jueves, 6 de mayo de 2010

Prensa y cooperación internacional

Hoy he asistido a la presentación del libro "La prensa y la cooperación internacional", un estudio acerca de la cobertura de la cooperación para el desarrollo en nueve diarios europeos: El País, ABC, La Vanguardia, Le Figaro, Libération, Le Monde, The Times, The Daily Mirror y The Guardian.

El estudio deja claro que la información sobre cooperación en la prensa europea sólo ocupa un exiguo 3,5% en los contenidos interiores de los periódicos, aunque alcanza un 4,8% en las portadas y primeras. Parte de esta poca cobertura mediática se debe, según Marcial Murciano, autor del estudio, a la carencia de profesionales especializados en cooperación dentro de los medios.

Pero lo realmente importante de este estudio es que pone de manifiesto la laguna informativa que es el Sur. Siguiendo las conclusiones del famoso informe McBride de 1980, que supuso una convulsión internacional en materia comunicativa y cultural -Estados Unidos pidió su salida de la Unesco a raíz de este informe-, seguimos inmersos en un mundo informativo en el que el Sur sólo existe cuando hay catástrofes. Los medios cuentan lo que se ve, no lo que sucede. Si bien Internet ha contribuido a difundir más contenidos, sigo teniendo mis dudas sobre el hecho de que la tan sobada brecha digital no haya hecho sino crecer proporcionalmente entre un mundo sobreinformado y otro infrainformado.

Se trata de un asunto crítico en la teoría de la información actual, y el modo en que se conforme el panorama comunicativo a través de las relaciones internacionales, la tecnología y la economía mundiales serán claves para el desarrollo de las sociedades en las próximas décadas.

Reformas

La última salida antes de irme de viaje al Sáhara tuvo un componente pintoresco. Hubo un poco de todo, incluida una bonita raja en el antebrazo cuando me arrastré entre unas rocas durante una bajada. La cosa parecía más aparatosa de lo que realmente era, aunque terminé en el centro de salud. Había dudas entre el grupo: "¿te pondrán puntos de sutura o sólo de pegar?", pues bien, bastaron unos cuantos de pegar, aunque según la enfermera "estaba en el límite para coser la herida". En fin, esto no supuso ningún problema para curarse en el desierto, al contrario, ya que ha cicatrizado perfectamente gracias al clima tan seco.



Aparte de esta anécdota, mi querida Black Mamba ha vuelto a ser la que era desde que le hice algunas reformas. Transmisión nueva, bielas Hone y revisión y mantenimiento de horquilla y amortiguador. Lo estaba pidiendo a gritos después de tirar con lo puesto durante 3 años, prácticamente sin pasar por el taller. Esto demuestra dos cosas: que el mantenimiento de la Blur LT es mínimo y que el castigo que lleva encima, lo lleva con una dignidad envidiable para otras bicis de su segmento. Creo que le quedan aún muchos kilómetros a la Black Mamba.

martes, 4 de mayo de 2010

La tormenta del desierto

Una semana en Dajla, en los campamentos de refugiados del Sahara occidental entre Argelia y Mauritania, da para mucho. Da para levantar un festival de cine en el desierto, para tragar arena y polvo, para dormir al raso mirando la luna y las estrellas, para sudar, jugar al fútbol contra una selección saharaui, para ver a un grupo de activistas jugarse el tipo desafiando a Marruecos viajando hasta el campo de refugiados, y para hacer amigos.

En el desierto todo es mágico, inmenso e intenso. Cuando sopla el siroco te sientes torpe y pequeño, un extraño en un medio hostil, el más hostil quizá, del planeta. El calor te ahoga, y los elementos no ayudan a la vida, precisamente. Pero sin embargo, al final todo sale adelante. La vida, si se respetan ciertas reglas básicas, sale adelante. Porque en el fondo, el desierto impone su ley de forma implacable, pero el hombre tiene la oportunidad de aprender de él y de sobrevivir, si sabe escuchar. Al hombre no le queda más remedio que aceptar su verdadera pequeñez, y rendirse a la voluntad del desierto, que es la de Alá y la de Dios. Y así, se da cuenta de lo poco que es necesario para desafiar al poder del desierto: una voluntad inquebrantable.

Sólo de esta forma, los saharauis y cualquier grupo humano que sobreviva en el desierto, como los tuaregs o los beduinos, son capaces de mantener su vida y su sociedad desde hace siglos. Esta voluntad inquebrantable es el único patrimonio de estos pueblos, su intangible más valioso. Y es la única razón que se me ocurre para que los refugiados saharauis lleven 35 años aguantando las condiciones extremas del mundo. Pero también, esa voluntad, no rendirse nunca, es lo que les llevará algún día a conseguir su objetivo: vivir en un país libre.

"Es preciso un corazón de camello para avanzar en la vida", dicen los saharauis. Un corazón de camello y la constancia del viento, que moldea el desierto y las montañas grano a grano durante siglos, son las únicas armas que tienen los saharauis para enfrentarse a los gigantes que les rodean.

viernes, 23 de abril de 2010

Al desierto

El lunes vuelvo al desierto, al Sahara. Esta vez, con el Festival de Cine del Sahara, una iniciativa que lleva 7 años acercando el cine a los refugiados saharauis en los campos de Argelia. El Festival dura una semana. Una semana en la que conviviremos con las familias saharauis en Dajla, cerca de Tindouf. Tomaremos té con ellos, veremos los amaneceres y anocheceres del desierto, y veremos con ellos las películas que interrumpirán su rutina en la Hammada, el pedregal del Sahara.



El cine bajo las estrellas, al aire libre, en los campos de refugiados. Una experiencia que seguro rompe esquemas y emociona. Los días previos al viaje están siendo frenéticos de actividad, así que aún no me veo allí. Hasta que no nos montemos en el (supongo) destartalado avión de Air Algerie, no estaré metido en el papel. Pero luego todo será muy rápido. Así que disfrutaremos todo lo que podamos, y sobre todo estaré atento a todo lo que tengan que enseñarme nuestros amigos saharauis, que son víctimas de un caso paradójico y único de doble personalidad.

Víctimas de los marroquíes, simples y de una sola cara, pero víctimas también de nuestra doble personalidad: la del pueblo español, que los estima, y la mezquina de nuestro gobierno, que los defrauda y menosprecia con alevosía.

miércoles, 21 de abril de 2010

En Gijón

El fin de semana pasado estuve en Gijón con motivo de una boda. El evento hizo que Cris y yo pasáramos unos días en esta agradable ciudad asturiana, donde pude confirmar que se trata de una de las mejores ciudades de España para vivir. Ya tenía mis sospechas, pero ahora lo corroboro. Una ciudad pequeña, sencilla y manejable, rodeada de montañas y bosques, y con una calidad de vida que parece muy alta. Definitivamente, Asturias, los asturianos y Gijón molan. Comer bien es inevitable, el paisaje es fantástico, la gente es amable y tranquila, y además tienen al paisano más universal del deporte español actualmente.

Aparte de esto, que me mantuvo alejado de las bicis el fin de semana, he empezado a actualizar mi exiguo y obsoleto arsenal tecnológico, y he adquirido una mini DV de segunda mano que me servirá para grabar próximas pelis y cosas varias. Junto a la cámara voy a hacerme con un nuevo portátil, jubilando al iBook, que ya no me sirve ni para ver powerpoints. Algo sencillo y que dé pocos problemas: es decir, un PC. Basta ya de la dictadura de los Mac y las gafas de pasta. Me rindo a los clones y al imperio del mal.

Y con la tontería ya estamos en miércoles, mi buen amigo David me ha regalado algo que merece un post solo, y ya estoy pensando en la ruta del próximo sábado. Yeah!