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jueves, 18 de julio de 2013

Grandvalira

Con seis hermosos moratones en las piernas aún frescos y lozanos, como souvenirs del viaje a Suiza, me planté en el fin de semana siguiente de regresar de los Alpes. Ya había pasado una semana desde que volvimos del viaje y, al contrario de lo que me pasó el año pasado, ya quería volver a coger la bici.  El año pasado, al volver de Zermatt, pasó una cosa muy curiosa, y es que dejé la bici embalada en la caja un mes entero. Según la había traído en el avión. Acabé tan satisfecho que no quise tocar la bici durante un buen tiempo, esperando que no se empañaran los recuerdos de aquel pedazo de viaje y de senderos. Cualquier cosa que hiciese después de Zermatt iba a ser una auténtica mierda comparado con aquello, así que no merecía la pena ni sacar la bici de la caja de cartón en la que la llevé. Y no fui el único, porque a mi colega de aquel viaje, Simon, le pasó lo mismo.

Con cara de bobo en el telesilla... ji, ji.
Este año ha sido distinto. No es que el viaje fuera peor, ni mucho menos, pero no quería desaprovechar el buen momento en el que me veía. El calor no está castigando demasiado, tenía pendiente subir a los Pirineos, y apetecía pasar un finde fuera de la ciudad con Cris. Así que una semana después de volver de Suiza nos fuimos a Andorra. Concretamente a Grandvalira.

Granvalira es una estación y bikepark que me encanta. Por su situación no es un destino masificado, y la calidad de las bajadas son excelentes. Además las hay de todos los tipos, y en especial de las que más me gustan: las fáciles. Senderos sin dificultad técnica pero donde se pueden alcanzar grandes velocidades y muchísimo flow. Bajadas largas desde cotas altas, que atraviesan praderas infestadas de marmotas, con curvas y switchbacks interminables, y fluidez total. Las últimas tormentas de verano habían dejado un terreno perfecto, con un agarre excelente, y las montañas estaban preciosas.

Así que el sábado lo pasé disfrutando de las bajaditas a buen ritmo, y del deporte local por excelencia: el avistamiento de marmotas. Especialmente había una que cada vez que subía en el telesilla de la Solana la encontraba en la misma postura: haciendo de guardiana en su madriguera. La marmota tenía su guarida justo debajo de uno de los postes del telesilla, y se pasó la mañana apostada a la entrada mirando pasar a unos cuantos muchachos con sus bicicletas, por encima de su cabeza.

Y como es habitual en esas latitudes, a eso de las 2 de la tarde el cielo comenzó a cubrirse de nubarrones negros. No tardaron en descargar una buena cantidad de agua y unos cuantos rayos y truenos, y ya no paró hasta el día siguiente. Toda la tarde lloviendo. Algo muy de agradecer, la verdad. Yo ya me había quedado a gusto con las bajadas de la mañana, así que no me importó en absoluto tener que meter la bici en el coche y largarnos al camping. Pasar la tarde en los Pirineos, escuchando la lluvia en la tienda de campaña también es parte del encanto que tiene la montaña. ¡No todo en la vida es bici, aunque parezca mentira!

Otra visita anual a Grandvalira y al camping Santa Creu (como no podía ser de otra forma) realizada con éxito. Me encanta Andorra.



viernes, 28 de junio de 2013

Preparando las maletas (otra vez)

Preparar las maletas para un viaje siempre es excitante. La perspectiva de un viaje siempre lo es, o casi siempre -si es por trabajo puede llegar a ser un coñazo-, y hacer las maletas forma parte del ritual que lo acompaña. Así que, normalmente, pensar en qué llevar al viaje suele ser parte del mismo. Comenzarlo desde casa. Este año ya me ha tocado hacer la maleta unas cuantas veces, por trabajo y por placer, y ahora toca una de placer -aunque quizás también conlleve algo de trabajo. El caso es que a poco que uno esté familiarizado con los desplazamientos, fines de semana y vacaciones de guardar, cada cual tiene sus métodos propios de hacer la maleta. El mío es bastante simple.
Preparativos de viaje, mapas, billetes, revistas... 
Si el viaje es largo, hago una lista de cosas para llevar. Si es corto no, pero dependiendo del sitio puede que también. También suelo hacer la maleta con una cerveza a mano. Así sucede, que a menudo me dejo las cosas en casa. Si voy a un país con enchufes distintos a los nuestros, me olvido los adaptadores. Si voy a un sitio de playa, se me olvidan las chanclas. Si voy a la montaña, me dejo el gorro de lana. Y así sucesivamente. Pero la experiencia es un grado, así que siempre que puedo intento hacer la maleta con varios días de antelación. De esta forma siempre me acuerdo de algo con lo que no contaba o se me había olvidado.

Otro gran truco a la hora de preparar la maleta para un viaje es mentalizarse para llevar pocas cosas. Si piensas en llevar muchas cosas acabarás cargando un maletón y medio, pero si te propones llevar un equipaje pequeño, con un poco de suerte cabrá todo en una mochila. Es decir, que siempre llevamos más de lo que queremos y de lo que acabamos necesitando. Calculo que normalmente llevo un 40% 20% más del equipaje que después necesito. No falla. El problema es que si de entrada pienso en quitar ese 20% que sé que me va a sobrar, lo acabaré pagando muy caro. Es posible que me vea sin cepillo de dientes, calcetines, calzoncillos o cualquier otra cosa de necesidad básica. Así que ya cuento con ese extra de más y no me complico la vida.

Muestra de maleta el año pasado.
En definitiva, mi forma de hacer las maletas es bastante cutre, nada práctica y desde luego improvisada. No soy un ejemplo en hacer maletas, vamos. Y cuando hay aparatos electrónicos de por medio, olvídate. Últimamente la proporción de cables, cargadores, adaptadores y cámaras es bastante superior al de calzoncillos y calcetines, lo cual puede ser preocupante para más de uno.

Pero en fin... Todo este rollo para decir que... ¡LLEGÓ LA HORA DEL VIAJE ANUAL DE BICI! Seis días en el corazón de los Alpes Berneses darán para mucho, pasarán rápidos y sucederán un sinfín de anécdotas y escenas. Así que hay que aprovechar cada minuto.

Llevamos meses preparando este viaje con los sospechosos habituales del Team, así que voy a ponerme con la maleta, abrir una cerveza y a empezar de una vez otra nueva aventura absurda y fenoménica.






lunes, 17 de junio de 2013

Roadtrip I

La semana pasada puse en práctica mi nueva condición de freelance, prospector o buscavidas. Condición impuesta pero también deseada y buscada, y en la que siempre me he sentido cómodo y familiar. Al menos durante la temporada estival, me he dicho a mí mismo: "voy a aprovechar las circunstancias y voy a dedicarme a dar sentido literal a la expresión Ancha es Castilla". Retomaba, además, una vieja tradición ya en desuso estos últimos años de asentamiento, como son los roadtrips. Aquellos viajes relámpago en los que metía la bici en el coche y la sacaba cuando me parecía bien, ya fuera de camino a Lisboa, a Andalucía, atravesando Castilla o donde se terciara.

Eran otros tiempos, claro. Ahora prefiero otras cosas. Pero no está de más engrasar de vez en cuando este tipo de ejercicios al más puro estilo nómada y vagabundo, por unos días.

Así que dicho y hecho, me inventé una minigira por el "tercio este" de España. Lugares por donde suelo moverme habitualmente en estos años: Cataluña, Aragón y el este de Castilla. Hacer una suerte de roadtrip por nuevos y viejos rincones, ver a los amigos, tantear proyectos, descansar, recargar baterías y, por supuesto, montar.

Primera parada: Calatayud
Granizada de junio.
Bilbilis Augusta es siempre un destino favorito. Sus almuerzos con los socios locales deberían formar parte de la Guía Michelin. Almuerzos a base de ensalada de cerdo, es decir: panceta, jamón, huevos fritos y vino. A eso hay que añadirle unas cortezas y un café. Lo cierto es que el aporte calórico que nutre a los bilbilitanos se esfuma rápidamente cuando salen a montar en bici. El nivel físico y técnico de los senderos locales es ya un tema recurrente en este blog, pero cada vez que vuelvo parece que el listón ha subido un poquito más. Ahora, gracias al entusiasmo y la habilidad de mi amigo Fernando, Calatayud tendrá pronto un CentroBTT propio, del que daremos debida cuenta en este espacio.

En Calatayud tuve la oportunidad de probar, de una vez por todas y en condiciones reales, una 29". En concreto la Giant Trance X 120mm, un pepino facilitado por mi amigo Fernando en su tienda DeFer.

Giant Trance X, un maquinón
para enduro en 29"
El desayuno local: ensalada de cerdo.
Mi susceptibilidad hacia las 29" se disipó con esta máquina y en las primeras pedaladas. Su extrema facilidad para escalar, su extrema capacidad de absorción en las bajadas, y su extrema aceleración y velocidad en terrenos mixtos, me dejaron con la boca abierta. En una 29" buena (como esta, de 5.000€ PVP), las ruedas y la ligereza del conjunto son fundamentales. Sólo así se consigue que una bici grande se comporte con esa facilidad de pedaleo. Efectivamente, en una trialera de piedra suelta de bajada, una 29" (o esta, al menos) es donde flaquea más. Tiene menos rigidez que una 26", sí, pero también es más estable y tragona que ésta. La geometría relajada de una 29" combinada con una tija telescópica permite ratonear prácticamente en las mismas condiciones que con una 26", en curvas cerradas y angulosas. Por tanto, hay que "hilar más fino" con una 26" en un terreno complicado, mientras que con una 29" no importa tanto si eres un paquete bajando o subiendo, porque la bici te corregirá. Para entendernos, en una 26" hay que "bailar" sobre la bici, surfear y mover la cadera sobre ella. En una 29" te sientas en el sillín, abres las palomitas, y a disfrutar de la película. Aunque a veces te dé la sensación de que todo flexe bajo tu culo.

Giant Glory, un maquinón para DH.
Ese es mi breve análisis de la experiencia con una 29 pulgadas. Dicho lo cual, votaría SÍ en un hipotético referéndum para hacer las 29" bicis de enduro. Es decir, funcionan. Pero 1) funcionan las de 4.000€ en adelante y 2) se hace urgente probar una 650b (27,5"). En cualquier caso, las ruedas grandes parecen ser el futuro, no ya en el cross-country, donde ya son un estándar, sino en el enduro.



Segunda parada: Logroño
Finalizada la estancia entre la familia bilbilitana, lavé y desmonté mi bici, la metí en el coche y puse rumbo a la siguiente parada de la gira: Logroño. Allí vive mi primo Rober y nos teníamos que encontrar para hablar de ideas y proyectos que quizás cuajen.
Ojalá todo el verano fuera así...
Logroño y sus bebidas isotónicas.

Iba también con la intención de montar por los senderos locales, pero un inoportuno frente de chubascos convirtió la mitad norte de la península, en pleno mes de junio, en un agujero en el tiempo. Parecía que el verano se había esfumado y ya era otoño. Frío, lluvia y viento. Es decir, un tiempo perfecto para conducir, ver paisajes y viajar por carretera, pero no el mejor para montar en bici. De manera que nuestra experiencia en Logroño se orientó más por el lado de las tabernas y el vino local, más que por los senderos. ¡Qué vino! ¡Qué pinchos! Además estaban en fiestas de San Bernabé, conmemorando la derrota de los franceses cuando la guerra de la independencia. Y era pleno Roland Garros Spagnol. Se nota la influencia vasca y navarra en tierras riojanas, ese Camino de Santiago, ese carácter montañoso, de pantalones Trango, bolsete cruzado, greñas y pendiente de aro. Me gustó mucho Logroño, y volveré pronto para las fiestas de San Mateo. Gran ciudad, bonitos paisajes e insuperable papeo y bebeo.


Tercera parada: mi pueblo

En la cumbre del Puerto de Piqueras.
Una mañana gris y fresca volví a empaquetar la bici y los hatillos y puse rumbo a Soria, que por una vez me quedaba en dirección sur. La delicia de viajar en coche un día cualquiera entre semana se convirtió en un acto de placer rayando el lujo asiático, cuando comencé a ver la carretera que me quedaba por delante. Creo que no tuve que adelantar a más de 3 coches en 100km de carretera sinuosa, llena de curvas, buen firme, rodeada de peñascos y atravesando una garganta natural. Pisé un poco la zapatilla y me empecé a emocionar con la música que llevaba puesta en el iPod. Estaba siendo un tramo épico, pero quedaba lo mejor: subir el puerto de Piqueras (1.100m) que divide La Rioja de Soria. A 11ºC, la sierra Cebollera parecía estar en otoño/invierno permanente, y no dejaba de preguntarme cuántos lobos, corzos, jabalíes y demás fauna andaría escondida por aquella inmensidad de bosques.

En estos pequeños viajes es donde se puede exprimir el placer de conducir, en vez de en esos fines de semana donde todo son prisas, atascos y tráfico de domingueros. Uno se reconcilia con su coche, saca la mano por la ventanilla, como en el anuncio, y disfruta conduciendo como cuando montas por un singletrack con la bici.

Tras unos cuantos tramos más, ya pasado Soria (que estaba en plenas fiestas del Lavalenguas), llegué a mi pueblo para comer. Y allí apagué el cerebro durante dos días.

(continuará)...

martes, 30 de abril de 2013

Escapada

Madrid, amigos, la Sierra. Siempre vivo una escapada a casa con gran excitación. Muchas actividades condensadas en pocos días, con distintos grupos y personas, yendo del Metro a un sitio, de ese sitio a la otra punta de la ciudad, de la ciudad a la sierra, y de la sierra de vuelta... Al menos el AVE facilita las cosas y no hay que perder medio domingo o medio viernes en transportes, ni hacer tránsitos por el aeropuerto.

El sábado, curso con la Federación Madrileña de Ciclismo. Una concurrencia de casi 60 alumnos, interesantes perfiles y gran nivel de todos ellos. La apuesta de la FMC por la formación especialista, en estos tiempos que corren, es digna de elogio; y más aún la apuesta por el mountain bike y la formación de profesionales con perfiles diversos, para ser emprendedores y líderes de opinión.

Y el domingo, con mis rodillas enteras y dispuestas, ruta por la sierra con los Sospechosos Habituales, es decir, el Team. Dos horas de subidón por bonitos bosques, desde La Jarosa, y bajada por el mítico DH 2000. Con la Intense Tracer de Jesús, como máquina cedida. Fantástica ruta y no menos divertida bajada, con Guitarra de estrella invitada al protagonizar una bonita voltereta absurda ejecutada en estilo libre.

Después ya vinieron las cañas, las risas, el Romantic... pero en cuanto quise darme cuenta ya estaba otra vez acomodándome en el asiento del tren, aliviado por no haberlo perdido. Un domingo más en una estación, rodeado de cientos de viajeros que, como yo, buscamos escapadas y experiencias lejanas a la rutina. Con amigos, con familias, en un paisaje. Y después, siempre volvemos a casa en los mismos trenes, aviones o coches. Somos animales nostálgicos de la vida nómada, pero siempre volvemos al nido. Para seguir con nuestras ajetreadas vidas, hasta que se presente la próxima ocasión de volar.

Así ha sido siempre, y así seguirá siendo.
La megaciudad, al fondo.

Unos individuos peligrosos.

Más individuos peligrosos.

Nieve en Navacerrada y la Bola del Mundo.

Preparándonos para la bajada. 1700m.

Intense Tracer, por gentileza de Jesús.

viernes, 21 de diciembre de 2012

La montaña mágica

El invierno es una época interesante para ciertos menesteres relacionados con el mountain. Aparte de que la mayoría de los pros empiezan el entrenamiento de cara a la temporada, otros muchos que no planificamos mucho el año y que vamos encadenando salidas durante todo el año, pasamos de todo y vamos a nuestro aire. Por ejemplo, después de las vacaciones de verano y hasta las de navidad, entre septiembre y diciembre, sí que hay una especie de "mini temporada" muy interesante, como es el otoño. Pero aparte de eso, el resto del año "todo el monte es orégano" y yo lo considero cien por cien ciclable.

Por eso, en las últimas semanas del año y las primeras del siguiente, es un periodo de tierra de nadie, en el que se abren posibilidades tan fantásticas como los circuitos piratas. Salir a hacer misiones de "Search and destroy" y crear nuevos trazados, circuitos, recorridos... aprovechando que el terreno está maleable y se pueden dibujar curvas e imaginar caminos llenos de flow.

Aquí mi último proyecto: el bonito parque de Montjuïc, el trazado del Campeonato de España 2010, y el enorme potencial de una zona especialmente bonita en invierno (la montaña mágica).

viernes, 9 de noviembre de 2012

En la Tierra Media

En mi último viaje a la Tierra Media junto a mi compañera, quisimos explorar de nuevo el territorio de la Laguna Oscura, un remoto paraje de las Tierras Altas de Rohan en el que según la leyenda habitan seres mágicos. Antiguamente este territorio estaba oculto bajo el hielo de los glaciares, y también estuvo poblado por animales fantásticos como lobos y dientes de sable. Ahora, siglos después, el lugar es un paraje de montañas abruptas, frío viento y bosques inmensos que en otoño se pueblan de hojas amarillas y tonos mostaza.


Las Tierras Altas de Rohan y la Laguna Oscura son paisajes mágicos para los medianos y sus habitantes, llamados así mismos numantinos. Son una raza de humanos fuertes y duros, de estatura corta pero muy voluntariosos, habituados a un clima extremo de inviernos fríos. También habitan esa tierra los elfos y algunas familias de enanos. Al otro lado de las montañas se ocultan los ejércitos de los orcos, dominados por el Señor Oscuro.














La Laguna Oscura es una puerta de entrada al territorio del Señor Oscuro, y hasta allí quisimos llegar mi compañera y yo: hasta la Puerta Negra, el llamado Pico Turbión. El límite de la Tierra Media y la frontera con el reino del temido Señor Oscuro. Más veces habíamos intentado atravesar la frontera y nos fue imposible. Así que esta vez tenía que ser la definitiva, pero una terrible ventisca nos lo impidió. Más arriba de la Laguna Oscura todo era viento y niebla, y el páramo de montaña pantanoso se había convertido en una trampa. Ni la magia del conjuro Gore-Texum nos libró de las inclemencias. Nuestra misión era depositar la bandera roja de nuestra Comunidad del Castillo en en la Puerta Negra. Pero las fuerzas del Señor Oscuro son muy poderosas. Es el señor del viento y el frío, y los utilizó en nuestra contra para hacernos fracasar en nuestro objetivo.

Así que mi compañera y yo volvimos a nuestra aldea, contentos por haber llegado al territorio de las Tierras Altas y haber vuelto sanos y salvos a nuestra comunidad. Ávidos de nuevas aventuras la próxima vez que volvamos a las Tierras Altas de la Tierra Media.


domingo, 8 de julio de 2012

El olor a mierda de vaca

Ayer, en La Molina a 2.500m
Seguro que ya lo he dicho alguna vez anteriormente, pero no puedo por menos de repetirlo si es que es así. Creo que una de las cosas que más me gustan de la bici son los olores que evoca. No me refiero a cómo huelen las cubiertas (que también, sobre todo si son nuevas, mmm...), sino sobre todo me refiero a los olores que percibimos cuando salimos a la montaña. Simplemente el olor a mierda de vaca ya me produce felicidad. Se podría decir que la mierda me hace feliz. El olor a mierda de vaca, y el olor a "no sé qué" de la alta montaña, esa mezcla de mierda, tierra en descomposición, pino y piedras, me parecen los olores más extraordinarios de la naturaleza.

No sé muy bien por qué la gente hace vela. Supongo que por lo mismo que nosotros hacemos bici de montaña. Ayer en la tele salían los que han dado la vuelta al mundo sin escalas, en vela. Y me daba cuenta de lo poco que me gusta el mar y lo mucho que me gusta la tierra. Tampoco el aire especialmente. Eso de ir mojado todo el día, cubierto de salitre... hace que una actividad durísima (y admirable) como es navegar en alta mar se convierta en una tortura. Lo mismo con los que se dedican a volar, por ejemplo. Evidentemente sí me gustaría volar, pero para eso tendría que ser un ave. Quiero decir, ¿para qué jugar a volar? Prefiero ver volar a otros animales que saben hacerlo de serie. En fin, que de los 5 elementos de la naturaleza con el que más cómodo me siento es con la tierra. El barro, el polvo, las piedras, la arena... todo esto me es conocido y familiar. Hasta puedo, a veces, anticiparme a su comportamiento y tratar con ellos de tú a tú, sin que me hagan pagar por ser un forastero en su casa. Porque no dejo de ser un forastero siempre que los visito, solo que con el paso de los años voy conociendo su extensa familia. Las piedras de granito, las pizarras, las raíces -siempre escurridizas-, la arena fina, el barro... Por supuesto, los árboles en toda su dimensión, las plantas y los animales. Todos tienen sus peculiaridades, unos son más afectuosos que otros, aunque generalmente nos tratan mejor de lo que les tratamos nosotros. Pero si tratas con todos ellos comprendes que forman parte de la misma familia de elementos. Y si los escuchas, te hablan.

Y como buen organismo vivo, tienen sus olores propios. De ahí lo del principio. Entrar en una habitación donde huele a algo familiar no es lo mismo que entrar en una oficina o en un lugar desconocido. Lo mismo pasa en la montaña. Quizás sean aromas que tenemos grabados a fuego por nuestra joven historia como homínidos que bajaron de los árboles hace cuatro días. Pero cada vez que subo a la montaña y huelo a mierda de vaca, en este mundo donde los tomates ya no huelen y solo saben a plástico, juro que me hace sentir más vivo, y hasta creo que aún quedan cosas auténticas.

miércoles, 9 de mayo de 2012

"Home is where the road is"

Bueno, las últimas semanas han sido algo movidas. Parece que estoy siempre sobre un camino. De ahí el título del post... El mes de mayo siempre trae consigo eventos, viajes, carreras y cosas así, y este año está siendo igual. Primero, remontándonos al último post, al final no pude participar en la Trek12. Una lástima, pero supongo que viendo los tiempos de la categoría en solitario más me vale no haber ido, sopena de hacer el ridículo... ¡La gente está fuertísima!

Últimos kilómetros de la Maratón
de Monegros, entre polvo y barro.
Esto lo comprobé el sábado pasado en la Orbea Monegros 29er, una clásica que este año he repetido por cuarta o quinta vez, porque es un espectáculo de paisajes y de afición. Es como un gran premio de Jerez o de Assen, algo así como la meca del MTB de competición amateur. De los casi ¡¡6.000!! inscritos, los que tiraban tiraban mucho, pero mucho. La crisis está generando (ya lo he dicho antes) una raza de deportistas super-entrenados. La gente tiene más tiempo para entrenar y todo eso. Pero 6.000 participantes en una prueba de MTB (de la que por cierto no se ha oído hablar en los grandes medios) da que pensar.

Pero aparte de eso, y entre ambos eventos, hubo uno bastante especial que fue el curso de monitores de la Escuela Española de MTB, de la que puedo decir orgullosamente que formo parte desde este año. El curso, celebrado el 28 y 29 de abril en Robledo de Chavela en un clima invernal, fue un éxito con alrededor de 60 alumnos y alumnas, entre ellas la olímpica Silvia Rovira. Mucha gente, mucho nivel y muchos proyectos que se están fraguando entre los entusiastas del MTB y los deportes de montaña. Gente interesante, sana y con intereses comunes, de los cuales seguro saldrán nuevas relaciones y contactos. Una magnífica experiencia, en suma, para proyectar el lado emprendedor del MTB como actividad de ocio y de empresa deportiva sostenible.
Sesión práctica del curso de Monitor-Guía de la EEMTB

Y este fin de semana nos espera la III Kedada Zona Zero en Aínsa, una kedada enduro que ya el año pasado nos dejó un sabor de boca excelente y que este año no nos hemos pensado repetir. Aunque arrastro (de nuevo) problemillas físicos (esta vez una inoportuna gastroenteritis), espero estar a tope para disfrutar de los senderos y trialeras del Pirineo oscense. Por cierto, me declaro fan incondicional de la provincia de Huesca y de su variedad paisajística.


martes, 24 de enero de 2012

Anarquía y milenarismo

Estos días estoy retomando una actividad típica del inicio de año: campillear. Como los miles de asiduos a este blog saben, YO tengo un campillo, hecho con sangre, sudor y lágrimas el año pasado en intensas jornadas de sol a sol y de birra a birra. Resulta gratificante tener tu propio campillo al aire libre, privado y secreto, hecho a medida. Por supuesto, cuanto más ilegal mejor. Ah, sí. Todos los que lo han probado saben de qué hablo. Esa sensación de intimidad, de recogimiento, de propiedad privada pero al mismo tiempo pública e ilegal... Esa sensación de infringir las ordenanzas municipales (o andar en un terreno alegal), esas mañanitas de abrir trazados, de pensarlos e idearlos previamente ... Hablo de CREAR ARTE, AMIGOS!!! CREAR!!! EL MILENARISMO!!!

Bien, ejem, pues resulta que ahora estoy en "esos días" de periodo en el que me apetece intercalar otras modalidades de bici, léase sacar a pasear la doble. Bajar el sillín, ropa cómoda, y a subir y bajar por los caminitos. A veces, eso sí, hay que lidiar con los simpáticos perritos y sus no menos simpáticos dueños, que campan a sus anchas y se lanzan corriento detrás de ti con la intención no precisamente de pedirte un Powerbar. Pero bueno, en el fondo yo tampoco soy un santo bajando por donde me da la gana. Lo que pasa es que entre unas cosas y otras, uno se siente un poco proscrito y delincuente por ir en bici. Circuitos ilegales, improperios de los peatones por la calle, de los conductores, y ahora también de los paseantes y domingueros. Hasta sus perros nos tocan los cojones.

Pero es que, amiguitos, cada uno tiene que buscar la forma de esquivar las argucias del Sistema. Luego se quejan de que los jóvenes son unos perdidos, pero nadie nos lo pone fácil para practicar un deporte inmensamente popular como es la bici. Bueno, claro, también es que de 100 personas que van en bici, un 20? por ciento hacen mountain bike real. Pero independientemente de eso, ¿dónde hay circuitos urbanos de BMX, dirt jump, o simples senderitos, acotados y seguros para ciclistas, donde no molestemos a nadie? Igual que hay cientos (porque hay cientos) de campos de fútbol, baloncesto, petanca y su puta madre en verso, pues quizás tendría que haber DOS o TRES recintos (indoor o outdoor, tampoco nos vamos a poner finos) para la peña que va en bici. En mi zona, hay uno, sí, de BMX semi profesional, que no es lo que busco. Hay unas rampas y un half pipe en la Marbella. Tampoco es para mi. Y ya está, no hay más. El resto son pistas profesionales de BMX en las afueras. Por eso tenemos que andar ocupando jardines, parques, mobiliario urbano, y lo que pillemos. No vamos a estar montando en bici en una piscina municipal, digo yo.

Por lo tanto, digo lo de siempre: anarquía y birra fría. Estrategia Juan Palomo: yo me lo guiso, yo me lo como. Okupa y resiste los campillos mientras puedas. Eso sí, en el fondo es mejor, no sea que en el futuro tengamos que pagar impuestos por montar en bici en un recinto. ¡¡Aaargh!! ¡¡Como vulgares jugadores de fútbol 7!!!

martes, 25 de octubre de 2011

¿Otoño?


Las últimas carrerillas han sido muy divertidas: la Trinxacadenes, de Vallromanes; y el Open Natura de Esparreguera. Buenas sensaciones, paisajes bonitos, buen ambiente, y una buena forma de coger fondo y hacer piernas. Por lo que pueda pasar, ya se sabe. En el momento menos pensado la civilización moderna puede irse al carajo del todo, habrá que coger la bici para huir a la montaña... y hay que estar preparado. Unos construyen refugios antinucleares, y otros montamos en bici.

En el momento de estas carreras, el cambio de estación se resistía aún. Fueron los últimos coletazos de un largo verano que ya por fin parece exinguido, y que ha dejado paso a un prometedor otoño de caminos cremosos, llenos de lujuria. Tan largamente esperado, el otoño va a ser breve, seguramente, pero intenso.

En fin, esto es todo por hoy. Cuando mi trabajo me lo permita, entre batalla y batalla, me explayaré más tiempo, largo y tendido. Hay muchas cuentas que ajustar, y poco tiempo para hacerlo...

Happy trails!


martes, 7 de junio de 2011

No es un día cualquiera


Todo parecía indicar que hoy sería un día más de la semana. Un martes de junio. Pero no del todo. No exactamente. A veces los días se suceden sin pena ni gloria. Otros llevan más penas que glorias, y otros la balanza cae más hacia las glorias. Vamos, que no hay un día igual a otro, pero a veces se parecen. Pues hoy ha sido uno de esos días curiosos.

Comenzaron las curiosidades cuando fui a la presentación de la temporada de verano de Vallnord y Grand Valira. El gran Óscar Saiz me estuvo contando las novedades de Grand Valira Bikepark, y estuvimos charlando un rato de esto y aquello. Por allí andaba también el no menos grande Cyril Despres, tres veces ganador del Dakar. Luego conocí a una chica que resultó ser amiga íntima de una compañera de trabajo. Nos reimos un buen rato por la coincidencia. Esas cosas que pasan porque el mundo es un pañuelo.

Después, no tenía ganas de ir a comer a la oficina. Así que me he quedado en el rompeolas de la playa tomando el fresco viento que venía de levante y comiendo una ensalada. Unos chavalines que estaban correteando por las piedras me han preguntado si quería que pescaran un cangrejo para mi. Les he dicho que no, y que tuvieran cuidado. Luego se han ido a otra parte con sus patinetes, que se están poniendo de moda otra vez, pero ahora tuneados.

Al salir del trabajo he ido al Decartón a comprar un par de cosas. Me he metido con la bici en las callejuelas del casco antiguo y por la Plaza de Sant Felip Neri, acribillada a balazos de la guerra. Y a la vuelta de una esquina me he topado casi de bruces con Sebas Romero, Andreu Lacondeguy y Alex Echevarría, que iban de camino a ver a César Rojo. He quedado con Sebas en tomarnos algo un día de estos y contarnos planes.

Y por fin, ya en casa y con una tarde de tormenta magnífica, ha venido el Sr. Gómez (el mirlo que viene todos los días a la terraza) y se ha puesto a cantar como un loco durante un buen rato. Mientras tanto, yo grababa el sonido en el móvil, y luego lo reproducía, lo cual él interpretaba como si hubiera otro mirlo cerca suyo. El pobre pájaro debía estar alucinando. Espero que mi bromita no le haya molestado...

Así que ese ha sido mi día de hoy. Aunque todavía no ha terminado, por supuesto. Aún queda la noche.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Cosas épicas

Concluida la segunda sesión del proyecto Retrobike. Esta vez tocó la rueda trasera, incluido piñón libre y piñón fijo (porque resulta que la bici tiene las dos posiciones: fixed y libre -como toda buena bici antigua). Me costó más la trasera que la delantera. La llanta estaba en peores condiciones, supongo que debido a la oxidación que produce la cadena y el cubrecadenas. Pero tras toda la mañana trabajando en ella, el resultado fue bastante bueno.

La siguiente cosa que tengo en mente es hacer la 24Doce. Siempre he tenido ganas de una carrera de 24 horas, bien en equipo o bien en solitario, aunque en solitario debe ser algo al alcance de muy pocos. El veneno del cross-country me ha picado fuerte, y una carrera así hay que hacerla al menos una vez en la vida.

Como la Cape Epic, otra de esas cosas al alcance de pocos, pero que sin embargo sería alucinante poder hacer. Se trata de la carrera de MTB por etapas más famosa y prestigiosa del mundo. Con 1.200 corredores de 50 países, este año es la primera carrera por etapas que recibe puntos UCI. En ella han participado José Antonio Hermida, Julien Absalon, y toda la elite del MTB profesional; este año también Thomas Frischknecht, por ejemplo. Recorre Sudáfrica desde Ciudad del Cabo, en 5 etapas, y debe ser tan dura como gratificante.

Bueno, mientras tanto seguiremos disfrutando en tierras ibéricas, que también son un paraíso para la bici. Esta Semana Santa, toca volver a Mudagascar. A la vuelta tendré de nuevo operativa y renovada la Black Mamba, con la revisión de los 5.000 km pasada.

Por cierto, ya tengo equipación Tomás Domingo con la licencia de este año!

jueves, 25 de febrero de 2010

Okupa y resiste

Recientemente he decidido montar mi propio chiringuito clandestino, para aprovechar las enormes posibilidades de los parques y zonas verdes barceloninas. Conocía una zona un tanto remota y poco poblada, de una vez que terminamos una ruta por allí cerca, y sabía que podía dar de sí como para hacer unos trazados divertidos. Así que una buena mañana me acerqué hasta allí y vi que habían pasado las máquinas por todo el parque (alrededor de 2 hectáreas, calculo). Habían limpiado de ramas y maleza la mayor parte de la zona, destrozando por completo unos cuantos saltos, los que yo conocía.


Vi que el parquecillo en cuestión estaba casi desierto. Unos cuantos paseantes, perros, y tal. Vamos, un sitio tranquilo. Ideal para no molestar a nadie. Así que me puse manos a la obra. Lo bonito de comenzar un "circuito" es la emoción de por dónde trazarlo. Visualizar las curvas, los desniveles, y las zonas que pueden resultar más divertidas. Es empezar de cero un trazado en el que vas a pasar largos y buenos ratos, así que merece la pena hacerlo con cuidado.

En un par de días y con algo de ayuda, he terminado una especie de minidescenso o mini-dual-slalom todo en singletrack, entre el bosquecillo, de unos 600 m de longitud, y que promete horas y horas de diversión y curving. Al menos, hasta que dure. Porque una cosa tengo clara, y es que en un terreno del ayuntamiento, en un parque, aunque sea en estado semisalvaje, este tipo de cosas no pueden durar mucho. Pero bueno, como dijo aquél, lo que dure, dura.

No sólo es el gustazo de montar tu propio backyard a placer. Es la sensación de tener un espacio propio, casi en plan okupa, para pasar el rato con unos cuantos (pocos) colegas, picarse, tomar tiempos, pulir técnica, y sobre todo pasarlo bien. Si a 200 metros de ese parque han construido urbanizaciones de lujo, en medio del monte, ¿qué problema hay en hacer unas cuantas curvas para montar en bici un rato?

martes, 16 de febrero de 2010

Open Natura 2010

Este año el calendario de pedaladas populares Open Natura consta de 8 pruebas. Como el año pasado me gustó mucho la de Santa María de Palautordera, este año intentaré hacer todas las que pueda. Incluso hay una nocturna.

Esta mañana ha sido la presentación de la edición de este año, que ha contado con la presencia de Sergi Fernández Tolosa, que ha atravesado los 7 desiertos más grandes del planeta en bici y en solitario. Me ha contado que este año volverá a hacer la Titan Desert en tándem. Vaya tela. En fin, todo un aventurero, y una persona que desprende sabiduría, aprendida sobre una bici.

lunes, 4 de enero de 2010

Canarias Riding!



Terminar el año en una cálida isla, donde poder tomarse unas cervezas en la terraza, en chanclas, con amigos, y en camiseta, era un sueño que siempre tenía. Echaba de menos aquella navidad cálida de Tailandia, y este año se presentó la oportunidad de ir a Gran Canaria. Y claro, si vas a las Canarias y en invierno, no hay que dejar la oportunidad de salir a montar por esos estupendos paisajes que tienen las islas.

La empresa Free Motion está especializada en rutas de mountain bike para grupos de extranjeros (alemanes sobre todo), y mountain bike del de verdad, no de dar un paseo. Vi en su web que términos como "singletrack" les eran familiares, así que junto a César y Agustín nos decidimos a probar con qué nos sorprendían el día 30 de diciembre, en la ruta llamada "Santa Lucía".

Buen material no les faltaba: unas buenas Cannondale Rush de 140 mm fueron nuestras durante 4 horas, y la verdad es que me gustaron mucho. Buena geometría para pedalear y para endurear, acompañados de unos excelentes frenos Avid Elixir, Fox y Rock Shox Revelation, aunque con las suspensiones un poco duras para mi gusto. Tenía ganas de probar una Rush y el resultado fue lo que me esperaba: muy bueno. El monopivote "evolucionado" y semi virtual de Cannondale funciona perfecto y es mucho más sencillo que un VPP.

La ruta consistía inicialmente en serpentear por los pueblos del interior de la isla: San Bartolomé y Santa Lucía de Tirajana, a los pies del Pico de las Nieves, de 1.900 m. Las carreteras canarionas de esa zona ya son graciosas de por sí, estrechas, bacheadas y divertidas como una pista de tierra, pero a partir de Fataga salimos del asfalto y nos adentramos en una pista que bajaba suavemente hasta Aldea Blanca. Un descenso a tope, muy divertido. El grupo lo formábamos 13 personas más el guía, un alemán bastante cachondo llamado Kai, que trabajaba 6 días a la semana llevando grupos en MTB y el domingo salía a montar con sus colegas.

Me pregunto si este tipo, currando 6 días a la semana y el de fiesta también haciendo bici, no se cansaba de dar tantos pedales. Y parece que no, porque no paraba de reir y estaba de buen rollo todo el tiempo. Supongo que ha encontrado un paraíso en Gran Canaria. No me extraña, a mi también me lo parece. El tipo llevaba dos años y medio en Gran Canaria, y la verdad es que es el típico sitio en el que te dan ganas de quedarte un tiempo nada más verlo.

En fin, que fue una experiencia genial de mountain bike, una alternativa a tener en cuenta para conocer parte del interior de una isla fantástica como Gran Canaria, y la mejor forma de terminar el año montando.

Por cierto, al día siguiente corrimos la San Silvestre en Las Palmas. Así que las patas se merecen un descanso. ¡Al menos hasta el sábado!

viernes, 17 de julio de 2009

Gana un forfet de día para La Molina Bikepark



Abrimos la temporada de verano con un gran concurso con el Bikepark La Molina.

Sorteamos 10 forfets de día para 1 persona. Los 5 primeros forfets ganadores se darán a conocer el día 24 de julio, y los otros 5 el día 10 de agosto. Así que tenéis 3 semanas para participar. Sólo se admitirá una petición por persona.

Lo único que hace falta es enviar un e-mail a: info@sierracom.es con vuestro nombre y DNI. Si sois agraciados, bastará con presentar vuestro carnet de identidad en La Molina Bikepark, y tendréis el forfet de día a vuestra disposición.

El Kona Bikepark de La Molina es uno de los bikeparks más completos de Europa, y el más preparado de España. Aprobado con el sello Kona, el Bikepark cuenta con 8 pistas de descenso y freeride, un woodpark, un chiquipark y 3 circuitos de cross-country.


Este verano, ¡no te pierdas la experiencia de La Molina Bikepark, con Ruedasgordas y Sierra Comunicación!