando por la calle, bicis que tienen una segunda juventud al reconvertirlas a urbanas, bien sea como singlespeed o como fixie.
Aunque no me gusta la estética fixie, con esos manillares poco más anchos que un Powerbar, hay que reconocer que el minimalismo de estas bicis encaja totalmente en las calles de una gran ciudad. Permiten zigzaguear entre los coches y pasar entre ellos con facilidad. Cuesta un poco más arrancar con ellas en los semáforos, pero la verdad es que quedan bien.

Eso sí, siempre que no lleves puestas las gafas de pasta... Entonces serás un troll.

PD.- En cuanto pueda, cambio el manillar..



miércoles, 15 de junio de 2011

Las tardes con Gómez


Ya es conocida mi amistad con un mirlo llamado Señor Gómez, que viene por casa todas las mañanas y tardes a cantar. Sé que es el mismo siempre porque se posa en el mismo sitio. Una vez asentado en su rincón de la terraza, se queda entre 5 y 10 minutos cantando melodías a los cuatro vientos, y después se va a otro sitio con viento fresco.

Comenzó a acercarse por casa el año pasado, en verano. Y este año, desde primavera ya andaba trajinando por aqui y por allá.

Cuando tengo la bici en la terraza y me preparo para hacer un Clinik, Gómez me respeta y no molesta. En el fondo es tímido.

Bueno, este es Gómez.

jueves, 25 de febrero de 2010

Okupa y resiste

Recientemente he decidido montar mi propio chiringuito clandestino, para aprovechar las enormes posibilidades de los parques y zonas verdes barceloninas. Conocía una zona un tanto remota y poco poblada, de una vez que terminamos una ruta por allí cerca, y sabía que podía dar de sí como para hacer unos trazados divertidos. Así que una buena mañana me acerqué hasta allí y vi que habían pasado las máquinas por todo el parque (alrededor de 2 hectáreas, calculo). Habían limpiado de ramas y maleza la mayor parte de la zona, destrozando por completo unos cuantos saltos, los que yo conocía.


Vi que el parquecillo en cuestión estaba casi desierto. Unos cuantos paseantes, perros, y tal. Vamos, un sitio tranquilo. Ideal para no molestar a nadie. Así que me puse manos a la obra. Lo bonito de comenzar un "circuito" es la emoción de por dónde trazarlo. Visualizar las curvas, los desniveles, y las zonas que pueden resultar más divertidas. Es empezar de cero un trazado en el que vas a pasar largos y buenos ratos, así que merece la pena hacerlo con cuidado.

En un par de días y con algo de ayuda, he terminado una especie de minidescenso o mini-dual-slalom todo en singletrack, entre el bosquecillo, de unos 600 m de longitud, y que promete horas y horas de diversión y curving. Al menos, hasta que dure. Porque una cosa tengo clara, y es que en un terreno del ayuntamiento, en un parque, aunque sea en estado semisalvaje, este tipo de cosas no pueden durar mucho. Pero bueno, como dijo aquél, lo que dure, dura.

No sólo es el gustazo de montar tu propio backyard a placer. Es la sensación de tener un espacio propio, casi en plan okupa, para pasar el rato con unos cuantos (pocos) colegas, picarse, tomar tiempos, pulir técnica, y sobre todo pasarlo bien. Si a 200 metros de ese parque han construido urbanizaciones de lujo, en medio del monte, ¿qué problema hay en hacer unas cuantas curvas para montar en bici un rato?

miércoles, 16 de diciembre de 2009

viernes, 4 de septiembre de 2009

Una ciudad bike-friendly

Qué bien se lo montan los de Amsterdam... Igual que aqui, que cada vez hay más problemas para ir en bici por la ciudad. ¿Por qué? Fácil: cada vez hay más gente que va en bici por la ciudad, pero menos infraestructuras para usarlas, menos facilidades, más incomprensión por parte del tráfico rodado y menos interés público-administrativo por hacer de la bici el medio de transporte urbano por excelencia.

Sólo un fracaso de un servicio como el Bicing, que tan flaco favor está haciendo al uso de la bici privada y a las facilidades para los ciclistas no-Bicing, serviría para cambiar las cosas..

Vídeo de



PS.- Hasta dentro de 2 semanas, maa salama!!

jueves, 12 de marzo de 2009

Breaking the law


Lo habitual es que me salte una media de entre 5 o 6 semáforos por trayecto. Siempre lo hago porque a) me sale de los cojones, b) los autobuses o los taxis no me cierren contra la acera, y c) es absurdo esperar un semáforo siempre que no haya peligro. Esta política antisistema, gratuita y anárquica es obviamente un desafío a los guardias y policías municipales de cualquier ciudad, al menos española. Soy consciente del riesgo que entraña montar en bici por una ciudad, aunque dudo mucho que este riesgo lo incremente el hecho de pasarse los semáforos por el forro. Más bien lo que es un riesgo es verse inmerso en el mar de coches, motos y autobuses que no suelen respetar a los ciclistas. Es un riesgo asumido pero que es minimizable si te haces respetar sobre la bici, y esto a menudo se traduce en pasarte las normas por el arco del triunfo con el fin de no ser apisonado por los vehículos. De ahi que me tome la justicia por mi mano.

Pero ayer me echaron el lazo. Con sirenas y todo, enmedio de la rúa. En un primer momento pensé en huir del coche patrulla. Si me saltaba otro semáforo, me metía en un parque donde ya no podrían alcanzarme si pedaleaba como un cabrón y les daba esquinazo por los caminos. Pero me paré. Supongo que huir de la guardia urbana ya es una especie de delito bastante más grave que saltarse un semáforo. Un resorte ético en mi conciencia apretó la maneta del freno y me paré en seco, como el atracador que sabe que le han pillado con la bolsa llena de fajos de billetes frescos y sin marcar. Me dispuse a probar el exquisito tratamiento de la autoridad sobre mi culo.

Al final, multa de 50 euros por pasarme un semáforo (sin riesgo) y por llevar los cascos puestos (eso no tuvo multa, pero sí una ligera "bronca"). No valieron mis argumentos ni mis quejas justificadas sobre lo jodido que lo tenemos los ciclistas. Al cabo de un rato de documentación y trámites empatizamos, ya con más confianza y diplomacia, pero nada. Si circulas por la calzada, tienes que respetar las normas como todo el mundo, -ya, pero yo no soy como todo el mundo, estoy en inferioridad de condiciones-, me la suda.

Aún así, quiero pensar que el guardia se enrolló, y en un guiño de complicidad, al devolverme el DNI, me suelta: "bueno, te he puesto la dirección que tienes en Madrid, así que a lo mejor la multa no te llega". Pero durante un rato no dejé de sentirme como un vulgar delincuente, un atracador o un camello, por culpa de una autoridad represora que se empeña en perseguir a un peligro público evidente como es... un ciclista.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Oi, oi, oi!


Ha nacido un nuevo grupo de salvajes de los bosques. Asilvestrados, con ruedas de más de 2.10, aficionados a las rubias (las de beber... y las otras), y con unos pocos principios morales, un puñado de hombres, máquinas y grasa se hacen llamar HILLS ANGELS COLLSEROLA.

La escoria de los bosques, el terror del Seprona y los globleros, el azote de los domingueros.

Larga vida a estos hijos de fruta.

lunes, 26 de enero de 2009

Los dioses nos castigan


El cambio climático es lo que tiene. Aunque el hijo de puta del Bigotes quiera negarlo, el cambio climático es un hecho. Y lo del otro día no fue normal. Vientos de 100 km/h en Barcelona no eran normales. Árboles arrancados, postes de luz rotos, cables a ras del suelo, y Collserola como si fuese el escenario de rodaje de Apocalipsis Now, perdone usté, señor Bigotes, pero no es normal.

Pero el hombre es atrevido, desafiante. Desafía a los científicos, a los políticos, a las autoridades. Desafía su propia estupidez, desafía al calentamiento global. Desafía a los elementos y se los pasa por el forro. Somos así de chulos. Entre nosotros mola mucho montar en cualquier condición, lloviendo, tronando, esté como esté el día. Nos gusta así, en cualquier situación. No es cuestión de echarle huevos, sino de placer. Cada elemento tiene su sabor y su paladar. Pero hay que saber a qué te expones cuando desafías a las inclemencias. Y el otro día hicimos oídos sordos a las señales.

Normalmente, los dioses producen señales de advertencia a los que quieren escuchar. Y los dioses de la montaña son implacables. Las pequeñas osadías de los intrusos humanos con máquinas de acero se pagan caras. Ni siquiera estamos hablando de los dioses de las grandes montañas, léanse Los Alpes o El Himalaya. Ésos ya son harina de otro costal. Esos dioses, si estás en el lugar equivocado y el momento equivocado, te fulminan, te borran del mapa. Ponen un precio muy caro a estar en su casa. Los nuestros, los de aquí, algunas veces también, pero menos. Tienen su genio, pero no son tan duros. Eso sí, algo común a todos ellos es que si los subestimas, te putean. Eso es así.

Así que el sábado, efectivamente, nos putearon. Pusieron todo tipo de obstáculos en nuestro camino, amenazaron con sus bramidos, pincharon nuestras ruedas, no encontrábamos el flow... y aún así nos dejaron un resquicio de disfrute. Incluso así, los dioses nos premiaron. Debieron pensar: "estos chicos son un poco tontos, pero en el fondo nos respetan, quieren a las montañas... vamos a dejar que tengan un buen flow". Y al final nos dejaron media hora de gran riding. Gracias.

En la imagen, una de las moradas de los dioses de Collserola, que el otro día no dejaba de bramar.

miércoles, 14 de enero de 2009

We ride hard

Bajar Balmes con la Unit enchufado y sorteando coches, taxis y motos. Un descenso urbano todos los días. Aunque nada que ver con lo que se ve por ahi. La comunidad biker urbana crece día a día: masas críticas, bicimensajeros, commuters normales... Y montan duro, como los de este vídeo:

lunes, 17 de noviembre de 2008

Ruta perfecta
















El sábado fue otro de esos días mágicos en los que se alinean los planetas y los astros forman una figura perfecta. Con la asistencia de dos de nuestros ocasionales pero históricos miembros, David y Diego, hicimos un enlace de tramos que se acercan mucho a lo que se podría denominar como "La Ruta Perfecta".

Para la Ruta Perfecta son necesarias varias condiciones:

- Que dé la impresión de que te pasas la mayor parte de la ruta bajando...
- ... pero las subidas son tan chulas que no te das cuenta de que estás subiendo.
- Paisaje en plan "el señor de los anillos"
- Grip que permita tumbar 45 grados.
- Mínimo 90% de singletracks
- No tocar la carretera
- No pinchazos
- No problemas técnicos
- Rápida a la par que técnica
- Sol o nubes. A evitar tema lluvia
- Los colegas tienen todos el mismo nivel y ritmo
- Todos los colegas tienen tiempo de sobra para tomar unas birras al sol, al final de la ruta.

Y... qué voy a decir. El sábado se dieron todas estas condiciones en grado sumo. Por lo que fue una ruta Sobresaliente, en un palmo de terreno al lado de Barcelona, y con 2 h 30 minutos de duración. Otro 10 para la organización.