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jueves, 1 de mayo de 2014
CADENCIA
Un proyecto largamente perseguido por fin ve la luz. CADENCIA es la revista que desde hace tiempo quería hacer. Ciclismo y mountain bike pero también otras muchas cosas que no tienen nada que ver con las bicis... ¿o sí? Cansado de las típicas publicaciones que sólo hablan de bicis, ruedas de 26, 27´5 o 29, y nuevos productos, he querido plasmar lo que hay detrás de los paisajes que vemos cuando montamos en bici. Reflexiones, imágenes, temas que surgen en las conversaciones con tus compañeros de ruta...
CADENCIA es lo que surge cuando monto en bici, el resultado de mis experiencias y vivencias sobre las dos ruedas. Hecha desde la bici, no para la bici. Y en los tiempos que vivimos, una alternativa a la decadencia que se empeña en arrastrar el pensamiento general.
Espero que la disfrutéis, y sobre todo que dediquéis un rato de vuestro valioso tiempo para LEER cosas que se salgan de lo previsible, que las hay y muchas. Sé que esto es pedir mucho en la rutina de saturación informativa en la que nos movemos, pero... la opción B es la decadencia.
-¡Pedalea, copón!
jueves, 9 de enero de 2014
Estampas invernales
Las navidades en mi pueblo me han permitido pocas fiestas para la bici, como estaba previsto. El frío y sobre todo la lluvia se instalaron un buen día, y acabé por irme yo antes que los elementos. Pero en los días de sol que hubo antes pude disfrutar de unas buenas rutas sobre las carreteras semidesérticas.
En estas semanas de fondo sobre la flaca, mi nueva mejor amiga en el invierno, estoy descubriendo una forma inédita de acercarme a la bici. Más simple, pura y desprovista de ataduras. No hay que preocuparse por la presión de la horquilla ni por cómo trazar una bajada o cómo encarar una trialera. Es simple pedaleo. No hay que pensar. Ni siquiera hay que actuar por instinto o por actos reflejos, como ya hacemos sobre la montaña cuando llevamos años haciendo trialeras. Sí, la carretera exige concentración como toda actividad física, pero de una manera muy distinta a la que exige la montaña. Estás tú y tus piernas, tus pulmones y tu corazón, frente a una dura superficie de asfalto. Es muy parecido a correr, y por eso lo comparo con un entrenamiento doblemente efectivo de cara a cuando retomemos las ruedas gordas, para la mente y para el físico.
En fin, en esa especie de estado contemplativo y opiáceo en el que te sumerges con la carretera, también adquieres una perspectiva distinta del paisaje, más propio de esta estación recién estrenada (y de este año, por cierto). Estampas zen que recuerdan épocas doradas del ciclismo y carreras épicas, como las que en estas fechas ha estado emitiendo Televisión Española y Teledeporte: una muy buena decisión la de retransmitir algunas de las mejores etapas o pruebas ciclistas de 2013, como la Paris-Roubaix, la Flecha Valona o algunas etapas del Tour. Es de agradecer que la tele pública siga dedicando tantos recursos al ciclismo, igual que hace con la vela o el patinaje artístico, que son mucho más populares y practicados en nuestro país. Y cuando digo recursos me refiero a pagar la señal de retransmisión de esas carreras y pagar el sueldo a un comentarista y medio (a Perico Delgado lo cuento como autónomo). Sólo con una inversión así, audaz, arriesgada, y dedicada al segundo deporte más practicado en nuestro país, se puede contrarrestar las horas y horas de fútbol, chismorreos sobre fútbol y resúmenes de chismorreos sobre fútbol que emiten la tele pública y su canal dedicado al deporte.
No sé si estoy siendo suficientemente sarcástico...
Bueno, como no queda tanto tiempo para las primeras carreras del calendario de Clásicas, y este año las voy a seguir atentamente, aquí va un resumen de la Paris-Roubaix de 2013.
En estas semanas de fondo sobre la flaca, mi nueva mejor amiga en el invierno, estoy descubriendo una forma inédita de acercarme a la bici. Más simple, pura y desprovista de ataduras. No hay que preocuparse por la presión de la horquilla ni por cómo trazar una bajada o cómo encarar una trialera. Es simple pedaleo. No hay que pensar. Ni siquiera hay que actuar por instinto o por actos reflejos, como ya hacemos sobre la montaña cuando llevamos años haciendo trialeras. Sí, la carretera exige concentración como toda actividad física, pero de una manera muy distinta a la que exige la montaña. Estás tú y tus piernas, tus pulmones y tu corazón, frente a una dura superficie de asfalto. Es muy parecido a correr, y por eso lo comparo con un entrenamiento doblemente efectivo de cara a cuando retomemos las ruedas gordas, para la mente y para el físico.
En fin, en esa especie de estado contemplativo y opiáceo en el que te sumerges con la carretera, también adquieres una perspectiva distinta del paisaje, más propio de esta estación recién estrenada (y de este año, por cierto). Estampas zen que recuerdan épocas doradas del ciclismo y carreras épicas, como las que en estas fechas ha estado emitiendo Televisión Española y Teledeporte: una muy buena decisión la de retransmitir algunas de las mejores etapas o pruebas ciclistas de 2013, como la Paris-Roubaix, la Flecha Valona o algunas etapas del Tour. Es de agradecer que la tele pública siga dedicando tantos recursos al ciclismo, igual que hace con la vela o el patinaje artístico, que son mucho más populares y practicados en nuestro país. Y cuando digo recursos me refiero a pagar la señal de retransmisión de esas carreras y pagar el sueldo a un comentarista y medio (a Perico Delgado lo cuento como autónomo). Sólo con una inversión así, audaz, arriesgada, y dedicada al segundo deporte más practicado en nuestro país, se puede contrarrestar las horas y horas de fútbol, chismorreos sobre fútbol y resúmenes de chismorreos sobre fútbol que emiten la tele pública y su canal dedicado al deporte.
No sé si estoy siendo suficientemente sarcástico...
Bueno, como no queda tanto tiempo para las primeras carreras del calendario de Clásicas, y este año las voy a seguir atentamente, aquí va un resumen de la Paris-Roubaix de 2013.
viernes, 25 de octubre de 2013
Bici nueva pero antigua
Esta semana he estrenado bici. Después de mucho sopesar, valorar, analizar y buscar excusas para no hacerlo, no encontré ninguna. Todo me conducía a desprenderme de mi noble bici urbana (El Cuervo), que me ha acompañado durante un par de años, y lanzarme a una nueva aventura ciclista. Agradecido por el buenísimo comportamiento de la Univega convertida en singlespeed, buscaba otra cosa. Ruedas grandes, geometría aún más retro. Nos despedimos con mutuo afecto, se la entregué a su nuevo dueño (un chaval de Hong Kong de Erasmus en Barcelona, muy majete) y se queda en buenas manos.
En mi búsqueda de lo esencial, lo sencillo y lo primigenio había llegado a dos opciones. Decantarme por una bici de montaña de 29 pulgadas o por una bici de carretera. Ambas opciones, singlespeed. Porque tengo claro que todo lo que no sean bicis dobles, de montaña pura, no pueden ser más que singlespeed. Al menos es lo que yo busco: bicis simples, cuanto más mejor. Para moverse por la ciudad, para entrenar o pasear. Y además que estéticamente aporten algo, claro.
Así que me he decidido por la opción más rebuscada, pero también la más simple y la más antigua. El antepasado, el neanderthal de las bicis, el fósil redescubierto y reinventado por una marca que, hay que decirlo, es irregular y errática como pocas, pero que mantiene unas líneas y unos principios que nadie más en la industria de la bici mantiene. Kona. Capaz de ser los mejores bestsellers del freeride en los principios de los 2000, morir de éxito y malvivir a base de gamas mediocres en los últimos años, y renacer hace un par de temporadas con maravillas y delicatessen minoritarias como son la Unit o la Honzo.
Mi nueva bici es la Kona Paddy Wagon. Un 42-16 de rueda libre o fixed con la que estoy aprendiendo a montar de nuevo. Con 37 años esta es mi primera bici de carretera (si se puede llamar así), y MOLA.
Me gusta haberme reecontrado con una casa familiar como es Kona. Siempre me ha gustado y es una de las marcas con más personalidad del mercado, a pesar de esos vaivenes que comentaba. Así que nada, a disfrutarla.
Y ahora, este video es una divertida parodia de lo que somos los mountain bikers, manías y actitudes que nos delatan. Muy bueno y bastante acertado. Aunque yo añadiría una cosa más: los pantalones. No se es un auténtico mountain biker sin todos tus pantalones marcados con grasa de cadena o descosidos en la pernera derecha. Es uno de los rasgos que delatan inevitablemente a cualquier biker.
En mi búsqueda de lo esencial, lo sencillo y lo primigenio había llegado a dos opciones. Decantarme por una bici de montaña de 29 pulgadas o por una bici de carretera. Ambas opciones, singlespeed. Porque tengo claro que todo lo que no sean bicis dobles, de montaña pura, no pueden ser más que singlespeed. Al menos es lo que yo busco: bicis simples, cuanto más mejor. Para moverse por la ciudad, para entrenar o pasear. Y además que estéticamente aporten algo, claro.
Así que me he decidido por la opción más rebuscada, pero también la más simple y la más antigua. El antepasado, el neanderthal de las bicis, el fósil redescubierto y reinventado por una marca que, hay que decirlo, es irregular y errática como pocas, pero que mantiene unas líneas y unos principios que nadie más en la industria de la bici mantiene. Kona. Capaz de ser los mejores bestsellers del freeride en los principios de los 2000, morir de éxito y malvivir a base de gamas mediocres en los últimos años, y renacer hace un par de temporadas con maravillas y delicatessen minoritarias como son la Unit o la Honzo.
Mi nueva bici es la Kona Paddy Wagon. Un 42-16 de rueda libre o fixed con la que estoy aprendiendo a montar de nuevo. Con 37 años esta es mi primera bici de carretera (si se puede llamar así), y MOLA.
Me gusta haberme reecontrado con una casa familiar como es Kona. Siempre me ha gustado y es una de las marcas con más personalidad del mercado, a pesar de esos vaivenes que comentaba. Así que nada, a disfrutarla.
Y ahora, este video es una divertida parodia de lo que somos los mountain bikers, manías y actitudes que nos delatan. Muy bueno y bastante acertado. Aunque yo añadiría una cosa más: los pantalones. No se es un auténtico mountain biker sin todos tus pantalones marcados con grasa de cadena o descosidos en la pernera derecha. Es uno de los rasgos que delatan inevitablemente a cualquier biker.
jueves, 17 de enero de 2013
Una Bianchi
Lo confieso. Cada vez me dan más ganas de subirme a una bici de carretera y probar qué se siente. Pero no a una bici cualquiera, faltaría más. Para tener sensaciones cercanas a lo podría ser un amago de esbozar una sonrisa de satisfacción sobre una bici de montaña, mi bici de carretera tendría que ser una clásica. Una Bianchi, por ejemplo. Sí, con una Bianchi como esta creo que podría ser equiparablemente feliz a como podría estarlo sobre una bici de montaña. ¿Por qué? Creo que por hedonismo. Me explicaré.
¿Para qué querría yo una bici de carretera? Yo, que me he subido DOS veces DOS a una de estas bicis, de otras personas. No sólo para entrenar en invierno. También para probar el "otro" ciclismo. El de los viejos y clásicos carreteros, durante tanto tiempo denostados por los bikers, y al que cada vez miro con más respeto. Pero sobre todo por disfrute estético. Sucede que, como en todo, en el ciclismo las modas han hecho un daño terrible, y las buenas bicis modernas de carretera son una especie de monocascos carbónicos de colores y pinturas estridentes, horteras, antiestéticas, con llantas de perfil alto y diámetros de tubos como morcillas de Burgos. Es decir, un puto asco. Me gustan las bicis por una razón, entre otras muchas: porque la bici transmite sensaciones de la superficie sobre la que ruedan, ya sea tierra o asfalto. Transmiten cosas. Y actualmente, las bicis de montaña tienen más ingeniería encima que un jodido cohete de la NASA. Transmiten botoncitos. Y eso me resulta patético. Busco otras cosas, y me da la impresión de que las bicis de toda la vida siguen teniendo ese soul. Es decir, bicis como las míticas Bianchi, Olmo, Pinarello, etc.
¿Tendrá eso que ver con el hecho de que los puristas estéticos -es decir, los hipsters y modernillos de las ciudades- se monten verdaderas obras de arte rodantes con las bicis más clásicas que puedan conseguir (llegando incluso al esnobismo, por cierto)? ¿Las bicis clásicas de carretera son las más cotizadas por los que aprecian el buen gusto o son sólo un objeto de culto pop?
No sé, quizás pase como con los coches clásicos, que cada vez tienen más seguidores. Vas al Rally Costa Brava de coches clásicos y hay 200 inscritos con auténticas joyas de coches, en perfecto estado y apreciadísimos por el público entendido. ¿Acaso los coches actuales, como muchas bicis o motos, son tan desagradables a la vista que hay que recurrir a los clásicos? No creo que sea sólo por melancolía. Objetivamente, la pureza estética de una Bianchi de 1984 es indiscutiblemente más alta que una de 2013. Otra cosa es la funcionalidad y las prestaciones. Una bici de hoy en día seguramente sea más efectiva en términos generales, se acople mejor con el ciclista, tenga una geometría más ergonómica, etc, que una bici del siglo pasado. Aunque habría que verlo -¿hola, revistas de ciclismo, qué tal una comparativa real y no de mierda publicitaria sobre bicicletas de una generación a otra?-
Pero para eso están los ingenieros, ¿no? ¡Fabriquen vehículos buenos y bonitos, y déjense de intentar vendernos sus ridículas tecnologías!
¿Para qué querría yo una bici de carretera? Yo, que me he subido DOS veces DOS a una de estas bicis, de otras personas. No sólo para entrenar en invierno. También para probar el "otro" ciclismo. El de los viejos y clásicos carreteros, durante tanto tiempo denostados por los bikers, y al que cada vez miro con más respeto. Pero sobre todo por disfrute estético. Sucede que, como en todo, en el ciclismo las modas han hecho un daño terrible, y las buenas bicis modernas de carretera son una especie de monocascos carbónicos de colores y pinturas estridentes, horteras, antiestéticas, con llantas de perfil alto y diámetros de tubos como morcillas de Burgos. Es decir, un puto asco. Me gustan las bicis por una razón, entre otras muchas: porque la bici transmite sensaciones de la superficie sobre la que ruedan, ya sea tierra o asfalto. Transmiten cosas. Y actualmente, las bicis de montaña tienen más ingeniería encima que un jodido cohete de la NASA. Transmiten botoncitos. Y eso me resulta patético. Busco otras cosas, y me da la impresión de que las bicis de toda la vida siguen teniendo ese soul. Es decir, bicis como las míticas Bianchi, Olmo, Pinarello, etc.
¿Tendrá eso que ver con el hecho de que los puristas estéticos -es decir, los hipsters y modernillos de las ciudades- se monten verdaderas obras de arte rodantes con las bicis más clásicas que puedan conseguir (llegando incluso al esnobismo, por cierto)? ¿Las bicis clásicas de carretera son las más cotizadas por los que aprecian el buen gusto o son sólo un objeto de culto pop?
No sé, quizás pase como con los coches clásicos, que cada vez tienen más seguidores. Vas al Rally Costa Brava de coches clásicos y hay 200 inscritos con auténticas joyas de coches, en perfecto estado y apreciadísimos por el público entendido. ¿Acaso los coches actuales, como muchas bicis o motos, son tan desagradables a la vista que hay que recurrir a los clásicos? No creo que sea sólo por melancolía. Objetivamente, la pureza estética de una Bianchi de 1984 es indiscutiblemente más alta que una de 2013. Otra cosa es la funcionalidad y las prestaciones. Una bici de hoy en día seguramente sea más efectiva en términos generales, se acople mejor con el ciclista, tenga una geometría más ergonómica, etc, que una bici del siglo pasado. Aunque habría que verlo -¿hola, revistas de ciclismo, qué tal una comparativa real y no de mierda publicitaria sobre bicicletas de una generación a otra?-
Pero para eso están los ingenieros, ¿no? ¡Fabriquen vehículos buenos y bonitos, y déjense de intentar vendernos sus ridículas tecnologías!
miércoles, 11 de enero de 2012
El Cuervo
Un nuevo miembro en la familia: mi bici número 17 (diecisiete).
Recibirá el nombre de El Cuervo.
Velocípedo para uso urbano, tuneada a singlespeed con cubiertas de 1,5"; desarrollo 44x18, dirección Ahead, potencia Thompson, manillar recortado, frenos cantilever, bujes Shimano Parallax y ruedas Mavic.
Cuadro Univega Alpina de los años 90, de acero. Comprada a un tipo con cierto gusto y conocimiento sobre bicis, lo cual es harto difícil de encontrar en el mercado de segunda mano.
Una de esas joyitas que se ven de vez en cuando por la calle, bicis que tienen una segunda juventud al reconvertirlas a urbanas, bien sea como singlespeed o como fixie.
Aunque no me gusta la estética fixie, con esos manillares poco más anchos que un Powerbar, hay que reconocer que el minimalismo de estas bicis encaja totalmente en las calles de una gran ciudad. Permiten zigzaguear entre los coches y pasar entre ellos con facilidad. Cuesta un poco más arrancar con ellas en los semáforos, pero la verdad es que quedan bien.
Eso sí, siempre que no lleves puestas las gafas de pasta... Entonces serás un troll.
PD.- En cuanto pueda, cambio el manillar..
Recibirá el nombre de El Cuervo.
Velocípedo para uso urbano, tuneada a singlespeed con cubiertas de 1,5"; desarrollo 44x18, dirección Ahead, potencia Thompson, manillar recortado, frenos cantilever, bujes Shimano Parallax y ruedas Mavic.
Cuadro Univega Alpina de los años 90, de acero. Comprada a un tipo con cierto gusto y conocimiento sobre bicis, lo cual es harto difícil de encontrar en el mercado de segunda mano.
Una de esas joyitas que se ven de vez en cuando por la calle, bicis que tienen una segunda juventud al reconvertirlas a urbanas, bien sea como singlespeed o como fixie.
Aunque no me gusta la estética fixie, con esos manillares poco más anchos que un Powerbar, hay que reconocer que el minimalismo de estas bicis encaja totalmente en las calles de una gran ciudad. Permiten zigzaguear entre los coches y pasar entre ellos con facilidad. Cuesta un poco más arrancar con ellas en los semáforos, pero la verdad es que quedan bien.
Eso sí, siempre que no lleves puestas las gafas de pasta... Entonces serás un troll.
PD.- En cuanto pueda, cambio el manillar..
martes, 7 de junio de 2011
No es un día cualquiera
Todo parecía indicar que hoy sería un día más de la semana. Un martes de junio. Pero no del todo. No exactamente. A veces los días se suceden sin pena ni gloria. Otros llevan más penas que glorias, y otros la balanza cae más hacia las glorias. Vamos, que no hay un día igual a otro, pero a veces se parecen. Pues hoy ha sido uno de esos días curiosos.
Comenzaron las curiosidades cuando fui a la presentación de la temporada de verano de Vallnord y Grand Valira. El gran Óscar Saiz me estuvo contando las novedades de Grand Valira Bikepark, y estuvimos charlando un rato de esto y aquello. Por allí andaba también el no menos grande Cyril Despres, tres veces ganador del Dakar. Luego conocí a una chica que resultó ser amiga íntima de una compañera de trabajo. Nos reimos un buen rato por la coincidencia. Esas cosas que pasan porque el mundo es un pañuelo.
Después, no tenía ganas de ir a comer a la oficina. Así que me he quedado en el rompeolas de la playa tomando el fresco viento que venía de levante y comiendo una ensalada. Unos chavalines que estaban correteando por las piedras me han preguntado si quería que pescaran un cangrejo para mi. Les he dicho que no, y que tuvieran cuidado. Luego se han ido a otra parte con sus patinetes, que se están poniendo de moda otra vez, pero ahora tuneados.
Al salir del trabajo he ido al Decartón a comprar un par de cosas. Me he metido con la bici en las callejuelas del casco antiguo y por la Plaza de Sant Felip Neri, acribillada a balazos de la guerra. Y a la vuelta de una esquina me he topado casi de bruces con Sebas Romero, Andreu Lacondeguy y Alex Echevarría, que iban de camino a ver a César Rojo. He quedado con Sebas en tomarnos algo un día de estos y contarnos planes.
Y por fin, ya en casa y con una tarde de tormenta magnífica, ha venido el Sr. Gómez (el mirlo que viene todos los días a la terraza) y se ha puesto a cantar como un loco durante un buen rato. Mientras tanto, yo grababa el sonido en el móvil, y luego lo reproducía, lo cual él interpretaba como si hubiera otro mirlo cerca suyo. El pobre pájaro debía estar alucinando. Espero que mi bromita no le haya molestado...
Así que ese ha sido mi día de hoy. Aunque todavía no ha terminado, por supuesto. Aún queda la noche.
viernes, 5 de febrero de 2010
La naranja metálica
Esta semana he estrenado un nuevo artefacto a pedales para transportarme por la city. Dada mi nefasta experiencia con los amigos de lo ajeno -chorizos-, el objetivo era montarme un aparato suficientemente barato como para que no me sangren si me la cholan, y suficientemente ágil, ligera y sencilla como para llevarla por la calle sin preocupaciones. La respuesta me la dio Decathlon. Una vez más, máximo exponente de productos buenos, bonitos y baratos. Aunque lo de buenos y bonitos se puede poner entre comillas sin ningún problema.
El caso es que el viernes pasado llegué al maravilloso y céntrico Decartón de Ciutat Vella, entré, elegí el modelo, y 5 minutos después salía con la bici puesta. Fácil. Después, estuve customizándola un par de horas, y el resultado es éste. Las ruedas single de la Kona, más ligeras, reutilizadas para ésta. Los pedales "buenos" de plataforma, y el resto, de serie. Componentes chusqueros, como los frenos, los cambiaré con el tiempo. Pero lo más importante de esta bici es el cuadro. Tosco y de acero, pero en conjunto bastante ligero y robusto.
Pues eso, una bici super cómoda, extraordinariamente ágil, y muy respetable como singlespeed. Vuelvo a ser el rey de la calle con La Naranja Metálica. ¡Y por 80 euros!
El caso es que el viernes pasado llegué al maravilloso y céntrico Decartón de Ciutat Vella, entré, elegí el modelo, y 5 minutos después salía con la bici puesta. Fácil. Después, estuve customizándola un par de horas, y el resultado es éste. Las ruedas single de la Kona, más ligeras, reutilizadas para ésta. Los pedales "buenos" de plataforma, y el resto, de serie. Componentes chusqueros, como los frenos, los cambiaré con el tiempo. Pero lo más importante de esta bici es el cuadro. Tosco y de acero, pero en conjunto bastante ligero y robusto.
Pues eso, una bici super cómoda, extraordinariamente ágil, y muy respetable como singlespeed. Vuelvo a ser el rey de la calle con La Naranja Metálica. ¡Y por 80 euros!
jueves, 28 de mayo de 2009
Ruta de los Cromagnones o La Rupestre
Creo que voy a dar por inaugurada una nueva competición-ruta anual, que con el tiempo espero que se convierta en tan famosa y popular como la Cabrerés, los Monegros o la Pingüinos... Efectivamente, la ruta desde mi pueblo hasta el Cañón del Rio Lobos, en Soria, será considerada una ruta comparable al Camino de Santiago o al Paris Dakar, y los corredores más pros se darán de hostias por disputarla, cobertura en TV, revistas especializadas, sponsors...
Bueno, en realidad creo que no me gustaría esta mierda. No vaya a ser que todo el mundo conozca estos rincones y nos invada la horda de globeros. En vez de eso, prefiero invitar a mis amigos y pasar un fin de semana de putísima madre en mi casa, hacernos una ruta cañera, y al terminar darnos un buen homenaje de comida y bebida.
Lo que sí haré es convocar el año que viene otra vez esta ruta, pero como en el Downtown de Lisboa: por invitación. De hecho, el año pasado ya fuimos unos cuantos: Fernando, Lolo, Rober, gente de Calata... Este año Willy, Vico, Félix y Luis. El año que viene ya tengo unos cuantos candidatos, unos repetirán, otros no, y otros serán nuevos. ¡La III Rupestre está en marcha!
lunes, 6 de abril de 2009
Un lunes cualquiera
Hoy he ido al curro con bastante tiempo, algo más que de costumbre. Mejor dicho, el tiempo que suelo emplear para llegar a la oficina me ha cundido más hoy, porque esta semana muchos empiezan las vacaciones de pascua, los colegios cierran, y el tráfico es sensiblemente menor por la calle, dejando vía libre a las bicis.
Me he levantado a la misma hora, aunque con una sensación mucho mejor que la media de los lunes. Los lunes son de por sí jodidos. Cuesta mucho levantarse un lunes de invierno. La cama está muy calentita, estás hecho un ovillo de lana con tu chica, ahi fuera están cayendo chuzos de punta, y durante el fin de semana te has acostumbrado a que las sábanas se te peguen a la cara. De ahi que cuando llega el lunes maldigas a tu empleador por haber puesto un horario como el tuyo.
Sin embargo, en primavera es distinto. Esta mañana, por ejemplo, a las 7.30 el sol empezaba a teñir de naranja los tejados de la ciudad, llegando hasta el Tibidabo. El aire fresco me ha llenado los pulmones, un café recién hecho me ha despejado después de la ducha, y estaba deseando coger la bici y lanzarme a la calle. Además, con la mitad de coches por la ciudad, ir en bici se ha convertido en una excursión. Tenía que haberla grabado en vídeo. Y es que me alucina cada vez más callejear por el barrio gótico a las 8 de la mañana, sorteando camiones de reparto, chicas de oficina que van al trabajo, y otros elementos urbanos. Es realmente divertido, toda una escuela de Dual Slalom.
Y por fin, llegando al trabajo, el mar. La playa Icaria donde desemboca la ciudad, y empieza el abismo. En una mañana como ésta, el mar en calma sugiere armonía. Pero hay que verlo en invierno, cuando es gris, metálico y frío, y no da ni puta gana pensar en él como algo poético sino como un dios respetable. Ahora, el mar es grandioso y amigable, y verlo por las mañanas de camino al trabajo me hace pensar que el resto del día lo pasaré en una oficina. Pero en realidad siempre está ahi, y lo volveré a ver a la salida. Seguirá siendo salvaje y desconocido, y por las mañanas seguirá donde está, por mucho más tiempo del que yo o cualquiera de los que conozco lo veamos en nuestra vida. Efectivamente, el mar sobrevivirá a nosotros. Esa sensación de ser finito, hace que me sienta más libre cuando miro al mar desde la bici, y cuando le doy la espalda y me marcho a la oficina.
jueves, 12 de marzo de 2009
Breaking the law
Lo habitual es que me salte una media de entre 5 o 6 semáforos por trayecto. Siempre lo hago porque a) me sale de los cojones, b) los autobuses o los taxis no me cierren contra la acera, y c) es absurdo esperar un semáforo siempre que no haya peligro. Esta política antisistema, gratuita y anárquica es obviamente un desafío a los guardias y policías municipales de cualquier ciudad, al menos española. Soy consciente del riesgo que entraña montar en bici por una ciudad, aunque dudo mucho que este riesgo lo incremente el hecho de pasarse los semáforos por el forro. Más bien lo que es un riesgo es verse inmerso en el mar de coches, motos y autobuses que no suelen respetar a los ciclistas. Es un riesgo asumido pero que es minimizable si te haces respetar sobre la bici, y esto a menudo se traduce en pasarte las normas por el arco del triunfo con el fin de no ser apisonado por los vehículos. De ahi que me tome la justicia por mi mano.
Pero ayer me echaron el lazo. Con sirenas y todo, enmedio de la rúa. En un primer momento pensé en huir del coche patrulla. Si me saltaba otro semáforo, me metía en un parque donde ya no podrían alcanzarme si pedaleaba como un cabrón y les daba esquinazo por los caminos. Pero me paré. Supongo que huir de la guardia urbana ya es una especie de delito bastante más grave que saltarse un semáforo. Un resorte ético en mi conciencia apretó la maneta del freno y me paré en seco, como el atracador que sabe que le han pillado con la bolsa llena de fajos de billetes frescos y sin marcar. Me dispuse a probar el exquisito tratamiento de la autoridad sobre mi culo.
Al final, multa de 50 euros por pasarme un semáforo (sin riesgo) y por llevar los cascos puestos (eso no tuvo multa, pero sí una ligera "bronca"). No valieron mis argumentos ni mis quejas justificadas sobre lo jodido que lo tenemos los ciclistas. Al cabo de un rato de documentación y trámites empatizamos, ya con más confianza y diplomacia, pero nada. Si circulas por la calzada, tienes que respetar las normas como todo el mundo, -ya, pero yo no soy como todo el mundo, estoy en inferioridad de condiciones-, me la suda.
Aún así, quiero pensar que el guardia se enrolló, y en un guiño de complicidad, al devolverme el DNI, me suelta: "bueno, te he puesto la dirección que tienes en Madrid, así que a lo mejor la multa no te llega". Pero durante un rato no dejé de sentirme como un vulgar delincuente, un atracador o un camello, por culpa de una autoridad represora que se empeña en perseguir a un peligro público evidente como es... un ciclista.
miércoles, 14 de enero de 2009
We ride hard
Bajar Balmes con la Unit enchufado y sorteando coches, taxis y motos. Un descenso urbano todos los días. Aunque nada que ver con lo que se ve por ahi. La comunidad biker urbana crece día a día: masas críticas, bicimensajeros, commuters normales... Y montan duro, como los de este vídeo:
jueves, 18 de diciembre de 2008
Hooligan
Ayer a última hora pasé por Probike, a adquirir la equipación del team para 2009, y vi una joya. Cannondale se ha puesto las pilas para cubrir la demanda cada vez mayor de bicis urbanas. Éstas, además, son originales. La Hooligan, tan sólo 800 euros.
La otra singlespeed con monobrazo es otra excentricidad de la marca. Muy buen gusto, éstos de Cannondale.
miércoles, 10 de diciembre de 2008
Fixies
Las fixies están de moda. Son la mínima expresión de una bicicleta, y cada vez tiene más adeptos entre los puristas. Cansados de las múltiples tecnologías y avances de las bicis, mucha gente está volviendo a la quintaesencia del ciclismo, por supuesto desde los lugares donde comenzó todo: Reino Unido y Estados Unidos. Incluso estéticamente, cada vez se ve más gente joven con maillots retro del Tour de Francia, mensajeros locos con bicis de manillar ultracorto, bicis sin adhesivos, limpias y depuradas. Incluso fabricantes tan masivos como Specialized se han apuntado a la moda fixie sacando sus propios modelos en Europa -ya los comercializaban en USA desde hace tiempo-. Eso sí, la gracia de las fixies está en personalizarlas a gusto del usuario, no que te la den hecha. En eso Specialized y las grandes marcas siempre se parecerán a Microsoft; no entienden que el mercado alternativo es eso: alternativo. No se puede etiquetar ni vender como un producto final.
En esta web la gente sube fotos de sus creaciones fixies. Las posibilidades son infinitas, y en Internet se encuentra de todo para poder convertir una aburrida bici de 21 velocidades en una divertida singlespeed, o una fixie. Se me cae la baba sólo de pensar cómo puedo personalizar mi Unit...
jueves, 6 de noviembre de 2008
My old new bike
He retomado mi vieja bici-hierro para ir al trabajo. Demasiado tiempo yendo y viniendo con la Kona Unit me hace sospechar de dentro de poco vuelva a tocarme la papeleta del robo. Porque cada cierto tiempo, en el sorteo del robo de bicis en Barcelona, sale tu papeleta. Y a mi hace ya dos años que no me toca. Eso de ir por el mundo con una singlespeed preciosa es reconfortante para el que la lleva, y hasta excitante... pero no quiero tentar a la suerte.
Así que vuelve a las calles la temida -y entrañable- bici de la edad de Hierro. ¡¡La bici de Los Señores del Acero!!
Un modelo modificado y tuneado, con marchas y todo, que es el terror de los chorizos, ya que pesa más que un yunque y es prácticamente indestructible. Es cómoda, con esa postura un poco lowride forzado, y no me importa dejarla durmiendo en la calle, con sus tres candados, con lo cual estoy tan contento con ella. Mientras mi chica no se decida a usarla a diario, yo me haré cargo de ella.
En fin, ¡larga vida al acero!
martes, 4 de noviembre de 2008
Historias londinenses
Un colega bloggero que está viviendo en Londres me envía un interesante relato de lo que ve por esta fantástica ciudad. Aprovecho su post para incluir un vídeo sobre el bonito mundo de los bicimensajeros, que tanto admiro y estimo. Cheers, mate!
Un post sobre fixies se va haciendo necesario...
Un post sobre fixies se va haciendo necesario...
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