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viernes, 5 de octubre de 2007

Ríos de color oro


Después de una semanita sin salir a la montaña por el Festigay, el cuerpo necesita las endorfinas necesarias para equilibrar el subconsciente y la vida real. Eso de soñar que estás bajando los Alpes con una V-10 es una prueba de que tu cuerpo necesita las bonitas sensaciones de una ruta por los senderos de charquitos y vegetación casi tropical de Collserola. Así que desde el miércoles tengo preparada la Black Mamba para su reaparición fugaz por los bosques. Cabe incluso la posibilidad de que hoy a última hora le cambie las cubiertas. Las Kenda Nevegal Stick-e de 2.35 delanteras siguen siendo una cruz, y no dejan de proporcionarme pinchazos y más pinchazos, así que creo que voy a volver a lo bueno -pero pesado- y conocido, y voy a calzar unas Maxxis, que no tienen tan buen agarre como las Kenda, pero no ponen a prueba mi paciencia con los pinchazos.

El tiempo se presenta prometedor. Las fuertes lluvias de esta semana anuncian caminos con chocolate espeso o semiespeso, y un grip intenso. El otoño, ese gran amigo de los bikers, está empezando a dejar la capa freática de los caminos deslizantes y divertidos, y la temperatura es idónea para rutear durante horas sin peligro a deshidratarse. Para más inri, uno de los componentes del team de la ciudad condal se ha hecho con una nueva máquina: una flamante Heckler gang green, y si la tiene lista para hoy es posible que el domingo se produzca el estreno oficial, con lo que seguro que después habrá celebración heinekeniana.

Cuando la semana ha sido un tobogán de actividad y sensaciones, la montaña es como volver a casa, y la oportunidad de volver al estado ideal del ser humano: embarrado, cansado y con una sonrisa de oreja a oreja.

Happy trails.

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