miércoles, 12 de enero de 2011

Corriendo a 2011

Después de los fastos navideños vienen las rebajas, o sea, la cuesta de enero. Y creo que es peor empezar el año después de unos días de vacaciones en Navidad, que volver a la rutina después de las vacaciones de verano. El caso es que estos días he aprovechado para algo que durante muchos, muchos años, por no decir siempre, había denostado: correr. La excusa era la San Silvestre. El año pasado, sin comerlo ni beberlo, me dejé liar para correr la última carrera del año en Las Palmas de Gran Canaria, donde estábamos pasando unos días con unos amiguetes. Y este año me propuse correrla en Madrid, en la San Silvestre Vallecana, la carrera popular más popular posiblemente de España. Así que me lo tomé en serio y me puse a entrenar. 10 kilómetros no es una maratón, pero hay que entrenar un poco si no se quiere sufrir.

La cosa salió bien. Nunca había participado en una carrera así. Más de 35.000 personas de toda edad y condición corrieron el día 31 de diciembre a las 17.30 horas. Cientos de personas nos animaban desde las aceras, muchos de ellos niños. Las calles del centro de Madrid, la Cibeles, Neptuno, para nosotros. Muchos de los corredores iban disfrazados con cosas estrafalarias... vamos, que era un cachondeo. Un ambiente genial, sano, deportista y divertido. Cosas, por cierto, que nunca he visto en una carrera de bicis. En ningún momento te daba la sensación de estar fuera de lugar, o de que los corricolaris más machacas te fueran a mear en la cara. Y eso a veces se aprecia en otros deportes, aunque sean de un nivel no competitivo profesional. No sé por qué pasa, pero en la bici el rollo es muy distinto.

Así que desde el año pasado, la manía que siempre he tenido a todo lo que oliera a correr ha desaparecido. Misteriosamente, un día me dije: "¿por qué no ir por el monte corriendo en vez de caminando?" Y así surgió. Ahora, en invierno, le he cogido el gusto a eso de salir a correr algunas tardes por el barrio. A diferencia de lo que pensaba, no es para nada aburrido. Se trata de ir concentrado, regulando la respiración, los pasos, y el ritmo. Es un ejercicio más mental que físico, como otros muchos, aunque obviamente la resistencia y el rendimiento es mejor según sea tu condición física. Y por último es un deporte totalmente compatible y complementario con la bici: ejercicio aeróbico y cardiovascular, fortalece el tren inferior y superior, y te dan las mismas ganas de llegar a casa y tomarte un par de birras, así que me vale.

Sin ser ahora un flipao del atletismo ni el footing, y siempre como segundo deporte de apoyo, incluso me está picando el gusanillo y quizás me plantee carreras más largas, quién sabe. Por lo menos, el ambiente en las carreras es muy bueno, y no hace falta federarse. Algo que en el caso de la bici, voy a olvidar radicalmente. Eso de tener que federarse para correr, y así financiar a un lobby corrupto que suspende cautelarmente a ciclistas, sin tener resultados a favor o en contra, se va a terminar. Empieza mi boikot particular a la UCI.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Maestros

Cualquier excusa es buena para montar con los colegas. Y buscar el pretexto es a veces un ejercicio tribal, el sentido de pertenencia a un clan. Algo que nuestros antepasados dejaron grabado en el ADN. Ya se sabe: eso de que los conciertos de música son las nuevas reuniones sagradas de la tribu, que los héroes antes eran dioses, luego gladiadores y ahora jugadores de fútbol... Todos los rituales actuales que en realidad son situaciones antropológicas que se repiten desde generaciones y generaciones.

Pues en este caso fue fácil encontrar la excusa: el mito de "la vieja escuela". Los veteranos que se dan un homenaje retro. El pequeño clan que comparte una serie de cosas en común y que se reconoce como tal, y que para terminar el año se da una pequeña celebración: volver a los orígenes durante un día. Esto es importante por dos cosas: uno, porque te echas unas risas. Y dos, porque no olvidas. Y eso, casi siempre, es bueno. No olvidar de dónde venimos.

El caso es que todas las "escuelas" tienen "maestros". Todos hemos tenido maestros en la vida, o al menos me gusta pensar eso. Ir por la vida sin reconocer al menos a un maestro o maestra que nos haya enseñado una disciplina concreta -aparte de nuestros padres- sería tristísimo. Yo tengo la suerte de conocer a más de un maestro. Y el otro día se dieron cita dos de ellos, que fueron o son maestros en distintas formas y etapas.

Unos maestros pueden serlo por iniciarte en una disciplina, por abrirte las puertas a algo que desconocías. Y otros maestros pueden ser guías para alcanzar la perfección en algo. Pero en ambos casos o en otros que se puedan dar, lo que caracteriza a los maestros es que ellos no saben que lo son. No dan consejos ni clases magistrales ni ejercen como maestros. Sólo aprende de ellos su discípulo o aprendiz. Ellos negarán ser maestros, pero el aprendiz lo sabrá. Seguirá sus pasos, y quizás algún día llegue a ser tan grande como ellos o quizá más, en otros casos. Lo que me conduce a sacar a colación al gran mito de una generación como la mia: la saga Star Wars, jeje..

Así que, por los maestros. Cheers por ellos. Va este pedazo de vídeo:

Life Cycles

jueves, 16 de diciembre de 2010

Descomponiendo Wikileaks

El protagonismo mediático de esta última parte del año está situado en la revelación de hechos comprometedores para ciertos gobiernos, sobre todo de Estados Unidos, mediante el portal Wikileaks y varios medios de comunicación que colaboran en este proyecto.

Ahora mismo, es difícil comprender la trascendencia que supone la aparición de Wikileaks en la escena mediática mundial. Probablemente se trate de la primera de una serie de plataformas wiki que revolucionen la forma en que recibimos y procesamos la información. Quizás Wikileaks se diluya en el océano de sistemas de información libre que están cambiando y cambiarán aún más el modo en que nos comunicamos y conocemos el mundo. Pero no por ello es un fenómeno importante, aunque no tanto como ahora mismo parece.

Wikileaks lleva difundiendo "secretos de Estado" desde julio de 2007, con el vídeo donde un helicóptero Apache grababa el asesinato de varios civiles en Irak, periodistas incluidos. Sin embargo, ha sido con la difusión de los "cables" de las embajadas estadounidenses en todo el mundo cuando han pegado el pelotazo del año. Puede que de la década. Porque lo que me parece claro es que Wikileaks va a estar aqui un buen tiempo. El tiempo que el Poder les deje vivir.

Wikileaks difunde supuestos hechos que dejan en pelotas a los gobiernos, a empresas y a cuantos ostentan el "poder mundial". Esto, como estrategia de acción política y ciudadana es impecable. El objetivo es informar a la sociedad de los trapos sucios y los planes que el Poder trama a sus espaldas. Bien, es la reacción mundial ante el absolutismo democrático o el Imperio Democrático que nos domina. Los intentos de acallar y maquillar esos supuestos hechos evidencian que están en el buen camino: los poderosos reaccionan. La tecnología descentralizada, el anarquismo tecnológico, pone en jaque a los que manipulan y esconden las verdades. Hasta ahí, todo correcto. Viva Wikileaks que nos quita la venda de los ojos y nos hace libres.

Sin embargo, hecha así, la lectura de la historia es tan simple que no resulta creíble. Hasta hace muy poco tiempo, nos informábamos de la misma forma que hace 100 años. El Poder informaba de la misma forma que hace 100 años, pero la sociedad -por hablar de dos entes separados por una relación de utilidad-, ha cambiado su forma de informarse. La Prensa, por definición, informa a la sociedad de hechos y noticias de interés público. Y la Prensa en sí misma ha devenido en Poder. El medio, quizás por la naturaleza misma de la Prensa, se ha convertido en aliado del emisor y del mensaje. El propio sistema endogámico entre Poder y Medios ha terminado por metabolizarse en una especie de bastardo, parásito o engendro que no es ni una cosa ni otra. O es la misma: el Sistema, la "estructura" marxista.

Sin embargo, la información siempre fluye, y como el medio líquido escapa a los conductos que el Poder establece. Es la información alternativa.

Todo esto se comprende y puede ser más o menos aceptable. La idea de una verdadera prensa libre y tecnológica es cada vez más un hecho, que quizás sea trascendente para refundar la comunicación, y que estamos viendo nacer.

Pero la idea, cohabitando con la anterior, de que esa prensa libre y tecnológica esté basada en la cantidad y no en la calidad, es aterradora y devastaría cualquier alternativa a la comunicación tal como la conocemos.

Hay una serie de leyes inmutables que funcionan o deberían funcionar en cualquier relación que tenga que ver con la comunicación. Por ejemplo, que la credibilidad de un medio (alternativo o no) no debe medirse a través de la cantidad de secretos por minuto que desvela. La credibilidad de un medio tampoco puede medirse por el número de poderosos a los que saca los colores, o por la cantidad de secretos que guarda bajo la manga de redes anónimas. Un medio que se proclame como alternativo a lo establecido no puede estar al servicio de otros (y desconocidos) intereses, como seguro sucede con Wikileaks.

La credibilidad de un medio (entendiendo medio como cualquier plataforma de información pública), y la relevancia de sus noticias, reside no en otra cosa sino en la CALIDAD de sus historias: noticias contrastadas y fuentes demostrables -aunque sean anónimas-.  Esto no son imposiciones del periodismo tradicional, al que alguien puede acusar de aliado o cómplice del sistema para acallar las voces disidentes. Se trata de lenguaje y comprensión humana, del core business del periodismo: la verdadera, esencial y última función de la comunicación. Hablando ya en lenguaje epistemológico y buscando la molécula básica de la composición de la comunicación: comunicar implica ordenar el mundo. Narrar el mundo (las noticias) supone describirlo y componerlo en el conocimiento humano. Leer una noticia es componer un mapa mental de cómo es el mundo para cada uno. Aquí reside el valor inmutable de cualquier forma de comunicación humana, en cualquier medio.

Por esto es necesario mantener ciertas normas, reglas básicas, que no conviertan la comunicación en ruido, en cascada de datos inconexos, en entropía. Es necesario renovar el sistema y las formas en que nos informamos, esquivando a las fuentes corruptas de la información -el poder, los intereses de empresas-, pero manteniendo un nivel -quizás por redefinir- de exigencia y de calidad informativa. Y eso es responsabilidad del usuario de la información, que debe tener herramientas para poder procesar -y no sólo recibir como una bolsa vacía- información y noticias elaboradas, pues éste es y sigue siendo el trabajo -cada vez más ignorado y subcontratado- de los que transforman los datos y los hechos en información.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Para moderno, el cine mudo

Estos días se ha celebrado en Barcelona el Bicycle Film Festival, el festival de cine sobre bicis más importante del mundo, y que tiene un carácter itinerante, ya que se celebra en muchas ciudades de todo el planeta. Por fin, este año caía en Barcelona, y había ganas de conocerlo, de ver pelis y de confraternizar con otros entusiastas de la bici worldwide.

El jueves pasado fue la "presentación" del BFF en un local cercano al barrio del Borne, donde se exponían cuadros artesanales, fotografías y material vario de bicis urbanas. Cool. Por 1 euro te daban una Moritz (mmm, qué buenas), y después eran gratis. Varios fixers poblaban el garito, con máquinas impolutas. Debían conocerse entre ellos. Yo pensaba: "así que estos son los famosos fixers de los que se oye tanto hablar..." Pero empecé a encontrarme como un extraño entre tanta bici minimalista y sofisticada. Yo, con mi Decartón singlespeed tuneada a lo cutre-pandillera, y el resto con verdaderos maquinones de pista de a 1.000 pavos la rueda. Como te levanten una bici así en la calle debe ser para pegarse un tiro -pensaba yo, mientras recordaba a mis queridas y hurtadas Sunn y Kona y sorbía un trago de birra, pa olvidar.

Ojeé el programa del festival. Las pelis se centraban en el fenómeno de bicis urbanas: fixed, bicimensajeros, etc. Ni rastro de las bicis de montaña, el bmx (sólo una peli), la carretera o el trial. ¿Festival de cine de bicis? Más bien tendrían que haberlo llamado "festival de cine de bicis urbanas", ¿no? Tendría más sentido haberlo llamado "Festival Fixed", pero que yo sepa, hay bastantes tipos de bicis aparte de las que se usan en la ciudad -que por cierto, también son muchas-. Bueno, las fixed molan -pensé-, así que tampoco estará mal ver pelis de estos flipaos.

Entonces empecé a fijarme en el paisanaje que poblaba el garito. Atendí a ver uno o dos bicimensajeros sofocados de pasarse todo el día currando con la bici. Sus bicis estaban sobadas como un guante de cuero viejo. Pero el resto... el resto de las bicis que había aparcadas estaban intactas. Algunas resplandecían tanto que sus dueños se tenían que poner unas Ray Ban más grandes que las orejas de Mickey Mouse. Joder, apuesto una tija de carbono a que esos tíos no montaban en bici y que tenían el culito suave como un bebé. Es más: sospecho que esos tipos (y tipas) se habían apuntado a la última moda de los modernos. A la última revelación de la Hermandad de la Gafapasta.

Entonces se me cayó la venda de los ojos. Sí, hermanos. Todo aquello no era más que otra reunión de pijos modernillos que junto al iMac y el iPhone se dedican a coleccionar otros iconos de la cultura posh-vanguardista, como las Adidas Gazelle, el reloj Casio digital, o la bicicleta sin marchas. Ni siquiera la cultura alternativa y respetable de los verdaderos fixers yankis puede ser alternativa en este país. Una cultura de bicis self-made, no compradas por papá; de fancines, carreras ilegales, movimiento underground... De actitud y no de pose. Con algunas excepciones en Internet, me parece que los fixers van justo de lo que no son ("el viejo dicho: dime de qué alardeas...").  Algo que, por otra parte, también ha sucedido antes con las ruedas gordas y los freeriders, por ejemplo.

Es lo que pasa cuando la cultura, o lo que podría llegar a ser una manifestación cultural, deportiva, o de cualquier otra forma, la secuestran los modernos. Perdón, los burgueses progres.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Bellotas



En vez de salir a hacer una de las rutas clásicas que solemos hacer en el monte, el otro día me vi con fuerzas y empalmé dos rutas. La cosa empezó bien, suave y con precaución porque había llovido y las trialeras estaban un poco mojadas y resbalaban. Continué (iba solo) por un enlace que solemos hacer de bajada, y que esta vez me tocó hacerlo de subida. Con el plus de que el camino estaba impracticable, lleno de árboles caídos. Tenía que hacer contorsionismo para pasar por debajo y por encima de troncos y ramas. Parecía una mezcla de Circo del Sol y el juego aquel de Enredados, o como se llamara. Un verdadero calvario. A la postre, creo que eso fue lo que me dejó K.O.


Pero en fin, continué la ruta, ya encadenado la segunda parte y sin síntomas aparentes de cansancio, aunque tampoco muy fresco después de media hora trepando por rocas y jugando a ser El Hombre Elástico. Consecuencia: una pájara de proporciones bíblicas cuando encaraba una de las subidas más duras de la zona, hacia Can Pascual. Sin agua, sin comida, vi que todavía me quedaba una pedazo de bajada, y un largo camino de vuelta pasando por otra buena subida. Jodido estoy, pensé.


El sendero pasaba a la puerta de un par de casas "okupadas" que hay por el monte, de algunas familias que viven en una especie de "comuna", con sus gallinas y tal. Así que a una de ellas le pedí agua. "Sólo tenemos agua de lluvia que recogemos..." ¿Cómo? Sí, vale, me da igual. Aunque sea aguarrás la iba a beber igual. Aunque no tuviera algo de polución en vez de minerales me daba lo mismo, necesitaba agua. Pero todavía quedaba meter algo de glucosa rápida al cuerpo. Lo bueno del otoño es que es la época de algunos frutos secos, como las bellotas. Así que busqué cual gorrino ibérico entre los matojos en busca de ricas bellotas doradas y crujientes que me dieran algo de energía.


La cosa salió medianamente bien, ya que pude volver a casa con bastante esfuerzo, eso sí, pero pude volver después de una ruta de escándalo, de las que hacen afición. Al final, en el campo encontramos todo lo que podemos necesitar para "sobrevivir". Sólo hace falta saber aprovecharlo sin esquilmarlo.