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jueves, 22 de septiembre de 2011

jueves, 1 de septiembre de 2011

La historia de Manuel Ricol


Hay historias que merecen la pena rescatarse del olvido de los tiempos. Quitarles la capa de polvo que las cubre y recuperar el eco que dejaron hace años. Su recuerdo perdura porque fueron historias extraordinarias, y hace falta conocerlas y valorarlas. Una de estas historias es la que he conocido a raíz de la última locura en la que voy a embarcarme: el II Campeonato de España de Ciclismo para Periodistas, a celebrarse en Huesca el próximo 23 de octubre, y que este año homenajea al decano del ciclismo español: Manuel Ricol Giner. Esta es su historia.

Banqueros, comerciantes e industriales eran quienes acudían en el siglo XIX a las célebres exposiciones universales, en donde se mostraban lo más sofisticados avances tecnológicos. Fue en la exposición celebrada en París en 1865, donde el francés Michaux dio a conocer al mundo su célebre biciclo Spider, la primera bicicleta comercializada con enorme éxito, con una rueda delantera de mucho mayor tamaño que la trasera. Montado en una de ellas hizo su entrada en Barbastro el relojero Manuel Ricol, apareciendo por el Paseo del Coso en mayo de 1873.


Precisar quién fue el primer español que montó en bicicleta es prácticamente imposible. Existen en la prensa del siglo XIX incontables noticias de osados aventureros y de originales inventores que construyeron y probaron con diverso éxito distintos prototipos de bicicletas. Pero en lo que estaban de acuerdo y de forma abrumadora asociaciones, clubes y órganos de prensa del momento, era que por su trayectoria, hazañas, records y por su labor de divulgación, Manuel Ricol Giner
, es considerado decano y pionero del ciclismo en España.

Manuel Ricol Giner, nació en Castellote (Teruel) en 1849, trasladandosé su familia a Barbastro cuando él contaba con ocho años de edad . A los trece, en 1863, fue a residir a Zaragoza para trabajar como aprendiz de oficial de relojero con Clovis Feunet, fabricante de relojes de Besançon (Francia).

Este mismo año, Mariano Pueyo, artesano y tallista de la calle Mayor de Zaragoza, construyó un velocípedo de cuatro ruedas y otro de dos, ambos de madera, que Manuel Ricol tuvo oportunidad de probar, lo que le impactó enormemente. En 1866, su insistencia provocó que Manuel Caballero, maestro de obras militares y residente en Barbastro, construyera otro pesado velocípedo de madera. Montado en él, Ricol llegó hasta la Cuesta de la Almunieta, pero tuvo que regresar a pie arrastrándolo.

A instancias de su jefe, Manuel se trasladó a Madrid en 1869. Aquí adquirió uno de los primeros biciclos que deambularon por el Retiro, la Castellana y Paseo del Prado. Por estas fechas coincidió con los hermanos Santos, Rivera y Manuel Lluch, con los que se reunía en el café de Fraga, y en estas tertulias ciclistas surgió la idea de constituir la Sociedad Velocipedista de Madrid
, la autética pionera del deporte del pedal en España.

En 1873, Manuel Ricol viajó en bicicleta desde Madrid hasta Barbastro. Eloy Pa en El Deporte Velocipédico nº 122, narraba este evento.

En 1877 decidió junto a su esposa establecerse definitivamente en Barbastro, abriendo su relojeria en el paseo del Coso nº22 y domiciliándose en la calle San Hipólito, hasta su muerte el 2 de Junio de 1920.

En 1888 recibió de la Sociedad Velocipedista de Madrid, el título de socio de honor y decano del ciclismo español. Dos años antes habia lanzado un reto a escala nacional comprometiendose a premiar con mil reales al ciclista que lograra realizar con menos tiempo que él o cualquier otro ciclista barbastrense, el trayecto comprendido entre Barbastro - Mesón de Almudévar - Barbastro. El reto se publicó integramente en El Veliocipedo (nº 12, Madrid 1886).

Ya entrada la primavera de 1888, logró verificar el primer record español de las 12 horas sin desmontar. Al año siguiente, en mayo de 1889, logró asimismo verificar el record español de las 24 horas en bicicleta; estableciendo en junio de 1893, ya con 44 años de edad, el primer record español de los 100 km en bicicleta sin desmontar, efectuando el trayecto Barbastro - Huesca - Barbastro en 5 horas y 10 minutos según se relata en la revista El Ciclista nº 32 (Barcelona, 1 de julio de 1893) Estas gestas lo convirtieron en todo un mito a nivel nacional, testimoniandolo periódicos deportivos y de información general de la época, El Veliocípedo, Crónica del Sport, El Deporte Velocipédico, Diario de Informaciones de Madrid , Barcelona- Sport, El Ciclista, Los Deportes o El Mundo Deportivo de Barcelona, La Defensa de Zaragoza, La Bicicleta de Pamplona etc, etc ; que pueden consultarse en la Biblioteca Nacional, la Hemeroteca de Madrid o el Museu de Història de la Ciutat de Barcelona.

En los primeros dias de octubre de 1886, organizó Ricol en Zaragoza las carreras celebradas durante la festividad de El Pilar. En 1888, le encargaron la organización de las primeras carreras ciclistas de Lleida, coincidiendo con la Festa Major del 12 de mayo, y en agosto de ese mismo año por San Lorenzo en Huesca.

En 1892 se disputó el primer campeonato español de resistencia, Barcelona-Reus-Barcelona, en la que participaron siete ciclistas, entre ellos Ricol, con 43 años de edad, no pudiendo acabar, al caerse a su paso por Villafranca, de regreso a Barcelona, y sufrir una lesión de consideración en la frente. Pero la generosa gesta impresionó tanto a los ciclistas catalanes, que al año siguiente las tres sociedades ciclistas existentes en Barcelona le nombraron socio de honor, desplazándose en bicicleta desde Barcelona a Barbastro en 1894 cinco ciclistas para rendirle homenaje.

Ricol devolvió la visita en 1895, acompañado por su amigo A. Gruas. El periódico El Deporte Velocipédico relató el suceso (Madrid 31 de julio de 1895).

En los años sucesivos continuó Ricol recibiendo muestras de admiración y cariño de todos los rincones de España , pues entre los años 1895 y 1900, no hubo socicedad ciclista que se fundara que no hiciera mención en sus estatutos al popular decano. Pero fue en el tercer congreso de la Unión Velocipedista Española celebrado en Barcelona en 1897 presidido por Claudi de Rialp, donde se le reconoció oficialmente como decano de los ciclistas españoles, título que ya le habian otorgado desde mucho tiempo antes la mayoría de las asociaciones ciclistas y órganos de prensa.

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Autor: F. Lagardera
Resumido por Esnafrau, del Club Ciclista Barbastro (Huesca)
Fecha de publicación: 2 de enero de 1998
via@ amigosdelciclismo.com