jueves, 21 de febrero de 2013

Dime de qué marca es tu bici... (I)

Hoy comienzo otra serie de posts en este blog: un estudio comparativo de marcas de coche y su equivalente en bici de montaña. Un análisis concienzudo, fruto de un gran desarrollo I+D en el departamento de investigación y estudios de Sierra Comm. Un tema de vital importancia, máximo interés en la actualidad mundial ahora mismo, y del que dependen cientos de vidas humanas. Así que vamos a tratarlo con todo el rigor que se merece. Poniéndonos muy serios, fumando en pipa y llevándonos el dedo índice y pulgar a la barbilla.

La idea surgió el otro día con Willy, en una de nuestras tertulias sobre política y física cuántica. Surgió la duda de qué marcas de coches correspondían a qué marcas de bicis, es decir, cuál sería el equivalente en coche de marcas como Specialized, Kona, Trek o Santa Cruz. El tema da para mucho, así que lo he dividido en tres entregas.

La primera es esta.




La relación de marcas está ordenada en orden creciente en función a:

- Popularidad de la marca por número de usuarios.
- Relación calidad-precio.
- Historia de la marca, origen e implantación.
- Prestigio e identidad de marca.
- Tecnología, innovación.

Y su equivalente en coche, enfrente.

Explicación

1. Trek es Citroën
El supergigante Trek (1976) es un superventas a nivel mundial. Abarca todo tipo de gamas y segmentos, desde el más inicial hasta la alta gama de competición. Y además siempre ha tenido una familia Racing, equipo de competición al más alto nivel (Aaron Gwin, sin ir más lejos). Muy parecido a la familia World Rally Car que ha dominado el mundo con Sebastian Loeb. No es una de las marcas referentes en innovación, aunque también la tiene. De ahí el paralelismo con Citroen, un gigante del automóvil, referente de marca accesible pero también con una gama alta, y siempre en competición.

2. Kona es Renault
Kona es una de esas marcas que ha sido un top 3 en el mundo. A finales de los 90 y principios de los 2000, Kona era la marca relacionada con el freeride, el DH, una estética muy acertada a nivel de marketing, y una identidad muy marcada. Al mismo tiempo siempre ha sido una superventas, y como con Renault, comparte cierta identidad como marca mayoritaria pero alternativa, con personalidad suficiente como para hacer alguna locura sobre la bici de vez en cuando. Estética, competición y superventas (con lo que eso conlleva de bueno y de malo) son las señas que comparten ambas marcas.

3. Lapierre es Peugeot
Lapierre es un fabricante histórico francés (1946), que en España lleva pocos años en el mercado pero que está teniendo muy buena aceptación. Pero en Francia es una superventas equivalente a Orbea. Por lo tanto, además de compartir origen familiar y país, Lapierre y Peugeot tienen en común que son bestsellers en sus países, y también han tenido recorrido en la competición (quién no se acuerda del Peugeot 405 de Ari Vatanen).

4. Gary Fisher es Chevrolet
El "abuelo" del MTB, Gary Fisher, es toda una institución en el mundo de la bici. No hacen falta presentaciones. Pero no es el caso de su marca, que desde su adquisición por Trek en 1993 ha sido una de esas marcas a las que las empresas matriz han arrinconado y a veces hasta estrangulado. Gary Fisher, otrora marca de prestigio por llevar esa firma, se ha convertido a una medianía, muy orientada a un segmento de gama baja y popular. Justo como Chevrolet. El buque insignia de General Motors, con modelos históricos como el Corvette o el Camaro, que con la quiebra de GM en 2000 se deshizo de su filial y la vendió a la coreana Daewoo. La globalización es lo que tiene, que se pierde la historia por el camino.

5. Merida es Nissan
Otro caso que comparte origen similar (Taiwán/Japón). Ambas marcas son gigantes de ventas, referentes de productos accesibles, fiables, value for the money. Barato o popular no tiene por qué ser cutre. Esta es la prueba. Tanto Merida como Nissan hacen buenos productos pero fiables. Creo que hay Nissan Vanettes circulando por las calles cuyos dueños conocieron la República. Vamos, que una Vanette o un Patrol no se casca así como así. Merida ha ganado mundiales y mantiene una estética y una línea tecnológica suficiente como para no ser una marca mayoritaria y sin personalidad.

6. Canyon es Daewoo
Este es el caso contrario. Dos marcas que fabrican como churros sin personalidad alguna. No aportan nada al mercado salvo un argumento de "value for the money". Barato y fiable (en teoría). Pero para el mundo de las marcas y la identidad corporativa son como agujeros negros. No encuentras un referente comparativo. Dos entes que transitan por el mundo y no producen emoción alguna. Tal para cual.

7. Scott es Opel
De nuevo el origen parecido: Suiza/Alemania. Una personalidad un tanto ambigua. Scott fabrica esquíes, tablas, gafas, ah.. y bicicletas. Un polifabricante de cosas no puede tener una personalidad fuerte en ninguna de ellas, salvo contadas excepciones. Hablo de marketing. Opel es otra de esas marcas que están ahí, hacen sus cosas, hacen sus aportaciones al mundo, pero tienen una identidad de marca un tanto confusa. Vauxhall en Reino Unido, que en realidad es de General Motors, pero también es Opel... un lío. Scott lo mismo. Esquíes, tablas, gafas, compresas, gaitas escocesas... WTF??! Haz una sola cosa y hazla bien, ¿tan difícil es eso?

8. GT es Volkswagen
Bien, palabras mayores. GT (Gary Turner) es un peso pesado en la historia del MTB. Un referente en los primeros años, que ya lo venía siendo (y mucho más) en el BMX. Personalmente, una de mis marcas favoritas de todos los tiempos, por historia, personalidad, estética. Con el tiempo, se fusionó con Schwinn, la compraron los taiwaneses, volvió a rescatarla una empresa canadiense... Ha estado muy en la cuerda floja. Pero ha sobrevivido y es una eterna. La vinculación con Volkswagen es por su fuerte historia, por una estética con mucha personalidad, y sobre todo por haber contribuido al mundo con dos productos insignia. La Zaskar en el caso de GT, y el Escarabajo, en el de Volkswagen. Dos objetos para llevar al MOMA, por diseño.

9. Schwinn es Ford
Las marcas padre. Fabricantes familiares, del siglo pasado (Schwinn se fundó en 1895). Son historia viva del MTB y del automóvil. Con hitos similares y productos que han sido el origen de muchas cosas. La Sting Ray de Schwinn fue la bici que todo niño norteamericano wasp pedía a Papá Noel en los 60. Y esos niños fueron los que luego tunearon su bici, le pusieron marchas... y se descontroló la cosa. El Ford T, por su parte, fue el primer automóvil fabricado en cadena, lo cual revolucionó el mundo. Ambas marcas tienen, además, un logotipo eterno, universal, referente de historia, incólume al paso del tiempo, como IBM y como las grandes marcas-mamotreto, que parecen losas o que suena un bombo cuando la pronuncias.


Espero que estéis de acuerdo. Y si no, comentarios.

Continuar a Parte II

jueves, 14 de febrero de 2013

Historias del ciclismo (III)

Hoy no voy a hablar de una historia del ciclismo de carretera sino de los primeros pasos del mountain bike. El primer Campeonato del Mundo de mountain bike oficial tuvo lugar en Durango, Colorado, en 1990. El famoso mundial que ganó en su casa Ned Overend con 35 años y aquel manillar integrado Profile, seguido por Thomas Frischknecht, a quien Overend adelantó en la última vuelta; y Tim Gould, que fue tercero. Sexto fue un tipo extravagante con una Yeti, rueda lenticular y manillar de carretera, un tal John Tomac, que venía de correr en el Motorola de carretera y en BMX. Ese chaval también quedó cuarto en la prueba de descenso, carrera que ganó Greg Herbold.
Greg Herbold en Durango, 1990.

Eso lo sabemos todos, más o menos. También sabemos que al año siguiente, el Mundial cruzó el charco y se hizo en Il Ciocco, Italia. Fue el mundial que consagró a Tomac, que ganó la prueba de cross country y quedó segundo en la de descenso, y ese mismo año también ganó la primera Copa del Mundo (la Grundig) de cross country, con la Raleigh USA y horquilla Tioga. Ha sido la única vez que un mismo corredor se ha colgado una medalla de oro y otra de plata en cross country y descenso. Y puede que la última...

Lo que no se suele conocer es que el primer mundial no oficial se celebró en la vieja Europa. Y cómo no, en otro país con larga tradición ciclista: Francia.

John Tomac en el mundial de Durango, 1990.
El mundial de Villard de Lans
Hubo tres mundiales no oficiales antes del primero que reconoció la UCI. Y el primero fue en Francia. Sí, qué le vamos a hacer. En esto también ganan los franceses. El mundial de Villard de Lans, un pequeño pueblo alpino muy cerca de Grenoble, fue en 1987. Precisamente, el año pasado se celebraron los 25 años de aquella prueba, y se organizaron varios eventos en el pueblo, asistencia de Ned Overend incluida. Habría sido bonito ir a verlo, pero como suele ser habitual, aquí no nos enteramos de estas cosas. Ese mundialito lo ganó Ned Overend (fue su primer mundial), seguido por... ¡Joe Murray! a ¡¡cinco minutos!! y unos jovencísimos Fililp Meirhaege (16 años) y Christian Taillefer, campeón y subcampeón del mundo en categoría junior, respectívamente. Dos años más tarde, Meirhaege se colgó otra medalla de oro de cross country junior en otro mundial apócrifo, el de Spa 1989. Y algunos años más tarde, el belga fue otra vez campeón del mundo, esta vez senior (Lugano, 2003). Y efectivamente, luego le cazaron por dopaje. Meirhaege. Un pionero que debió pasarse al lado oscuro por alguna extraña razón..

En fin, según cuentan, la representación española en aquel primer mundialito de 1987 la puso Juanma Montero, nada más y nada menos. Otra curiosidad más de aquel puñado de locos aventureros que sin saberlo se estaban convirtiendo en los primeros participantes en un mundial de MTB.

Por aquel entonces el mountain bike era menos que un deporte, era una absoluta frikada de unos pocos flipados. Pero incluso para ellos, ya era un acontecimiento especial.

Sobre todo resulta impactante fijarse en aquellas bicis, que lo mismo las utilizaban para cross country que para las carreras de descenso. Verdaderas joyas que no está mal volver a recordar de vez en cuando. Principalmente porque son bicis cargadas de historia.

Este vídeo es un resumen de aquel mundial de 1990 en Durango. Lamentablemente no he encontrado nada en Youtube sobre el mundial oficioso francés, pero sí algún documento interesante como este.



PD.- No puedo dejar de fijarme en este pedazo de obra de arte hecha en 1990.


jueves, 7 de febrero de 2013

Historias del ciclismo (II)

"El infierno del norte". También llamada "París-Roubaix". Una carrera mítica que se celebra desde 1896, nada más y nada menos, lo que la convierte en una de las más longevas de la historia junto a las otras cuatro grandes clásicas: la Milán-San Remo, el Tour de Flandes, la Lieja-Bastoña-Lieja y el Giro de Lombardía. Una carrera histórica y épica, que nunca ha sido ganada por un corredor español -lo más cercano ha sido dos podiums de Miguel Poblet en 1958 y de Juan Antonio Flecha en 2007, ambos segundos-. 

¿Cómo surge la leyenda de una prueba así? ¿Qué la convierte en un monumento? Dentro de 100 años, si seguimos vivos, la París Roubaix seguirá disputándose por trazados en los que han transitado Eddy Merckx, Francesco Moser, Sean Kelly o Tom Boonen, máximo ganador de la carrera (cuatro veces) junto a su compatriota belga Roger de Vlaemink, en los años 70.

La épica de la París Roubaix no se debe sólo a los adoquines -o pavés- de parte del trazado. Ni al barro. Ni a lugares emblemáticos por los que atraviesa, muchos de ellos escenarios de la I Guerra Mundial, como la Trinchera de Arenberg. Ni a la rivalidad histórica por ganar la carrera que hay entre dos de las superpotencias ciclistas europeas, Bélgica y Francia.

La extrema dureza de la Paris Roubaix es famosa en todo el mundo. 50 km de tramos de pavés, lluvia, caídas, tubulares destruidos, 6 horas que ponen a prueba la resistencia de los ciclistas y de sus bicis. Fue famosa la horquilla que lanzó Rock Shox, modelo Paris Roubaix; una de las pocas horquillas de suspensión jamás comercializadas para bicis de carretera.

La épica del "Infierno del Norte", que empezó a fraguarse cuando transcurría entre los caminos aún polvorientos de una Europa devastada por las bombas, tras la I Guerra Mundial, se debe a todas esas cosas y a muchas más. La leyenda de ser un acontecimiento que supera las fronteras, que ya no es sólo una carrera sino un evento. Como un gran premio en Mónaco, Monza o Spa. O un partido Brasil-Uruguay.

A veces, la propia historia, el paso del tiempo, convierte un evento ya de por sí excepcional, en algo histórico.

jueves, 31 de enero de 2013

El mundo Strava

Uno de los fenómenos colaterales de la crisis económica que vivimos ha sido la invasión de deportistas en la montaña. Los gimnasios, piscinas y polideportivos se han vaciado en algunos casos, aunque en otros bien es cierto que también han visto aumentar sus socios. Pero en todas partes hay gente corriendo y montando en bici. Supongo que algunos, los que aún tienen un trabajo, buscan el deporte como vía de escape del estrés. Otros, que forman parte de ese ejército de 6 millones de parados -el ejército de EEUU tiene sólo 1,4 millones de soldados en activo-, se dedican con acierto a cuidar de cuerpo y mente, ante el riesgo de caer psicologías negativas, etc. Pero en general el deporte se ha consolidado como un valor social. "Hay que hacer deporte porque es bueno para la salud", dicen. De repente, la buena salud es un síntoma de bienestar. Como si ese concepto de "lo saludable" se quiera asociar a un estado individual y personal, casi espiritual. Y tiene sentido, porque esta idea se completa con un sofisticado plan para privatizar los servicios de salud desde el (los) gobiernos. Es como decir: "la salud es cosa de cada uno". Cuidate tú mismo porque el Estado no te va a cuidar. Eso sí, tampoco te va a poner fácil que tengas una buena salud. Pero si quieres, hay muchas formas de mantener una buena salud y estar guapo o guapa. Así no caerás enfermo. Caer enfermo es un fracaso personal, como el paro.

Es hacia donde vamos. El discurso entre líneas.

Pero en el fragor de este océano turbio y turbulento, a veces se ven pequeñas luces, lejanas boyas a las que seguir fijando el rumbo. Y algunas de ellas tienen que ver con la tecnología, precisamente uno de los malvados aliados de la super estructura y del océano turbio, para muchas personas. Sí, la tecnología puede tener todos nuestros datos, movimientos, gustos, apetencias, y un sinfín de información sobre nosotros. ¿Y? ¿Alguien sigue siendo tan naif para pensar que puede esconderse del ojo del gran hermano? ¿Siendo aborigen australiano, quizás? Quienes reniegan de la tecnología por la sospecha de que ésta controla nuestros pasos es porque no son conscientes del mundo en el que viven. Ya es un hecho; ya sucede.

De forma que aprovecha la tecnología (eso sí, racionalmente, minimiza el impacto, la huella digital, etc) y úsala en tu beneficio. En beneficio del gran circo que hay montado.

Pues bien, esto es Strava. Una extraordinaria aplicación desarrollada en Silicon Valley (es decir, la cuna del mountain bike), que permite grabar tus rutas y entrenamientos, extraer perfiles, medias, y todo tipo de datos. Hasta ahí todo normal y común con otras apps. Pero lo mejor de todo es esto: con Strava puedes comparar segmentos de tus recorridos con los de otros usuarios worlwide que también hayan hecho esos segmentos. Por ejemplo: si Tomi Misser (esto es verídico) ha hecho la misma ruta que tú (cosa bastante fácil), podrás comparar tu performance con la suya. O con la de tus colegas. O bajarte la ruta con la que quieras compararte con otro cualquiera. Con Hermida.

Y es genial. Una idea brillante para hacer de tus rutas, entrenamientos o lo que sea, experiencias únicas al alcance de cualquiera. Elevar a la categoría de global las cosas más individuales y de pequeña escala. Lo grande y lo pequeño relacionado con lo universal y lo municipal. El tramo de trialera en el que has marcado el mejor tiempo llega hasta un tipo de Marin County. Las cuentas de un tal Bárcenas y las islas Bermudas.

Una época fascinante, sin duda.

(Una prueba de producto como nunca la leerás en una revista de bicis).


 

miércoles, 23 de enero de 2013

Nuevo curso de monitor-guía de MTB con la Federación Madrileña


La Federación Madrileña de Ciclismo, con el apoyo de Sierra Comunicación, IMBA España y Bike a fondo, organiza el Curso para obtener la licencia federativa de monitores-guía de mountain bike en la Comunidad de Madrid. El curso también certificará como técnico señalizador de IMBA España, para desarrollar rutas señalizadas bajo estándares IMBA en los Centros BTT homologados por este organismo.

El Curso de Monitor-Guía por la FMC amplía la oferta formativa de la Federación Madrileña específica sobre mountain bike y cubre una demanda de titulación en el ámbito federativo de esta especialidad. Además, el curso certifica las competencias de técnico monitor-guía para el ámbito no federativo: empresas privadas de ocio deportivo, turismo rural, etc.

Más información y programa completo, pronto en la web de la FMC.