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jueves, 28 de febrero de 2013

Dime de qué marca es tu bici... (II)

Segunda entrega de mi concienzudo estudio de imagen de marca.


BH es SEAT
Creo que es evidente. Dos marcas entrañables, a las que como buenos españoles solemos menospreciar de puertas adentro, mientras en el extranjero son cada vez más reconocidas y valoradas. Poco hay que decir. El Seiscientos, el Seat Ibiza, el Málaga... las BH de paseo... creo que toda persona nacida en territorio nacional en el siglo XX ha poseído al menos una vez en la vida algún producto de una de estas dos marcas. Beistegi Hermanos comenzó fabricando ¡armas! en 1910 en Eibar, Guipúzcoa. Y curiosamente adquirió la división de bicis de Peugeot, formando Cycloeurope, a las que se sumaron posteriormente Bianchi y Gitane. Después BH ha vuelto a ser de capital español. Fabrica 200.000 bicis al año de las cuales venden la mitad en Europa. Como curiosidad, en su fábrica también se hacen piezas para Mercedes y BMW. SEAT, por su parte, nació en 1950 en Martorell, Barcelona. Y pertenece al grupo Volkswagen (Audi, Bentley, Bugatti, Lamborghini y Skoda). Seat y BH son marcas que deberían ser patrimonio cultural, como el logotipo de Tio Pepe.

MONDRAKER es HYUNDAI
Marca también española, joven y dinámica, muy meritoria por haberse ganado un sitio en el mercado nacional e internacional, y con una evolución interesante en los últimos años. Modelos de alta gama de DH y enduro, equipo de competición… Muy distinto de unos inicios en los que las gamas de media y baja gama inundaron bikeparks y descensos en toda España. Aquellas Mondraker Level eran feas de cojones y de dudosa calidad, pero hicieron popular el DH entre muchos usuarios. Igual que el Hyundai Coupé fue el deportivo de los “pobres”, las Level fueron las bicis de DH de los que no podían permitirse una prohibitiva. Ahora intentan redimirse con gamas más interesantes y toques de alta gama, pero son marcas que siempre tendrán un componente de factoría de ensamblaje. Respetable totalmente, por supuesto. Partimos de la base de que cada producto tiene su público. No hay ningún ánimo de crítica en esto, sino de identificar el producto más idóneo para cada usuario, y que se adapte a sus expectativas.

RALEIGH es ROVER
Las marcas inglesas sólo se pueden comparar con ellas mismas. No he sido capaz de encontrar un equivalente continental o americano a Raleigh, y viceversa. Los ingleses es lo que tienen. Exportan y venden su bandera. Aunque no sepas de dónde son, siempre sabrás si un producto o una marca son ingleses. Un logotipo barroco, una imagen clásica, sólida, como un estandarte o un escudo nobiliario. Una caja de Cadbury’s, un Big Ben en miniatura, un Rover, una Raleigh de paseo… son las típicas cosas que verías en el castillo de Windsor o en casa de Mr. Bean. Sus productos son fácilmente identificables porque año tras año no varían sus gamas, entonces puedes encontrarte una Raleigh de 1980 circulando al lado de otra de 2012 y no notarías la diferencia. Por cierto, la “Raleigh USA Experimental” que John Tomac convirtió en histórica en 1994 era un raro cuadro de titanio y carbono fabricado por Litespeed y Merlin en Notthingham.

MARIN es FIAT
Marin es una marca característica y topónima de la cuna del MTB, Marin County, California. Una marca con un peso enorme, histórica y conceptualmente. Podría ser una marca genérica del sector, y lo fue durante cierto tiempo en España, con aquel equipo mítico Mountain Bike Madrid-Coronas. Sin embargo, se ha ido quedando en una entrañable medianía. Gamas medias, diseño poco acertados, pero de algún modo sigue manteniendo su prestigio. Fiat, por su parte, es otro histórico del automóvil, muy popular y genérico, con una vinculación también hacia la competición,  y con una última época un tanto mediocre que no debe empañar algunos hitos anteriores. El Fiat Panda 4x4, un vehículo indestructible y encantador, sería comparable por ejemplo a una Marin Muirwoods. Productazos populares, fiables, solventes y emblemáticos. Marcas accesibles, sinónimo de historia, autenticidad y que desprenden cierta simpatía no se sabe muy bien por qué. 

ORBEA es SKODA
La marca donostiarra (cooperativa del jesuítico grupo Mondragón, y también de Eibar como BH) es un clásico en España, y en las dos últimas décadas han innovado enormemente su gama, diseño y fabricación. También como BH, comenzaron fabricando ¡armas! desde 1859, nada menos. De no ser por las bicis, Espara sería una potencia armamentística, al parecer... Orbea es la primera marca española de bicis que ha conseguido un oro olímpico, un mundial y una copa del mundo de XC con el gran Julien Absalon a lomos de una Orbea. A ver quién iguala eso. Skoda (Rep. Checa, 1895) también es una marca histórica, modesta y popular, que en los últimos tiempos se ha renovado y modernizado hasta ser un referente en el mercado. Tres de cada cuatro taxis de Madrid o Barcelona son un Skoda Octavia. Motores fiables, robustez, y un punto de personalidad alternativa y diferente son rasgos en común de ambas marcas. De hecho, Orbea y Skoda mantienen en la realidad un acuerdo a nivel de marketing en algunos modelos de la marca checa. Y sí, mi coche es un Skoda. Pero no tengo una Orbea (aunque no me importaría). Por cierto, ¿adivináis qué comenzó fabricando Skoda? No, armas no. ¡Bicicletas!

HARO es DODGE
En Estados Unidos la gente en los años 70 se fabricaba su propia bici y las llamaba con su nombre. Con dos cojones. Imaginad lo mismo en España. "Bicis Peláez"... No. Pero GT, Gary Fisher, Ritchey… sí. Cosas del marketing. Un tal Bob Haro hizo lo mismo. Curiosamente, como Gary Turner, comenzó fabricando bicis de BMX, que en aquel momento eran “lo más”, el lado oscuro del ciclismo, y también donde comenzó la innovación: cuadros más ligeros, llantas, geometrías… Todos esos cambios que trajeron las bicis de BMX influyeron posteriormente en las bicis de MTB, y muchas de ellas acabaron siendo referencias también en este segmento. Haro fue una de estas marcas. Con modelos de MTB bastante simples basados en el monopivote, y algunas veces recurriendo a otras marcas (el modelo de DH de Greg Minaar era en realidad una Intense M1), en España son bicis tan raras de ver como un Dodge. Excepto durante un breve periodo de tiempo, allá por 2005, en el que unos locos las importaron, montaron una ambiciosa estructura, grandes sueños y proyectos... y … en fin, un lío. Ya lo contaré otro día.

COMMENÇAL es SUBARU
El espíritu del genial "enfant terrible" Max Commençal, fundador de Sunn, está detrás de estas bicis con sede en Andorra. Bicis con mucha personalidad, espíritu racing, robustas, modernas y estéticamente atractivas. Igual que los míticos Subaru Impreza del mundial de rally. Relaciono Commençal con esos Subaru deportivos, robustos y con una gran presencia allí donde van. Dos marcas fuertes, en cierto modo minoritarias pero con suficiente prestigio para que la gente que ve uno por la calle diga “eh, mira una Commençal”. O un Subaru. La una, gracias al nombre del fundador, y la otra gracias sobre todo a los míticos mundiales de rally con Colin McRae o Peter Solberg. Subaru significa "unido" en japonés. Commençal debe ser el apellido más raro y feo de toda Francia pero, curiosamente, estampado sobre un tubo diagonal queda bien. 

TRANSITION es VOLVO
El estado de Washington y Suecia comparten varias cosas. Son territorios boscosos, húmedos, hostiles, invernales. Cabañas de madera, camisas de cuadros y hombres barbudos. Tipos que tienen que coger una pala para salir de casa en invierno. Y luego montan en bici. Sí, también en invierno y aunque no tengan caminos por dónde hacerlo. Se los inventan en los árboles. Talan un árbol de 20 metros en dos minutos y se hacen unas pasarelas, unos peraltes y listo. A montar. Ese tipo de gente es la que fabrica Volvos y Transitions. Vehículos robustos, fiables, toscos, sencillos, pero tan efectivos como un hacha sobre un tronco de abeto.

BIANCHI es LANCIA
Otra vez, veo imposible relacionar una marca italiana si no es con otra. Y más hablando de Bianchi. Uno de los primeros fabricantes de bicicletas de Europa que ha convertido su marca en una institución. Cuando puedes permitirte que tu marca sea un escudo con un águila, y no cambiarlo desde el siglo XIX, quiere decir que tienes un MARCÓN. Si los ingleses fabrican “categoría”, los italianos fabrican “clase”. Que no es lo mismo. Tú puedes tener un producto de categoría (caro, exclusivo, prohibitivo) y dar la nota si sales a pasear con él en camisa hawaiana y alpargatas. No pega. En cambio, la “clase” que da un producto italiano como Bianchi o Lancia, hace que una hawaiana y unas alpargatas sienten bien. Eso es tener clase. Y una Bianchi es capaz de convertir a un poligonero en un tipo con clase. Esos colores turquesa racing de las míticas Bianchi Martini y el emblemático Lancia Delta de rally, en blanco y colores Martini, son iconos del diseño.

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jueves, 21 de febrero de 2013

Dime de qué marca es tu bici... (I)

Hoy comienzo otra serie de posts en este blog: un estudio comparativo de marcas de coche y su equivalente en bici de montaña. Un análisis concienzudo, fruto de un gran desarrollo I+D en el departamento de investigación y estudios de Sierra Comm. Un tema de vital importancia, máximo interés en la actualidad mundial ahora mismo, y del que dependen cientos de vidas humanas. Así que vamos a tratarlo con todo el rigor que se merece. Poniéndonos muy serios, fumando en pipa y llevándonos el dedo índice y pulgar a la barbilla.

La idea surgió el otro día con Willy, en una de nuestras tertulias sobre política y física cuántica. Surgió la duda de qué marcas de coches correspondían a qué marcas de bicis, es decir, cuál sería el equivalente en coche de marcas como Specialized, Kona, Trek o Santa Cruz. El tema da para mucho, así que lo he dividido en tres entregas.

La primera es esta.




La relación de marcas está ordenada en orden creciente en función a:

- Popularidad de la marca por número de usuarios.
- Relación calidad-precio.
- Historia de la marca, origen e implantación.
- Prestigio e identidad de marca.
- Tecnología, innovación.

Y su equivalente en coche, enfrente.

Explicación

1. Trek es Citroën
El supergigante Trek (1976) es un superventas a nivel mundial. Abarca todo tipo de gamas y segmentos, desde el más inicial hasta la alta gama de competición. Y además siempre ha tenido una familia Racing, equipo de competición al más alto nivel (Aaron Gwin, sin ir más lejos). Muy parecido a la familia World Rally Car que ha dominado el mundo con Sebastian Loeb. No es una de las marcas referentes en innovación, aunque también la tiene. De ahí el paralelismo con Citroen, un gigante del automóvil, referente de marca accesible pero también con una gama alta, y siempre en competición.

2. Kona es Renault
Kona es una de esas marcas que ha sido un top 3 en el mundo. A finales de los 90 y principios de los 2000, Kona era la marca relacionada con el freeride, el DH, una estética muy acertada a nivel de marketing, y una identidad muy marcada. Al mismo tiempo siempre ha sido una superventas, y como con Renault, comparte cierta identidad como marca mayoritaria pero alternativa, con personalidad suficiente como para hacer alguna locura sobre la bici de vez en cuando. Estética, competición y superventas (con lo que eso conlleva de bueno y de malo) son las señas que comparten ambas marcas.

3. Lapierre es Peugeot
Lapierre es un fabricante histórico francés (1946), que en España lleva pocos años en el mercado pero que está teniendo muy buena aceptación. Pero en Francia es una superventas equivalente a Orbea. Por lo tanto, además de compartir origen familiar y país, Lapierre y Peugeot tienen en común que son bestsellers en sus países, y también han tenido recorrido en la competición (quién no se acuerda del Peugeot 405 de Ari Vatanen).

4. Gary Fisher es Chevrolet
El "abuelo" del MTB, Gary Fisher, es toda una institución en el mundo de la bici. No hacen falta presentaciones. Pero no es el caso de su marca, que desde su adquisición por Trek en 1993 ha sido una de esas marcas a las que las empresas matriz han arrinconado y a veces hasta estrangulado. Gary Fisher, otrora marca de prestigio por llevar esa firma, se ha convertido a una medianía, muy orientada a un segmento de gama baja y popular. Justo como Chevrolet. El buque insignia de General Motors, con modelos históricos como el Corvette o el Camaro, que con la quiebra de GM en 2000 se deshizo de su filial y la vendió a la coreana Daewoo. La globalización es lo que tiene, que se pierde la historia por el camino.

5. Merida es Nissan
Otro caso que comparte origen similar (Taiwán/Japón). Ambas marcas son gigantes de ventas, referentes de productos accesibles, fiables, value for the money. Barato o popular no tiene por qué ser cutre. Esta es la prueba. Tanto Merida como Nissan hacen buenos productos pero fiables. Creo que hay Nissan Vanettes circulando por las calles cuyos dueños conocieron la República. Vamos, que una Vanette o un Patrol no se casca así como así. Merida ha ganado mundiales y mantiene una estética y una línea tecnológica suficiente como para no ser una marca mayoritaria y sin personalidad.

6. Canyon es Daewoo
Este es el caso contrario. Dos marcas que fabrican como churros sin personalidad alguna. No aportan nada al mercado salvo un argumento de "value for the money". Barato y fiable (en teoría). Pero para el mundo de las marcas y la identidad corporativa son como agujeros negros. No encuentras un referente comparativo. Dos entes que transitan por el mundo y no producen emoción alguna. Tal para cual.

7. Scott es Opel
De nuevo el origen parecido: Suiza/Alemania. Una personalidad un tanto ambigua. Scott fabrica esquíes, tablas, gafas, ah.. y bicicletas. Un polifabricante de cosas no puede tener una personalidad fuerte en ninguna de ellas, salvo contadas excepciones. Hablo de marketing. Opel es otra de esas marcas que están ahí, hacen sus cosas, hacen sus aportaciones al mundo, pero tienen una identidad de marca un tanto confusa. Vauxhall en Reino Unido, que en realidad es de General Motors, pero también es Opel... un lío. Scott lo mismo. Esquíes, tablas, gafas, compresas, gaitas escocesas... WTF??! Haz una sola cosa y hazla bien, ¿tan difícil es eso?

8. GT es Volkswagen
Bien, palabras mayores. GT (Gary Turner) es un peso pesado en la historia del MTB. Un referente en los primeros años, que ya lo venía siendo (y mucho más) en el BMX. Personalmente, una de mis marcas favoritas de todos los tiempos, por historia, personalidad, estética. Con el tiempo, se fusionó con Schwinn, la compraron los taiwaneses, volvió a rescatarla una empresa canadiense... Ha estado muy en la cuerda floja. Pero ha sobrevivido y es una eterna. La vinculación con Volkswagen es por su fuerte historia, por una estética con mucha personalidad, y sobre todo por haber contribuido al mundo con dos productos insignia. La Zaskar en el caso de GT, y el Escarabajo, en el de Volkswagen. Dos objetos para llevar al MOMA, por diseño.

9. Schwinn es Ford
Las marcas padre. Fabricantes familiares, del siglo pasado (Schwinn se fundó en 1895). Son historia viva del MTB y del automóvil. Con hitos similares y productos que han sido el origen de muchas cosas. La Sting Ray de Schwinn fue la bici que todo niño norteamericano wasp pedía a Papá Noel en los 60. Y esos niños fueron los que luego tunearon su bici, le pusieron marchas... y se descontroló la cosa. El Ford T, por su parte, fue el primer automóvil fabricado en cadena, lo cual revolucionó el mundo. Ambas marcas tienen, además, un logotipo eterno, universal, referente de historia, incólume al paso del tiempo, como IBM y como las grandes marcas-mamotreto, que parecen losas o que suena un bombo cuando la pronuncias.


Espero que estéis de acuerdo. Y si no, comentarios.

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jueves, 14 de febrero de 2013

Historias del ciclismo (III)

Hoy no voy a hablar de una historia del ciclismo de carretera sino de los primeros pasos del mountain bike. El primer Campeonato del Mundo de mountain bike oficial tuvo lugar en Durango, Colorado, en 1990. El famoso mundial que ganó en su casa Ned Overend con 35 años y aquel manillar integrado Profile, seguido por Thomas Frischknecht, a quien Overend adelantó en la última vuelta; y Tim Gould, que fue tercero. Sexto fue un tipo extravagante con una Yeti, rueda lenticular y manillar de carretera, un tal John Tomac, que venía de correr en el Motorola de carretera y en BMX. Ese chaval también quedó cuarto en la prueba de descenso, carrera que ganó Greg Herbold.
Greg Herbold en Durango, 1990.

Eso lo sabemos todos, más o menos. También sabemos que al año siguiente, el Mundial cruzó el charco y se hizo en Il Ciocco, Italia. Fue el mundial que consagró a Tomac, que ganó la prueba de cross country y quedó segundo en la de descenso, y ese mismo año también ganó la primera Copa del Mundo (la Grundig) de cross country, con la Raleigh USA y horquilla Tioga. Ha sido la única vez que un mismo corredor se ha colgado una medalla de oro y otra de plata en cross country y descenso. Y puede que la última...

Lo que no se suele conocer es que el primer mundial no oficial se celebró en la vieja Europa. Y cómo no, en otro país con larga tradición ciclista: Francia.

John Tomac en el mundial de Durango, 1990.
El mundial de Villard de Lans
Hubo tres mundiales no oficiales antes del primero que reconoció la UCI. Y el primero fue en Francia. Sí, qué le vamos a hacer. En esto también ganan los franceses. El mundial de Villard de Lans, un pequeño pueblo alpino muy cerca de Grenoble, fue en 1987. Precisamente, el año pasado se celebraron los 25 años de aquella prueba, y se organizaron varios eventos en el pueblo, asistencia de Ned Overend incluida. Habría sido bonito ir a verlo, pero como suele ser habitual, aquí no nos enteramos de estas cosas. Ese mundialito lo ganó Ned Overend (fue su primer mundial), seguido por... ¡Joe Murray! a ¡¡cinco minutos!! y unos jovencísimos Fililp Meirhaege (16 años) y Christian Taillefer, campeón y subcampeón del mundo en categoría junior, respectívamente. Dos años más tarde, Meirhaege se colgó otra medalla de oro de cross country junior en otro mundial apócrifo, el de Spa 1989. Y algunos años más tarde, el belga fue otra vez campeón del mundo, esta vez senior (Lugano, 2003). Y efectivamente, luego le cazaron por dopaje. Meirhaege. Un pionero que debió pasarse al lado oscuro por alguna extraña razón..

En fin, según cuentan, la representación española en aquel primer mundialito de 1987 la puso Juanma Montero, nada más y nada menos. Otra curiosidad más de aquel puñado de locos aventureros que sin saberlo se estaban convirtiendo en los primeros participantes en un mundial de MTB.

Por aquel entonces el mountain bike era menos que un deporte, era una absoluta frikada de unos pocos flipados. Pero incluso para ellos, ya era un acontecimiento especial.

Sobre todo resulta impactante fijarse en aquellas bicis, que lo mismo las utilizaban para cross country que para las carreras de descenso. Verdaderas joyas que no está mal volver a recordar de vez en cuando. Principalmente porque son bicis cargadas de historia.

Este vídeo es un resumen de aquel mundial de 1990 en Durango. Lamentablemente no he encontrado nada en Youtube sobre el mundial oficioso francés, pero sí algún documento interesante como este.



PD.- No puedo dejar de fijarme en este pedazo de obra de arte hecha en 1990.


jueves, 7 de febrero de 2013

Historias del ciclismo (II)

"El infierno del norte". También llamada "París-Roubaix". Una carrera mítica que se celebra desde 1896, nada más y nada menos, lo que la convierte en una de las más longevas de la historia junto a las otras cuatro grandes clásicas: la Milán-San Remo, el Tour de Flandes, la Lieja-Bastoña-Lieja y el Giro de Lombardía. Una carrera histórica y épica, que nunca ha sido ganada por un corredor español -lo más cercano ha sido dos podiums de Miguel Poblet en 1958 y de Juan Antonio Flecha en 2007, ambos segundos-. 

¿Cómo surge la leyenda de una prueba así? ¿Qué la convierte en un monumento? Dentro de 100 años, si seguimos vivos, la París Roubaix seguirá disputándose por trazados en los que han transitado Eddy Merckx, Francesco Moser, Sean Kelly o Tom Boonen, máximo ganador de la carrera (cuatro veces) junto a su compatriota belga Roger de Vlaemink, en los años 70.

La épica de la París Roubaix no se debe sólo a los adoquines -o pavés- de parte del trazado. Ni al barro. Ni a lugares emblemáticos por los que atraviesa, muchos de ellos escenarios de la I Guerra Mundial, como la Trinchera de Arenberg. Ni a la rivalidad histórica por ganar la carrera que hay entre dos de las superpotencias ciclistas europeas, Bélgica y Francia.

La extrema dureza de la Paris Roubaix es famosa en todo el mundo. 50 km de tramos de pavés, lluvia, caídas, tubulares destruidos, 6 horas que ponen a prueba la resistencia de los ciclistas y de sus bicis. Fue famosa la horquilla que lanzó Rock Shox, modelo Paris Roubaix; una de las pocas horquillas de suspensión jamás comercializadas para bicis de carretera.

La épica del "Infierno del Norte", que empezó a fraguarse cuando transcurría entre los caminos aún polvorientos de una Europa devastada por las bombas, tras la I Guerra Mundial, se debe a todas esas cosas y a muchas más. La leyenda de ser un acontecimiento que supera las fronteras, que ya no es sólo una carrera sino un evento. Como un gran premio en Mónaco, Monza o Spa. O un partido Brasil-Uruguay.

A veces, la propia historia, el paso del tiempo, convierte un evento ya de por sí excepcional, en algo histórico.