Esta semana he asistido a uno de los cursos de verano que imparte la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander. El curso ha sido altamente satisfactorio, y he pasado unos días en una fantástica ciudad como Santander. Todo esto, el curso, el contacto con nuevos colegas de profesión, la ciudad, el ambiente, ayuda a tomar perspectiva de muchos aspectos que la rutina no permite procesar correctamente. Muchas veces no tenemos tiempo para pensar en lo que hacemos y para qué lo hacemos, y eso nos acerca a las neurosis colectivas, que tanto les gusta a los antropólogos y a la psicología social.
Una de las ideas más interesantes que escuché estos días, aplicada a la comunicación y su relación con las nuevas tecnologías, y la difusión del conocimiento y la información sobre y para el desarrollo, fue una muy sencilla. Una vez más, las cosas sencillas son las más sofisticadas. Y era la siguiente: debemos recuperar la propiedad del Tiempo. Como dimensión física, el tiempo se ha convertido en una fuerza de capital. Pero la percepción del tiempo que nosotros fabricamos es irreal: las tecnologías contribuyen, en última instancia, no sólo a masificar la información, sino también, y más profundamente, a cosificarla.
Jugamos con aparatos e instrumentos en varios niveles al mismo tiempo: un volumen extraordinario de información, de acceso libre, instantáneo, global, multimedia. Nos informamos en píldoras de información mientras aprendemos a utilizar los aparatos que nos las sirven. No es sólo que el volumen de información es directamente proporcional a la desinformación generada (spam, basura informativa). También, la globalización de la comunicación conforma una visión distorsionada de la realidad, en el sentido de que ésta, en el fondo, va mucho más despacio que nosotros. "El ser humano tiene el cuerpo en el ciberespacio, pero mentalmente todavía estamos en la savana africana", explicaba el profesor de la Universidad de Amsterdam Cees Hamelink.
A un robot ya no lo controlamos nosotros. Sin embargo, a una bicicleta sí que la controlamos. "Debemos volver a retomar el control sobre aquello que podemos controlar". El Tiempo, entonces, es en estos momentos más un bien de consumo que otra cosa. Lo cual tiene que ver con que la proliferación de información, en sí, no valga nada, pierda su valor de contenido, y se mida más por número de interconexiones en las redes sociales, que por lo que verdaderamente ésta aporte. Sin Tiempo, la información es abundante, pero escasa. Por tanto no es valiosa. Con Tiempo, la información puede ser menos abundante, pero será más elaborada y por tanto más valiosa. Seguro que algún teórico tiene alguna fórmula matemática al respecto de este tema, pero me parece apasionante.
Ah, y el símil de la bici me pareció brillante, por supuesto.
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jueves, 8 de julio de 2010
lunes, 31 de mayo de 2010
¿Dónde está la verdad?
En el mundo que nos ha tocado vivir hay tanta intoxicación informativa que dan ganas de vomitar. No sólo por culpa de los medios. La propia condición humana, la evolución del pensamiento, quizás tenga como destino final una jodida intoxicación masiva que termine por autodestruirnos. Necesitamos dar explicaciones a un mundo cada vez más complejo, y para ello necesitamos ciertas fórmulas o estándares, plantillas sobre las que componer una realidad finita: la democracia, lo políticamente correcto, la demagogia de un discurso de izquierdas, la insolidaridad de un discurso liberal, las ideas de estado, nación. Ciertos márgenes ideológicos, sociales y, en definitiva, como dicen los latinoamericanos, la cosmogonía que nos ayuda a explicar nuestro mundo.
¿Garzón es un héroe o un villano? ¿Es justo lo que ha pasado con él, o es un ataque total contra el imperio de la ley? Yo tengo mi opinión, como todos la tenemos, pero no es la verdad. Y aunque ésta existiera, dudo que se alcanzara, y más aún, se aplicara dentro de este Sistema intoxicado.
¿Es la crisis económica fruto de un sistema capitalista podrido? ¿Acaso todo fue una farsa cuando nos dijeron que se iba a "refundar" el capitalismo? ¿Acaso no vivimos sometidos otra vez por el Mercado, el gobernante mundial al que nadie ha votado?
Respecto a lo que ha pasado hoy en Gaza, sigo atónito por la desproporción. Del ataque, de la injusticia, de la impunidad. Y de la contrainformación que circula y que forma parte del discurso que justifica el sionismo. No me creo nada que venga de Israel, porque son expertos en manejar la información. Como tampoco me creo todos los discursos palestinos que saben que su causa vende y les mantiene vivos mientras los grupos terroristas crean prósperas franquicias. Pero ante una injusticia como la del pueblo palestino, que es real y verdadera, al menos en buena parte, sé que los más fuertes tienen más ventajas que los más débiles, en todos los casos. Eso, aunque tenga sus matices grises, ya es una motivación para dar explicación a esa verdad; una de las muchas que pueden coexistir, quizás. En realidad, quizás haya que elegir las verdades de cada uno para dar explicación a un mundo injusto. Quizás el ser humano tenga esa limitación.
La cuestión tiene enormes implicaciones... Pero si algo he aprendido últimamente, de gente como Gervasio Sánchez, por ejemplo, con quien coincidí en el Sáhara, es que la prensa tiene que tomar partido sin lugar a dudas denunciando la injusticia. Si no, acaba por hacerse cómplice del poder y de los poderosos. ¿Es Álvaro Uribe un héroe por acabar con las FARC, o es un asesino por utilizar la guerra sucia, apoyando a los paramilitares para acabar con el terrorismo y llevándose por delante colateralmente a miles de civiles? Yo no sé la verdad. Podría poner sobre la mesa argumentos a favor y en contra de la misma idea, pero la complejidad desbordaría. Sí sé que la Prensa ha estado confrontada con el Poder históricamente, y que su misión, en último término, es servir al pueblo y a la justicia. Dicen los manuales que "servir a la verdad". ¿Qué verdad? ¿La verdad de las empresas informativas? ¿La verdad de un grupo de presión que sustenta al medio? La verdad, en un sistema intoxicado, también lo está.
En estos días, la Prensa forma parte de ese Poder, lo cual enturbia toda la forma de entender el mundo y el pensamiento humano. Se confunden y se mezclan las ideas; la impunidad campa a sus anchas por más que los medios destapen escándalos, obviamente aquellos que interesan a unos u otros en un momento dado. Por eso, es más necesario que nunca denunciar la injusticia y a quienes la ejercen, ocultan y manejan. Aunque, efectivamente, sea inútil muchas veces.
jueves, 6 de mayo de 2010
Prensa y cooperación internacional
Hoy he asistido a la presentación del libro "La prensa y la cooperación internacional", un estudio acerca de la cobertura de la cooperación para el desarrollo en nueve diarios europeos: El País, ABC, La Vanguardia, Le Figaro, Libération, Le Monde, The Times, The Daily Mirror y The Guardian.
El estudio deja claro que la información sobre cooperación en la prensa europea sólo ocupa un exiguo 3,5% en los contenidos interiores de los periódicos, aunque alcanza un 4,8% en las portadas y primeras. Parte de esta poca cobertura mediática se debe, según Marcial Murciano, autor del estudio, a la carencia de profesionales especializados en cooperación dentro de los medios.
Pero lo realmente importante de este estudio es que pone de manifiesto la laguna informativa que es el Sur. Siguiendo las conclusiones del famoso informe McBride de 1980, que supuso una convulsión internacional en materia comunicativa y cultural -Estados Unidos pidió su salida de la Unesco a raíz de este informe-, seguimos inmersos en un mundo informativo en el que el Sur sólo existe cuando hay catástrofes. Los medios cuentan lo que se ve, no lo que sucede. Si bien Internet ha contribuido a difundir más contenidos, sigo teniendo mis dudas sobre el hecho de que la tan sobada brecha digital no haya hecho sino crecer proporcionalmente entre un mundo sobreinformado y otro infrainformado.
Se trata de un asunto crítico en la teoría de la información actual, y el modo en que se conforme el panorama comunicativo a través de las relaciones internacionales, la tecnología y la economía mundiales serán claves para el desarrollo de las sociedades en las próximas décadas.
El estudio deja claro que la información sobre cooperación en la prensa europea sólo ocupa un exiguo 3,5% en los contenidos interiores de los periódicos, aunque alcanza un 4,8% en las portadas y primeras. Parte de esta poca cobertura mediática se debe, según Marcial Murciano, autor del estudio, a la carencia de profesionales especializados en cooperación dentro de los medios.
Pero lo realmente importante de este estudio es que pone de manifiesto la laguna informativa que es el Sur. Siguiendo las conclusiones del famoso informe McBride de 1980, que supuso una convulsión internacional en materia comunicativa y cultural -Estados Unidos pidió su salida de la Unesco a raíz de este informe-, seguimos inmersos en un mundo informativo en el que el Sur sólo existe cuando hay catástrofes. Los medios cuentan lo que se ve, no lo que sucede. Si bien Internet ha contribuido a difundir más contenidos, sigo teniendo mis dudas sobre el hecho de que la tan sobada brecha digital no haya hecho sino crecer proporcionalmente entre un mundo sobreinformado y otro infrainformado.
Se trata de un asunto crítico en la teoría de la información actual, y el modo en que se conforme el panorama comunicativo a través de las relaciones internacionales, la tecnología y la economía mundiales serán claves para el desarrollo de las sociedades en las próximas décadas.
jueves, 20 de agosto de 2009
Necesidades básicas, el proyecto de Kona
Acabo de descubrir la iniciativa de Kona, Basic Needs: una especie de fundación para hacer proyectos de desarrollo en países. Con el proyecto Africa Bike en su cuarto año, más otros proyectos que han surgido con socios como la World Wild Fund, Kona se ha lanzado a crear una organización paralela que en el fondo es una fundación. Kona debe ser una de las empresas del sector con un programa de responsabilidad social empresarial más amplio, lo cual me alegra y debería servir de ejemplo para muchas otras marcas.
Aparte del proyecto Africa Bike, Kona colabora con diversos proyectos para países donde una bici puede solucionar las necesidades de transporte y la dependencia económica que supone la falta de comunicaciones apropiadas. Además, estos proyectos están en estrecha relación con otros relacionados con la reforestación de zonas protegidas y la conservación de especies en peligro.
Iniciativas de este tipo dan otra dimensión a este deporte e inspiran un montón de proyectos.
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