Páginas

martes, 1 de marzo de 2011

Morir con las calas puestas

Se veía venir. Cada cierto tiempo el Poder debe demostrar que nos controla y que puede seguir manejándonos como marionetas.  En una nueva demostración de poder, las ordenanzas municipales de Barcelona, vigentes desde el año 2000, ahora se estrechan sobre los ciclistas de Collserola (ahora gestionado por la Generalitat). La Guardia Urbana se ha empezado a poner firme, y amonesta y multa con 1.500 euros a todos aquellos individuos que encuentren montando en bici por senderos de menos de 3 metros de ancho.

Como ya sucedió en la Sierra de Madrid hace unos años, con algunos caminos emblemáticos como el Smidt vetados para las bicis, ahora le toca el turno a la sierra de Collserola. Un Parque Natural a las puertas de una gran ciudad es mala combinación para la convivencia entre excursionistas, caballos y bicis. Y una jugosa fuente de potenciales votos. Estamos de acuerdo en que la montaña es frágil y que la presión del ser humano no la beneficia. Pero la respuesta ante esta situación creo que no es tanto tirar de decreto como de buscar soluciones para el uso y disfrute sostenible por parte de todos, de un patrimonio que los ciclistas respetamos tanto o más que los boyscouts.

No se dice nada de la presión que ejercen las hordas de excursionistas que se pasean por la montaña como si fuese la Gran Vía o el Rastro. No se dice nada de la presión urbanística y por tanto de los vehículos que campan a sus anchas por el interior de una zona protegida. No se dice nada de las motos de la Guardia Urbana que recorren el parque para prohibir a los ciclistas. No se dice nada sobre los caminos y senderos que de no ser por las bicis, se cegarían y quedarían expuestos por ejemplo a más posibilidades de incendios forestales. Tampoco se dice nada sobre los cazadores que cada invierno realizan batidas (controladas) de jabalíes. Ya puestos, toda esta gente hace más daño al ecosistema y lo manipula mucho más que una bici. Ni se dice nada de las carreteras del parque en las que los coches se pasan los límites de velocidad por el arco del triunfo. Y por supuesto, el parque de atracciones más antiecológico del mundo está en todo lo alto de una montaña. No podía ser de otra forma.

Pero no. Sólo se fijan en algunas actitudes desde luego amonestables, que también se creen que están solos en la montaña y no respetan a los viandantes. Aunque habría que ver si esos viandantes circulan por en medio de los caminos, como si también estuvieran en su casa, dejando basuras en la montaña.

Lo peor de todo no es esto. Es que estamos indefensos ante el Poder. El Poder Público se ha convertido en un eufemismo para encubrir a los que dictan órdenes y mandatos en contra de Lo Público con mayúsculas, y nosotros somos sus víctimas. Nosotros, los que les votamos y pagamos sus sueldazos. Esto no es demagogia, sino una gran paradoja. ¿Y las asociaciones civiles?  Más de lo mismo. ¿El famoso IMBA? Una organización manejada por oportunistas que responden a sus únicos intereses: vinculación con la revista Bike a Fondo, vinculación con marcas comerciales como Canyon, etc. Puro humo. Una panda de amiguetes comprados por el Sistema. ¿Otras organizaciones? Puede haber muchas, pero desunidas y sin posibilidad de presionar o negociar con las autoridades. Es decir, estamos vendidos.

Estamos solos ante lo que quieran hacer unos cuantos autoproclamados "poderes públicos" que velan por el "interés general" y el "bien público". ¿Luchar para defenderse? No queda otra, pero es un camino largo, tortuoso y perdido de antemano. Sin embargo, es la única salida que nos queda. INSUMISIÓN Y RESISTENCIA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario