lunes, 21 de enero de 2008

Predators


Ya ha terminado uno de los mejores fines de semana del año. Todas las expectativas se quedaron cortas y es que una vez más, hemos cumplido como la ocasión merecía: bici y destrucción a partes iguales (bueno, siempre algo más de destrucción) todo ello regado con mucha diversión. El sábado no madrugamos y tras una mañana tranquila, salimos en bici a las 15 hrs. Los integrantes del comando Predator éramos Fernando, Lolo, Nano, Alfonso (Mudmax) y un servidor. Todos con ansia de senderos y con la alegría de un clima tremendamente agradable. La ruta fueron algo menos de 30 kms de singletracks......con una de las mejores bajadas desde hace mucho tiempo, la localmente llamada "espatarrao" Un descenso por bosque cerrado, con curvas peraltadas y singletrack tirando a limpio entre árboles, que hizo que el "flow" fuera la sensación que todos tuvimos. Flow porque el suelo agarraba como nunca y serpentear entre los árboles era una auténtica delicia. Además, tuvimos saltito con empalmada incluído...Sin duda, enduro de verdad, de salida intensa, llena de singletracks y paisajes espectaculares.

Tras esta maravillosa ruta y un par de rondas de cerveza, el comando Predator al completo nos dirigimos a casa de Fer, donde nos disponíamos a comenzar la destrucción. Tras llenarnos debidamente el estómago con gran cantidad de colesterol proveniente de la parrilla de la bodega de Fernando, salimos como auténticos Miuras en busca de la noche bilbilitana. El Ávalon fue nuestro primer destino donde la destrucción estuvo garantizada de la mano de grandes éxitos españoles de los 80. Bailes cojos, cervezas rociadas por algunas cabezas y silbidos sin fin fueron el preludio de lo que iba a ser toda la noche...Los Predators nos retiramos entre la niebla, de la mano de un taxista suicida, que aportó emoción a una noche espectacular.


¡¡Sin duda, una vez más, un fin de semana para quitarse el sombrero!!

La crónica es de Félix (http://www.allweathersl.blogspot.com/)

lunes, 14 de enero de 2008

Montar por montar


Después de 17 días sin tocar la bici, con las navidades de por medio, las comilonas, bebilonas y demás, había perdido las ganas de montar. Con un año tan prolífico como el 2007, la motivación estaba por los suelos. Estas cosas pasan a veces. Ves la bici y te dan ganas de mandarla a tomar por culo. Parece que no hay incentivos, ni objetivos a cumplir, ni nada. Pero en seguida ves la luz de alguna forma, y vuelve a surgir naturalmente el instinto genético de romper los caminos.

El sábado pasado salimos otra vez, inaugurando el año. En parte motivado por ver si realmente estaba motivado, y en parte por la disciplina que hace el fijar un día y una hora con la gente con la que sales, salí de casa con bastantes buenas vibraciones. El día era perfecto, soleado, despejado y limpio, con algo de viento. Las navidades no habían hecho demasiada mella en mi estado físico, sorprendentemente. La ruta fue una clásica con algunos bucles divertidos. En total, 3,5 horas muy bien aprovechadas e intensas, y una sensación muy clara: montar me recuerda lo importante que es montar. A veces lo olvidamos, pero cuando existe esa conexión, todo funciona.

Montar por montar, sin ningún objetivo concreto, es la esencia. Los que pasamos de la competición somos unos afortunados, porque descubrimos el secreto de la bici: salir a pasar un buen rato, a demostrar tu nivel contigo mismo y a disfrutar de la naturaleza como animalitos salvajes. Y esta sencilla fórmula funciona siempre, aunque lleves 15 años montando todos los fines de semana. El secreto es montar porque sí; por montar. No hay que buscar más. Eso es todo.

martes, 18 de diciembre de 2007

De tiendas


Ayer en LTM estuve charlando un rato con Luis, que me suministró los recambios para el núcleo del eje pasante superior de la Black Mamba (en episodios anteriores, el eje pasante del anclaje de las punteras con el amortiguador había hecho crak). También me hice con unas zapatas Kool Stop para cambiarlas por las ECB que el pasado domingo también habían dicho "hasta luego, Lucas" y me dejaron sin freno trasero durante la segunda mitad de la ruta. Nunca había visto que el pad o parte abrasiva de la zapata se despegara, y menos de una zapata ECB, que se supone son buenecillas.

Tampoco había montado sin freno trasero (sin freno al 100%, cero, niet). Lo cierto es que no es tan difícil como parece, en según qué situación, claro. En realidad es más una cuestión mental. Contenía la bici con el delantero en las bajadas, pero mi dedo índice derecho necesitaba pulsar la maneta del freno trasero, como si fuese a hacer algo. Supongo que por costumbre. No estaba a gusto sin tener el dedo sobre la maneta, aunque supiera que no podía hacer nada. Y al final rodaba casi como si tuviera freno realmente.

El caso es que en la tienda de Luis siempre hay novedades y lujos con los que supurar baba un buen rato. Como los hiperligeros cuadros Ibis de carretera, carbono monocasco hechos artesanalmente. O la bici de la foto, una réplica casi exacta de la bici de Steve Peat durante 2007.

Ahora que todo el mundo va de tiendas por navidad, no vamos a ser menos...

MFKRS

lunes, 17 de diciembre de 2007

Inanición

Días de dejadez y poco flow. Después de un fin de semana sin montar, salí el domingo con la "penya" a celebrar el acontecimiento de que uno de nuestros miembros fundadores, Carlitos, estaba en Barcelona brevemente. Nos juntamos ocho y estuvimos haciendo una de las rutas históricas. Buenas sensaciones, un poco abotargado por el frío intenso de las 10 de la mañana, pero en general bien. Buena técnica y aceptable físico. Pero ya no soy el que era en el mes de mayo, abril, julio.

La buena vida, el buen comer, el buen beber, el buen amor, me han acomodado en una butaca preferente, en primera fila, cambiando la silla de montar nómada en la que solía moverme por la vida. Me falta esa tensión y ese nervio que notaba cuando me subía a la bici, deseando trepar por las piedras y soltando la correa al perro en las bajadas. Me dejo llevar. Disfruto, pero menos. El instinto y la técnica siguen ahí, pero son predecibles, no me sorprenden.

Quizás sea el efecto "fin de año", "fin de ciclo" o simplemente una época de biorritmos alterados. Quizá me falten nuevos desafíos, nuevos caminos. Hace tres años que volví a las andadas de las grandes rutas, y desde entonces no he parado de hacer enduros épicos, cada fin de semana mejor que el anterior, y es difícil mantener ese nivel. Ahora no volvería al descenso por nada, pero me falta la motivación para seguir con lo que hago. ¿Me aburro? Todavía no. Pero no quiero que las salidas se conviertan en rutina.

Además, tengo la Black Mamba rota. Esperaré a que pasen las vacaciones, y en enero volveremos a hablar.

MFKRS