jueves, 14 de julio de 2011

El Sol


Imagen del Sol tomada en el mes de junio, durante el solsticio de verano. The Boston Globe/NASA.

martes, 12 de julio de 2011

El futuro son las chapas

Ahora que me he enterado de que el freeride ha muerto, es hora de desempolvar la hemeroteca y decir con voz alta y clara: ¡YO TENÍA RAZÓN! Cuando hace 5 o 6 años la gente se volvía loca comprándose hierros con 180mm de recorrido, y las entonces llamadas enduro de 120 empezaban a desmarcarse de esos modelos, algunos visionarios con poderes extrasensoriales dijimos: "el futuro es el enduro". Y así ha sido. El enduro ahora no es de 120, sino de 160. Porque el enduro se ha fagocitado al freeride literalmente, y lo que antes era enduro ahora es all-mountain.

Como dice el artículo de Mitchell Scott en Pinbike, el mountain bike tiene más subcategorías y subgéneros que la tabla periódica de elementos. O más subgéneros que el "rock", también se podría añadir. Y evoluciona tanto porque es un deporte joven y en crecimiento, muy ligado a la competición y al desarrollo tecnológico. Aunque la competición está reservada para dos ramas del MTB muy claras y definidas (rallye y descenso), el usuario tiene una gama inmensa de tipos de bici para la modalidad que prefiera practicar. Y eso lo hace rico, pero también confuso y poco accesible al público. La gente que no sabe de bicis no tiene por qué tener claro si quiere hacer all-mountain, freeride, cross-country, descenso, con ruedas de 26, de 29, rígidas o dobles. Por eso la bici de carretera siempre será (más aburrida) pero también más popular y reconocida.

El otro día me subí, por cierto, a una Pinarello ultramegaquetecagas. Y por poco me rompo. Increíble la postura y la sensación de peligro en una flaca. Hacía tiempo que no me subía a una, y volverá a pasar mucho tiempo antes de que me suba a otra. Lo cual hace que admire mucho más a los ciclistas de carretera y de competición. Pero como dice un amigo: "lo nuestro es el surf".

martes, 28 de junio de 2011

La escuela de calor


Las últimas semanas han sido ajetreadas y de mucho viajar los fines de semana. Como recién graduado Técnico Monitor y Guía de Mountain Bike, por la Escuela Española de Mountain Bike y la Federación Madrileña de Ciclismo, puedo decir y digo: "¡joder, qué calor!" Y es que el verano ya ha llegado, y nadie sabe cómo ha sido. De repente, han empezado a derretirse los Kinder Sorpresa en las tiendas de golosinas y los caminos se han secado como el cerebro de los gobernantes que nos mangonean. Todos los síntomas inducen a pensar que es verano y que tenemos por delante unos meses a base de chanclas y gazpacho. Y también de salidas nocturnas, de viajes, de montar con los colegas, de cervezas y de terracitas. Cambio climático aparte, el verano es una de las estaciones que más me simpatizan, aunque reconozco que hay que saber montárselo para no caer en los tópicos y cagarla con todo el equipo. Huir de las muchedumbres y el enjambre dominguero, escapar de las colas y caravanas, apostar por las verbenas de pueblo, estar a la fresca, por el paseo playero o montañero y, sobre todo, por los espacios abiertos y poco explotados. Esos que no salen en el País Semanal o en cualquier otro medio de desinformación de masas.

Personalmente, y para evitar el síndrome post-vacacional o post-estival, creo que es un error sobreestimar o tener altas expectativas hacia esta estación. El verano son dos días y pasan volando. Tampoco es pa tanto. Hay que disfrutarlo exactamente igual que el resto del año, un poco más porque hay más tiempo libre, sí, pero sin verlo como un permiso carcelario a nuestras rutinarias y apestosas vidas. Antes que llegar a tener un concepto tan bajo de nuestra existencia, habría que preguntarse si algo falla. Es como los fines de semana. Si estás deseando que llegue el viernes porque crees que tu vida entre semana es una mierda, es que algo no marcha bien, ¿no te parece, amigo?

Quizás este quitarle hierro al verano sea una reminiscencia del efecto Vacaciones Santillana, y de aquellos infernales libros de tareas que nos recordaban que en verano también había que currar, cuando éramos niños. Aunque fuera solo durante un par de días -yo solía hacer todas las tareas del tirón y después me tumbaba a la bartola-, te hacía ser consciente de que el verano no era totalmente un agujero negro. En cualquier caso, el verano es una buena época para hacer cosas distintas a las habituales, o hacerlas con más intensidad, depende del caso. Y todo por dos razones: más Tiempo para hacer cosas y más Sol.

Así que ya está abierta la Escuela de Calor. También están abiertos los Bike Parks, los Clinics, las piscinas, los aceleradores de partículas, el medievo, los helados, las galletas, los nite-rides...

miércoles, 15 de junio de 2011

Las tardes con Gómez


Ya es conocida mi amistad con un mirlo llamado Señor Gómez, que viene por casa todas las mañanas y tardes a cantar. Sé que es el mismo siempre porque se posa en el mismo sitio. Una vez asentado en su rincón de la terraza, se queda entre 5 y 10 minutos cantando melodías a los cuatro vientos, y después se va a otro sitio con viento fresco.

Comenzó a acercarse por casa el año pasado, en verano. Y este año, desde primavera ya andaba trajinando por aqui y por allá.

Cuando tengo la bici en la terraza y me preparo para hacer un Clinik, Gómez me respeta y no molesta. En el fondo es tímido.

Bueno, este es Gómez.