miércoles, 6 de febrero de 2008

Norcal


Ver Into the wild el otro día me ha abierto un montón de sensaciones nuevas y me ha hecho pensar algunas cosas que hacía algún tiempo tenía olvidadas. Por ejemplo, el valor de ir a trabajar en bici a diario. Salir de casa por las mañanas con el único instrumento de por medio de una bici, sentir el frío en la cara, deslizarse entre los coches sorteando semáforos y guardias urbanos es una sensación gratificante, y hasta cierto punto tiene algo de aventura. O quiero creer que tenga algo de aventura.

Supongo que intentando buscar el lado silvestre a la urbe, siempre se puede llegar a ver algún rasgo de naturaleza en las calles. La sensación del frío, el viento, la velocidad, la aventura... me hacen recordar que debajo del cemento hay tierra, y que las calles tienen desniveles porque debajo de ellas hay laderas. Que el sol alumbra en la calle igual que en la montaña, y que si llueve te mojas ya sea en Barcelona como en el camino Smidt. Gracias a pensar estas cosas, muchos no nos hemos pegado un tiro viviendo en una gran ciudad.

En el caso de Barcelona, siempre me ha parecido estar viviendo en San Francisco y tener al lado las montañas de Marin County. Las calles anchas, inclinadas, el mar, el buen clima y los senderos extraordinarios de Barcelona me tranquilizan durante la semana. Esto, y saber que el sábado o el domingo salgo a la verdadera Naturaleza.

1 comentario:

  1. Ok, me pondré a buscarla. ¿La han estrenado en cines en España? No me suena.

    También ví la de "El Gran Miércoles", que aunque no me hizo demasiado "tilín", los últimos cinco minutos compensan todo el resto.

    P.D. Qué ganas de montar por el Gerruf.

    Emilio

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