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jueves, 31 de marzo de 2011

Fenómenos

Google Earth es uno de los inventos más útiles que ha dado Internet, que en sí mismo ya es el invento más importante de los últimos 100 años. Google Earth es parecido al fuego: puedes quedarte horas mirándolo, descubriendo rincones y buscando recovecos, jugando con las formas de la Tierra. ¿Quién iba a decir que podríamos hacer esto cuando de pequeños jugábamos con aquellos globos terráqueos de plástico, descubriendo países como "Alto Volta" o ciudades como Antananarive?



Lo que pensaba el otro día es que, cuando suceden fenómenos como el terremoto y tsunami en Japón, del pasado 11 de marzo, uno se da cuenta de lo pequeño que es el ser humano. Y de que nuestra existencia es una mota de polvo en medio de cientos de galaxias y de siglos. ¿Qué quedará de lo que ahora vemos en Google Earth dentro de 200, 800, 3.000 años? ¿Qué será de los caminos, las playas, las carreteras que ahora forman parte de nuestra existencia, cuando sucedan cientos de terremotos, huracanes o fugas radiactivas? En Google Earth se puede ver la central nuclear de Fukushima, y también la infame Chernóbil. Pero Fukushima se puede ver "antes" del terremoto. Cuando aún no habían palmado 30.000 personas ni había fugas de yodo y plutonio radiactivos. Así que si sucede algún día un "evento ligado a la extinción", como decían en aquella peli, Google Earth seguirá sin actualizarse hasta tiempo después, si lo hace.

Dentro de mil años Google Earth no será igual que ahora. Puede que haya más Fukushimas, más costas anegadas, desiertos más grandes, que la temperatura terrestre aumente dos grados... Pueden pasar muchas cosas y nosotros no las veremos. Sólo veremos lo que nos toque vivir en nuestro espacio-tiempo. Con sus pequeños detalles que sólo conoceremos nosotros, ni antes ni después existieron ni existirán. Especies que se extingirán dentro de poco, otras que ya lo han hecho. Y también con paisajes eternos, casi inalterables, de evolución imperceptible al menos para nosotros. Las montañas.

Tan limitado y a la vez tan infinito.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Bodegones y retratos

Una foto de paisajes no es lo mismo si hay una bici de fondo. Igual que un bodegón gana enteros si se hace con objetos de inspiración biker...

Hoy toca un pequeño reportaje fotográfico.



 

 

 

 

 

 

 

 

"Bodegón cromado"



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"¡Tomen esa colina!"

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Paisaje urbano con un toque rústico"

 



 

 

 

 

 

 

 

 

"El resplandor"

 



 

 

 

 

 

 

 

 

"El mono sale de la jungla"

 



 

 

 

 

 

 

 

 

"Se abre la veda"

 



 

 

 

 

 

 

 

 

"La insoportable levedad de mi bici de rally "

jueves, 24 de marzo de 2011

La caja de herramientas

La caja de herramientas es uno de los objetos de culto de cualquiera que utilice la bici para algo más que salir a pasear. Es el sancta sanctorum, la cripta o la bodega donde se guardan los secretos del convento. En ella guardamos todos los utensilios necesarios para llevar a cabo el mantenimiento de la bici, reparaciones y tuneos. Y además, una caja de herramientas define al usuario de la bici. Es como la cocina para los cocineros. Un lugar donde lo mismo puedes guardar reliquias como chatarra, pero donde encuentras casi todo lo que puedes necesitar para una reparación casera.

En mi caso, empecé guardando las herramientas en una bolsa de deporte: cadenas, platos, aceite... Pero lo tenía todo desordenado y siempre me tocaba rebuscar un rato para encontrar cualquier tornillo. Así que lo cambié todo a una de esas prácticas cajas de herramientas de los chinos, de dos pisos, que además de ordenada da la sensación de mu pofesional.

Pero es importante mantener una caja de herramientas ordenada y actualizada. Es fácil acumular mierda y cosas inútiles, pero difícil tenerla a punto para resolver buena parte de problemas o retoques que se le dan a la bici. A mi, por ejemplo, nunca me falta un juego de desviador y cambio, cables y fundas, 2 platos y 2 discos de freno, un juego de pedales automáticos, 2 cámaras, trapos, y por supuesto aceite, lubricante, caja para arreglar pinchazos, y un buen surtido de herramientas: allen, estrella, llave inglesa, llaves fijas, alicates, cortacables, desmontables, bomba para amortiguador, grasa, martillo de plástico, un bote de pulimento, tornillos de todo tipo, bridas, espaciadores, fondo de llanta, cierres automáticos... La verdad es que un inventario de la caja de herramientas sale más de lo que parece.  Quedan fuera de la caja recambios más grandes, por supuesto...

Esta semana me he hecho con dos herramientas que nunca había tenido: una llave para casete y de cadena. Sorprendente que nunca antes hubiese tenido unas propias, porque son realmente útiles. Nunca he destacado por ser un manitas, pero a fuerza de años haciendo chapucillas con la bici y a base de CLINICS, he aprendido a hacer algunas cosas básicas con bastante decencia: centrar ruedas o ajustar cambios y frenos, por ejemplo. Reconozco que casi siempre he tirado de taller para hacer reparaciones de nivel "medio". Pero me estoy dando cuenta de que la mayoría de la mecánica de la bici es factible y sólo requiere un poco de tiempo y algo de paciencia.

Y es que casi tan gratificante como montar en bici es retocar y hurgar en tu bici. Repararla y cuidar la mecánica es parte del juego de entender y conocer a tu bici, y cuando arreglas una rueda o ajustas un cambio resulta más seguro salir a montar luego. Te sientes más seguro sobre algo que has tocado y sobeteado.

martes, 15 de marzo de 2011

C'est la Machine

 

Hoy ha sido un día especial. He estrenado una vieja bici. Una bici con 17 años. Y claro, la sensación ha sido como ponerse a los mandos de un Mustang del 68. Una geometría que ya no se ve en las bicis modernas, avanzado y brazos juntos, por la larga potencia y el corto manillar; una forma de ir en bici que había quedado en el recuerdo de los primeros años de mountain bike... Ha sido extraño. El día lluvioso y áspero no invitaba a muchas alegrías, pero la verdad es que meterse bajo el intenso aguacero con una bici como esta ha sido definitivamente alucinante.

Y es que desde que el jueves pasado llegó la nueva-vieja dama, estoy como loco con esta bici. La veterana Sunn que tuve desde 1994 hasta 2006 terminó su vida siendo robada en la calle. Con esa bici, la primera, me estrené. Fue como la primera novia. El Camino de Santiago, la vuelta a Irlanda, miles de kilómetros hechos. Sólo quedaba ya de ella el cuadro original. Pero daba igual, era "la vieja dama". Durante años estuve convencido de que las bicis de acero y de XC habían quedado superadas por las dobles y el freeride. No había nada de estético ni de práctico en un cuadro rígido como una tabla, frente a la voluptuosidad de unas buenas suspensiones. Error.





El tiempo me ha hecho repensar las cosas. Valorar lo clásico y lo exclusivo por encima de las modas. Porque hay cosas que no pasan de moda. Ni pasan ni dejan de pasar. Simplemente están ahi y siempre estarán porque son superiores. Es el caso de un cuadro Tange, de una geometría única de una marca que lo fue todo y cayó a lo más profundo, de una estética cromada inspirada en el BMX, de unos componentes sacados de un libro de historia, de unos cantilever en estado perfecto. Es decir, de una pequeña porción de historia entre las piernas. Un jodido R-5 Copa o el mencionado Mustang del 68. Algo que, acostumbrado a otra conducción más moderna y fácil, se vuelve un poco salvaje y primitiva. Pero auténtico como la esencia misma de la montaña.

Bienvenida de nuevo, dama de hierro.

 

martes, 1 de marzo de 2011

Morir con las calas puestas

Se veía venir. Cada cierto tiempo el Poder debe demostrar que nos controla y que puede seguir manejándonos como marionetas.  En una nueva demostración de poder, las ordenanzas municipales de Barcelona, vigentes desde el año 2000, ahora se estrechan sobre los ciclistas de Collserola (ahora gestionado por la Generalitat). La Guardia Urbana se ha empezado a poner firme, y amonesta y multa con 1.500 euros a todos aquellos individuos que encuentren montando en bici por senderos de menos de 3 metros de ancho.

Como ya sucedió en la Sierra de Madrid hace unos años, con algunos caminos emblemáticos como el Smidt vetados para las bicis, ahora le toca el turno a la sierra de Collserola. Un Parque Natural a las puertas de una gran ciudad es mala combinación para la convivencia entre excursionistas, caballos y bicis. Y una jugosa fuente de potenciales votos. Estamos de acuerdo en que la montaña es frágil y que la presión del ser humano no la beneficia. Pero la respuesta ante esta situación creo que no es tanto tirar de decreto como de buscar soluciones para el uso y disfrute sostenible por parte de todos, de un patrimonio que los ciclistas respetamos tanto o más que los boyscouts.

No se dice nada de la presión que ejercen las hordas de excursionistas que se pasean por la montaña como si fuese la Gran Vía o el Rastro. No se dice nada de la presión urbanística y por tanto de los vehículos que campan a sus anchas por el interior de una zona protegida. No se dice nada de las motos de la Guardia Urbana que recorren el parque para prohibir a los ciclistas. No se dice nada sobre los caminos y senderos que de no ser por las bicis, se cegarían y quedarían expuestos por ejemplo a más posibilidades de incendios forestales. Tampoco se dice nada sobre los cazadores que cada invierno realizan batidas (controladas) de jabalíes. Ya puestos, toda esta gente hace más daño al ecosistema y lo manipula mucho más que una bici. Ni se dice nada de las carreteras del parque en las que los coches se pasan los límites de velocidad por el arco del triunfo. Y por supuesto, el parque de atracciones más antiecológico del mundo está en todo lo alto de una montaña. No podía ser de otra forma.

Pero no. Sólo se fijan en algunas actitudes desde luego amonestables, que también se creen que están solos en la montaña y no respetan a los viandantes. Aunque habría que ver si esos viandantes circulan por en medio de los caminos, como si también estuvieran en su casa, dejando basuras en la montaña.

Lo peor de todo no es esto. Es que estamos indefensos ante el Poder. El Poder Público se ha convertido en un eufemismo para encubrir a los que dictan órdenes y mandatos en contra de Lo Público con mayúsculas, y nosotros somos sus víctimas. Nosotros, los que les votamos y pagamos sus sueldazos. Esto no es demagogia, sino una gran paradoja. ¿Y las asociaciones civiles?  Más de lo mismo. ¿El famoso IMBA? Una organización manejada por oportunistas que responden a sus únicos intereses: vinculación con la revista Bike a Fondo, vinculación con marcas comerciales como Canyon, etc. Puro humo. Una panda de amiguetes comprados por el Sistema. ¿Otras organizaciones? Puede haber muchas, pero desunidas y sin posibilidad de presionar o negociar con las autoridades. Es decir, estamos vendidos.

Estamos solos ante lo que quieran hacer unos cuantos autoproclamados "poderes públicos" que velan por el "interés general" y el "bien público". ¿Luchar para defenderse? No queda otra, pero es un camino largo, tortuoso y perdido de antemano. Sin embargo, es la única salida que nos queda. INSUMISIÓN Y RESISTENCIA.