Ya es conocida mi amistad con un mirlo llamado Señor Gómez, que viene por casa todas las mañanas y tardes a cantar. Sé que es el mismo siempre porque se posa en el mismo sitio. Una vez asentado en su rincón de la terraza, se queda entre 5 y 10 minutos cantando melodías a los cuatro vientos, y después se va a otro sitio con viento fresco.
Comenzó a acercarse por casa el año pasado, en verano. Y este año, desde primavera ya andaba trajinando por aqui y por allá.
Cuando tengo la bici en la terraza y me preparo para hacer un Clinik, Gómez me respeta y no molesta. En el fondo es tímido.
Bueno, este es Gómez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario