martes, 12 de abril de 2011

La cueva de los valientes

El fin de semana pasado tuve la suerte de volver a rodar por la Sierra de Madrid con los amigotes de siempre. Un sábado espectacular y una ruta épica, no podía ser de otra manera.

La cosa empezó cuando mis colegas me provocaron para sentir la envidia cochina de sus rutas por la Sierra la semana anterior. Así que me lié la manta a la cabeza y cogí un Alsa el viernes nada más salir del trabajo. Metí la Black Mamba en una bolsa de viaje para bicis, junto a una mochila con lo básico, y me apreté en una mierda de asiento durante 7 horas y media hasta Avenida de América. Una vez allí me despedí de mi compañero de viaje, un chino simpático algo extraño, desembolsé la bici y me dejé caer hasta casa. Había que descansar, pero antes tuve tiempo para cambiarle las pastillas del freno trasero a la bici.



Al día siguiente, temprano, quedé con Vico para subir en su coche hasta San Rafael, punto de salida de la ruta. Después Félix, José Manuel y Tinker completaron el equipo Marmota recién instaurado. Primeras risas y absurdeces en el calentamiento previo. Y el olor... ese olor único de la Sierra, a pino madrileño, que no tiene nada que ver con el olor a pino que anuncian los jodidos limpiadores de baño.. Si los limpiadores de baño olieran a PINO las tiendas Schlecker parecerían un jodido bosque ¡cuando en realidad huelen a Quimicefa, por Dios!

La ruta: una subida infernal de 3 horas, con tramos más infernales y otros de descanso entre senderos y pistas escondidas entre el bosque. Subidos los primeros 5 km comenzamos una serie de intervalos fuera de pista entre senderos, de lo más divertido. Y después de alcanzar la primera cota alta, comenzó una zona de pedaleo rapidísima por singletrack, que nos dejó la primera sonrisa en la boca del día.

Luego venía la ascensión continuada hasta Cueva Valiente, el objetivo a batir del día, y que tuvo 2 o 3 tramos realmente jodidos o muy jodidos. Pero al final, a 1.900 metros, la vista merecía la pena. El día estaba tan despejado que se podía ver Castilla y Madrid con gran claridad. En Cueva Valiente también conocimos a un personaje bastante cercano a los años 80 y que nos acojonó un poco con sus maneras flowerpower...

Pero a partir de ahi comenzaba el descenso de vuelta hasta San Rafael. Pedregoso, técnico en tramos, rapidísimo en otros... En fin, espectacular.

Una muestra en el vídeo que se curró la GoPro de Tinker:



Los verdaderos placeres deben ser escasos pero intensos, como saborear un buen vino o una cerveza. Si no, perderían su valor extraordinario. De ahí que para mi, volver de vez en cuando a la Sierra sea comparable a comerse un solomillazo con un buen Ribera: un lujo ocasional, una exquisitez, un acto sagrado que se paladea durante semanas y deja el listón altísimo para los gourmets de los caminos.

pD.- Por cierto, el resto del fin de semana en Madrid fue infernal: nada de cachondeo, ni de tapas en La Latina, ni de buen tiempo, ni de noche al fresco en medio de un ambientazo, ni de ver ganar a tu equipo de fútbol Glorioso por 3-0... nada de eso. Sí que volví en otro Alsa nocturno (mucho más cómodo que el de ida) en el que fui todo el viaje dormido hasta llegar al trabajo el lunes a las 7,30am.  Infernal.

miércoles, 6 de abril de 2011

Groundhog Team

Hoy, sin venir a cuento ni planificarlo, ha nacido un nuevo concepto en el seno del grupo de colegas que dedicamos a la bici una buena parte de nuestro tiempo libre. Se trata de una nueva marca o identidad de grupo. Surgida en una tarde de abril, tarde de Champions y de cervezas. Una tarde de reflexión racional y empírica, vamos.

GROUNDHOG TEAM. Toma ya. El Equipo Marmota. No teníamos suficiente con ser el Team Maderfuckers. Ahora también surge del caos, a la otra punta de una mariposa que bate las alas en Singapur, una sencilla y dócil marmota, un animalejo pacífico y de aire cándido. ¿Para qué, con qué fin? Con el simple y resumido propósito de dominar el mundo y someterlo al diktat de la elite proletaria biker.

Este fin de semana empezamos la andadura del nuevo y espontáneo Team. Y será en Madrid, en la Sierra, la gloriosa y eterna. Las marmotas volverán a campar por las montañitas y los prados, como criaturas entrañables, pero de intenciones imperiales.

No por casualidad, el Día de la Marmota puede ser una pesadilla... 

GROUNDHOG TEAM es más que un club. No se sabe qué exactamente.

 

Aqui está la verdad absoluta:

http://groundhogteam.blogspot.com/

jueves, 31 de marzo de 2011

Fenómenos

Google Earth es uno de los inventos más útiles que ha dado Internet, que en sí mismo ya es el invento más importante de los últimos 100 años. Google Earth es parecido al fuego: puedes quedarte horas mirándolo, descubriendo rincones y buscando recovecos, jugando con las formas de la Tierra. ¿Quién iba a decir que podríamos hacer esto cuando de pequeños jugábamos con aquellos globos terráqueos de plástico, descubriendo países como "Alto Volta" o ciudades como Antananarive?



Lo que pensaba el otro día es que, cuando suceden fenómenos como el terremoto y tsunami en Japón, del pasado 11 de marzo, uno se da cuenta de lo pequeño que es el ser humano. Y de que nuestra existencia es una mota de polvo en medio de cientos de galaxias y de siglos. ¿Qué quedará de lo que ahora vemos en Google Earth dentro de 200, 800, 3.000 años? ¿Qué será de los caminos, las playas, las carreteras que ahora forman parte de nuestra existencia, cuando sucedan cientos de terremotos, huracanes o fugas radiactivas? En Google Earth se puede ver la central nuclear de Fukushima, y también la infame Chernóbil. Pero Fukushima se puede ver "antes" del terremoto. Cuando aún no habían palmado 30.000 personas ni había fugas de yodo y plutonio radiactivos. Así que si sucede algún día un "evento ligado a la extinción", como decían en aquella peli, Google Earth seguirá sin actualizarse hasta tiempo después, si lo hace.

Dentro de mil años Google Earth no será igual que ahora. Puede que haya más Fukushimas, más costas anegadas, desiertos más grandes, que la temperatura terrestre aumente dos grados... Pueden pasar muchas cosas y nosotros no las veremos. Sólo veremos lo que nos toque vivir en nuestro espacio-tiempo. Con sus pequeños detalles que sólo conoceremos nosotros, ni antes ni después existieron ni existirán. Especies que se extingirán dentro de poco, otras que ya lo han hecho. Y también con paisajes eternos, casi inalterables, de evolución imperceptible al menos para nosotros. Las montañas.

Tan limitado y a la vez tan infinito.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Bodegones y retratos

Una foto de paisajes no es lo mismo si hay una bici de fondo. Igual que un bodegón gana enteros si se hace con objetos de inspiración biker...

Hoy toca un pequeño reportaje fotográfico.



 

 

 

 

 

 

 

 

"Bodegón cromado"



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"¡Tomen esa colina!"

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Paisaje urbano con un toque rústico"

 



 

 

 

 

 

 

 

 

"El resplandor"

 



 

 

 

 

 

 

 

 

"El mono sale de la jungla"

 



 

 

 

 

 

 

 

 

"Se abre la veda"

 



 

 

 

 

 

 

 

 

"La insoportable levedad de mi bici de rally "

jueves, 24 de marzo de 2011

La caja de herramientas

La caja de herramientas es uno de los objetos de culto de cualquiera que utilice la bici para algo más que salir a pasear. Es el sancta sanctorum, la cripta o la bodega donde se guardan los secretos del convento. En ella guardamos todos los utensilios necesarios para llevar a cabo el mantenimiento de la bici, reparaciones y tuneos. Y además, una caja de herramientas define al usuario de la bici. Es como la cocina para los cocineros. Un lugar donde lo mismo puedes guardar reliquias como chatarra, pero donde encuentras casi todo lo que puedes necesitar para una reparación casera.

En mi caso, empecé guardando las herramientas en una bolsa de deporte: cadenas, platos, aceite... Pero lo tenía todo desordenado y siempre me tocaba rebuscar un rato para encontrar cualquier tornillo. Así que lo cambié todo a una de esas prácticas cajas de herramientas de los chinos, de dos pisos, que además de ordenada da la sensación de mu pofesional.

Pero es importante mantener una caja de herramientas ordenada y actualizada. Es fácil acumular mierda y cosas inútiles, pero difícil tenerla a punto para resolver buena parte de problemas o retoques que se le dan a la bici. A mi, por ejemplo, nunca me falta un juego de desviador y cambio, cables y fundas, 2 platos y 2 discos de freno, un juego de pedales automáticos, 2 cámaras, trapos, y por supuesto aceite, lubricante, caja para arreglar pinchazos, y un buen surtido de herramientas: allen, estrella, llave inglesa, llaves fijas, alicates, cortacables, desmontables, bomba para amortiguador, grasa, martillo de plástico, un bote de pulimento, tornillos de todo tipo, bridas, espaciadores, fondo de llanta, cierres automáticos... La verdad es que un inventario de la caja de herramientas sale más de lo que parece.  Quedan fuera de la caja recambios más grandes, por supuesto...

Esta semana me he hecho con dos herramientas que nunca había tenido: una llave para casete y de cadena. Sorprendente que nunca antes hubiese tenido unas propias, porque son realmente útiles. Nunca he destacado por ser un manitas, pero a fuerza de años haciendo chapucillas con la bici y a base de CLINICS, he aprendido a hacer algunas cosas básicas con bastante decencia: centrar ruedas o ajustar cambios y frenos, por ejemplo. Reconozco que casi siempre he tirado de taller para hacer reparaciones de nivel "medio". Pero me estoy dando cuenta de que la mayoría de la mecánica de la bici es factible y sólo requiere un poco de tiempo y algo de paciencia.

Y es que casi tan gratificante como montar en bici es retocar y hurgar en tu bici. Repararla y cuidar la mecánica es parte del juego de entender y conocer a tu bici, y cuando arreglas una rueda o ajustas un cambio resulta más seguro salir a montar luego. Te sientes más seguro sobre algo que has tocado y sobeteado.