Un año más, el sol de media tarde adquiere ese tinte cobrizo y se cuela por las habitaciones. De pequeño, estas tardes de diciembre iluminaban toda la casa con una cálida luz naranja, que contrastaban con el frío de fuera. Ese era el síntoma de que la navidad estaba a la vuelta y de que el año se terminaba. En realidad, esa luz del Sol estaba apuntando al equinocio de invierno, cuando está más lejos de nuestro planeta, y sin embargo parece que se cuela por las casas en una despedida invernal hacia otro calendario y otro orden astrológico. Celebraciones paganas o religiosas, es lo mismo. Lo importante es que se termina una estación, un ciclo, y empieza otro.
Lo de los ciclos viene bien recordarlo hoy en día. Estamos (otra vez lo digo, lo sé, me repito más que el ajo) en un cambio de ciclo general, en el epicentro de un nuevo orden que aún no vemos con perspectiva. Pero ante esto, lo que nos intentan vender e introducir en nuestros pequeños cerebros es el temor. El miedo a lo desconocido, a la incertidumbre. Lo más grave de la crisis mundial no es la crisis en sí. Es el miedo que nos hacen tener hacia ella. Inocular el miedo en la psicología colectiva ha sido el mayor logro del capitalismo y de la sociedad globalizada.
Por eso, para 2012 pido como propósito general una sola cosa: superar la crisis. Pero en el sentido de actuar como si no existiera, de superarla psicológicamente. Ojalá una multinacional hiciera una campaña con este lema: ME SUDA LA POLLA LA CRISIS. Hay que limpiar el patio de todo y de todos los que nos han metido en esta situación, pero no podemos mirar más que hacia adelante. Por lo que hay que actuar como si los que están empeñados en mantenernos atemorizados y dóciles no tuvieran efecto sobre nosotros. Y así no lo tendrán.
Así que celebremos este fin de un año intenso, 2011, al que agradezco que haya sido benévolo conmigo y con mi entorno, y a los dioses, que nos han dado fuerzas para superar las batallas.
Happy Trails 2012!
jueves, 22 de diciembre de 2011
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Lo nuevo y lo viejo
En lo que llevamos de diciembre he estado ya un par de veces en Madrid. Una para el puente de la Constitución y otra por trabajo. Así que en la primera, aproveché entre otras cosas para montar en bici por los senderos de mi tierra. En esta ocasión fue un clásico que, paradójicamente, no había catado en mis 20 años de experiencia biker, y que tenía a escasos 60 km de casa. Me refiero a la zona de Hoyo de Manzanares. He hecho descensos urbanos en Hoyo, y otras muchas rutas por la zona y por la sierra, pero nunca había rodado en la tierra de Hoyo. El sitio se puso bastante de moda entre la comunidad de las ruedas gordas como residencia de invierno. Por su clima y geografía, Hoyo es agradable para montar en invierno, es soleado, el terreno es seco y poco húmedo, y tiene una red de senderos excelentes y técnicos. Justo en ese momento de auge Hoyero me fui a Barcelona, así que lo tenía como asignatura pendiente desde hace tiempo.
Ahora me he desquitado un poco. Hoyo, de la mano del guía-sherpa Félix, y con los inconmensurables Guitarra y Dani, se ha convertido en mi nuevo favourite spot de Madrid. Trialero, granítico, técnico, sinuoso, bonito. Un lugar perfecto para rodar a los pies de la sierra y a dos pasos de la gran ciudad. La única desventaja es que, una vez más, necesitas cargar la bici en el coche para dirigirte a casi cualquier sitio que merezca la pena en Madrid pero, en este caso, compensa.
Ahora me he desquitado un poco. Hoyo, de la mano del guía-sherpa Félix, y con los inconmensurables Guitarra y Dani, se ha convertido en mi nuevo favourite spot de Madrid. Trialero, granítico, técnico, sinuoso, bonito. Un lugar perfecto para rodar a los pies de la sierra y a dos pasos de la gran ciudad. La única desventaja es que, una vez más, necesitas cargar la bici en el coche para dirigirte a casi cualquier sitio que merezca la pena en Madrid pero, en este caso, compensa.
jueves, 1 de diciembre de 2011
La belleza de lo gastado
Lo viejo y lo inútil, en una bici, tiene un atractivo innegable. Unas cubiertas gastadas, unos puños raídos, un casette destruido... ¿Por qué nos gustan más las bicis cuando están sucias y embarradas que cuando están limpias? Una bici curtida y unos componentes hechos mierda son casi tan atractivos, aunque por otras razones, que una bici recién estrenada e impoluta. ¿Por qué sucede esto?
No tengo ni idea, y no me toca a mi responder a esta trascendetal cuestión que ha llenado libros, revistas y blogs absurdos como este. Pero lo cierto es que cuando me ha tocado cambiar la transmisión entera de la Heckler y me han devuelto las viejas bielas, eje, casete, cadena, desviador y cambio, me han dado ganas de montar un bodegón impresionista. La cosa esa del valor de lo disfrutado, de lo vivido, que pasa a la sala de trofeos y de museo.
Al hilo de esto, del desgaste de componentes, tuve que hacer un cambio completo de transmisión, y el otro día comenté la jugada con el bueno de Willy Master sobre qué es mejor: si ir controlando meticulosamente el desgaste de piezas de la transmisión como cadena o casette, y así teóricamente alargar la vida de todos los componentes en total, o bien agotar la vida de una transmisión entera y llegado el momento cambiarlo todo. Como los motores de los coches, los ciclos de vida de los componentes deben seguir su duración hasta que revienten, porque han sido diseñados para eso. Pero como en todo, para gustos los colores. Yo personalmente prefiero agotar los ciclos de cadena y casette aunque sea para montar un bodegón o un museo con las piezas viejas.
martes, 29 de noviembre de 2011
Inshallah

Estaba viendo la tele el otro día, justo antes de salir a montar el domingo, y vi un reportaje sobre la Titan Desert y una especie de concurso que organizaba dicho programa, Bike Attack, de Esport3. Por supuesto, se me afilaron los dientes una vez más, después de asistir a la presentación de la edición 2012 de la Titan y de ver que algunos colegas se han apuntado ya. De no ser porque la inscripción es una PASTA me habría apuntado hace tiempo. Pero mientras tanto me conformo con acumular envidia y relamer los huesos que me encuentro. Entonces, al final del programa anunciaron lo del concurso: el Repte Gaes. El sponsor principal de la Titan Desert organiza un concurso para elegir a 2 personas que correrán la Titan. De entre todos los inscritos al concurso se elegirán a 10 personas, que pasarán 4 meses de entrenamiento asesorado, y de ellos solo 2 conseguirán su plaza para la carrera. Todo eso, en formato "reality" para la tele, más o menos. Flipa.
La movida es la siguiente: el próximo 14 de enero se juntarán todos los concursantes en Sitges, y en un trazado de 10 km cronometrados, se elegirán a los 10 mejores. No solo cuenta el tiempo de la crono. También la técnica, la bici... un conjunto de cosas. "Dar bien en cámara". Los concursantes no pueden haber corrido nunca la Titan ni haber hecho podiums en su "carrera deportiva". Vamos, que doy el pego perfectamente (solo he sido 4º en dos ocasiones). De esos 10 elegidos, solo 2 conseguirán el pase a la Titan con todos los gastos pagados. Después de 4 semanas de entrenamiento asesorado por profesionales y documentados en el programa de tele. En fin, una especie de "reality show biker". Algo insólitorrr.
...todo sonaba tan descabellado que no he podido resisitirme y me he apuntado. La preselección en Sitges será divertida: 10 km en el Garraf (el recorrido es secreto) que lo conozco medianamente bien.
Y para ello, ya estoy sacando brillo y engrasando a la ultimate machine gun: The Heckler.
Así que, como dicen en el desierto: Inshallah.
martes, 22 de noviembre de 2011
Los Losers

Hay días, al terminar la ruta que toca, en los que volvemos por la gasolinera para darle un manguerazo a la bici. Especialmente en invierno, cuando empieza a proliferar el barro, hacemos la operación "lavado automático por la cara". Ni siquiera es una manguera, sino uno de esos grifos manuales de las gasolineras, pero ayuda a quitar los pegotes más gordos del cuadro.
El caso es que al lado de la gasolinera hay un campo de fútbol donde suelen jugar las categorías infantiles del Europa (un histórico equipo de Barcelona, ahora en Tercera, pero que fue uno de los clubes que fundaron la Liga Española). El campo fue construido como campo de hockey hierba para las olimpiadas del 92, y ahora se utiliza como campo de entrenamiento y para jugar partidos entre empresas y liguillas infantiles y juveniles.
Lo que solemos hacer si terminamos la ruta en esa zona, es hacernos con unas latas de cerveza en la gasolinera y si se tercia, ver el partido que esté en juego en ese momento. Suele haber poca gente en la grada: familiares, amigos, lo típico. Pero lo verdaderamente sorprendente es que casi siempre, por no decir siempre, no tenemos que esperar mucho hasta ver alguna tangana entre jugadores, entre entrenadores, entre el público, entre el árbito y el público, entre un jugador y otro, o entre el público, un jugador y el árbitro. Un día hasta tuvo que venir la guardia urbana para poner orden en una pelea entre dos aficiones.
Claro, nosotros venimos con el subidón de la ruta, unas cervecitas frías, el cuerpo oxigenado y las endorfinas al 100%. Y nos ponemos a ver otro deporte, como espectadores, en el que la peña acaba a hostias, insultándose y perdiendo los nervios por una pelota. Resulta gracioso, pero al mismo tiempo penosamente grotesco, ver estos espectáculos en los que los padres de un chaval se dejan la voz insultando a un árbitro, mientras unos ciclistas empapados en sudor y barro observan perplejos la escena.
En realidad, respeto profundamente el deporte del fútbol. Lo sigo con mi equipo, me gusta y lo valoro. Pero espero que no vuelva a escuchar decir eso de que el fútbol es el deporte rey, aunque sea una frase hecha. Nadie con un mínimo de inteligencia puede respetar al fútbol y poner de vuelta y media al ciclismo o a los ciclistas, a quienes se tilda con facilidad y se etiqueta como esto o lo otro. La violencia que engendra el fútbol no tiene comparación con ninguna otra disciplina deportiva. Estamos de acuerdo: la violencia es una cosa y el fútbol, otra. Hay aficionados perfectamente educados y otros que podrían ser psicópatas potenciales. Pero con demasiada frecuencia la sociedad ensalza el fútbol y todo lo que lo rodea dando alas, precisamente, a los piraos. Frustrados, generalmente, que lo más cerca que han estado de practicar un deporte de verdad es comprar el Marca los lunes. Gente, en definitiva, que no puede dar lecciones de nada, ni de deporte, ni de educación, ni de civismo, salvo de cómo ser un loser y estar orgulloso de ello.
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