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martes, 26 de marzo de 2013

Grandes clásicas

Las grandes clásicas de la competición de carretera son por estas fechas. París-Roubaix, Milán-San Remo, Tour de Lombardía, Tour de Flandes, y Lija-Bastón-Lieja. Y en mountain también ya hay unas cuantas citas antes del comienzo de temporada. Está la Absa Cape Epic, el DH de Sant Andreu, la Andalucía Bike Race, incluso la Titan Desert. Y la más clásica de todas, posiblemente: la Sea Otter. Citas para los pros, tanto de rallye como de descenso, con las que preparan la temporada.

Nosotros no somos menos y también vamos consolidando citas de pretemporada ineludibles. Una de ellas es el Predator Weekend o Chuletas Weekend, que este año celebra su V edición. Por lo menos.

En preparación está ya la Clásica del Cochinillo.

domingo, 8 de julio de 2012

El olor a mierda de vaca

Ayer, en La Molina a 2.500m
Seguro que ya lo he dicho alguna vez anteriormente, pero no puedo por menos de repetirlo si es que es así. Creo que una de las cosas que más me gustan de la bici son los olores que evoca. No me refiero a cómo huelen las cubiertas (que también, sobre todo si son nuevas, mmm...), sino sobre todo me refiero a los olores que percibimos cuando salimos a la montaña. Simplemente el olor a mierda de vaca ya me produce felicidad. Se podría decir que la mierda me hace feliz. El olor a mierda de vaca, y el olor a "no sé qué" de la alta montaña, esa mezcla de mierda, tierra en descomposición, pino y piedras, me parecen los olores más extraordinarios de la naturaleza.

No sé muy bien por qué la gente hace vela. Supongo que por lo mismo que nosotros hacemos bici de montaña. Ayer en la tele salían los que han dado la vuelta al mundo sin escalas, en vela. Y me daba cuenta de lo poco que me gusta el mar y lo mucho que me gusta la tierra. Tampoco el aire especialmente. Eso de ir mojado todo el día, cubierto de salitre... hace que una actividad durísima (y admirable) como es navegar en alta mar se convierta en una tortura. Lo mismo con los que se dedican a volar, por ejemplo. Evidentemente sí me gustaría volar, pero para eso tendría que ser un ave. Quiero decir, ¿para qué jugar a volar? Prefiero ver volar a otros animales que saben hacerlo de serie. En fin, que de los 5 elementos de la naturaleza con el que más cómodo me siento es con la tierra. El barro, el polvo, las piedras, la arena... todo esto me es conocido y familiar. Hasta puedo, a veces, anticiparme a su comportamiento y tratar con ellos de tú a tú, sin que me hagan pagar por ser un forastero en su casa. Porque no dejo de ser un forastero siempre que los visito, solo que con el paso de los años voy conociendo su extensa familia. Las piedras de granito, las pizarras, las raíces -siempre escurridizas-, la arena fina, el barro... Por supuesto, los árboles en toda su dimensión, las plantas y los animales. Todos tienen sus peculiaridades, unos son más afectuosos que otros, aunque generalmente nos tratan mejor de lo que les tratamos nosotros. Pero si tratas con todos ellos comprendes que forman parte de la misma familia de elementos. Y si los escuchas, te hablan.

Y como buen organismo vivo, tienen sus olores propios. De ahí lo del principio. Entrar en una habitación donde huele a algo familiar no es lo mismo que entrar en una oficina o en un lugar desconocido. Lo mismo pasa en la montaña. Quizás sean aromas que tenemos grabados a fuego por nuestra joven historia como homínidos que bajaron de los árboles hace cuatro días. Pero cada vez que subo a la montaña y huelo a mierda de vaca, en este mundo donde los tomates ya no huelen y solo saben a plástico, juro que me hace sentir más vivo, y hasta creo que aún quedan cosas auténticas.

jueves, 22 de septiembre de 2011

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Merécete tus cervezas


"Las grandísimas salidas se consiguen con esfuerzo. Cuando triunfas, llegando a la meta con una brutal sed de cerveza con la que hidratarse, alimentarse, pero sobre todo, con la que brindar por el rutón realizado, la salida adquiere el rango de grandísima salida. Y la inercia de las emociones vividas te lleva flotando hasta la mitad de la semana, momento en que empiezas a saborear la espera para la siguiente grandísima salida. El trabajo fluye, tu familia te quiere, tus amigos te admiran, tus vecinos te dan los buenos días con una sonrisa y hasta llegas mejor a fin de mes.

Si disfrutas la cerveza, es porque te la has ganado con el esfuerzo que te ha permitido hacer de una salida algo grandísimo.

¡Merécete tus cervezas!"

Willy.

viernes, 13 de julio de 2007

Comer, comer

La alimentación es un tema importantísimo a la hora de cuidarse y mejorar el rendimiento sobre la bici. Se supone que una alimentación equilibrada regularmente es la mejor forma de mantener un buen rendimiento sobre la bici, aparte de una buena salud en general, aunque los más pros prefieren hacer dietas específicas más ricas en proteínas, carbohidratos, etc. En general, lo único en común que tenemos todos es que comemos bastante más pasta de la media, ya que como todo el mundo sabe, la pasta es el mejor alimento del mundo (aparte de que aporta calorías de reserva para el ejercicio físico, bla, bla, bla...)

El tema es a la hora del desayuno, antes de salir a montar. Si te metes un desayuno british como los de Simon (huevo frito, beans, tostadas y la madre que lo parió), y sales a montar en seguida, lo más probable es que eches el bofe a la primera de cambio. Recomiendan salir a montar (o hacer ejercicio) como mínimo 2 horas después de haber ingerido alimentos. A mi personalmente me gusta desayunar, pero sin pasarme. Un zumo, vaso de leche o té, y galletas o tostadas o alguna pieza de fruta. Pero cuando salgo a montar, normalmente suprimo la leche, ya que como se sabe es un alimento que el estómago de los adultos digiere mal (por una enzima que tenemos cuando somos pequeños y se va perdiendo su efecto, etc.)

Sin embargo, lo importante no es desayunar bien el día que sales a montar, sino cenar bien la noche anterior, ya que el organismo "tira" de las calorías que ha almacenado previamente. De hecho, el desayuno debería ser bastante ligero, para no ir con la tripa llena y concentrar la circulación de la sangre en el aparato digestivo, en lugar de concentrarla donde tiene que estar cuando montamos en bici como el aparato cardiovascular, y sobre todo en las patas.

Este ha sido el consejo de hoy de Más vale prevenir que cagarse en la puta por una pájara.