miércoles, 4 de febrero de 2009

Unit 2009


Con unos slicks Ritchey de 1,4 ahora parece que voy sobre la seda. El singlespeed es aún más singlespeed con unas cubiertas lisas. Da la sensación de rodar sobre parqué o sobre una pista de velódromo. Metes dos pedaladas casi sin esfuerzo y pareces deslizarte sobre el asfalto. Increíble. Ir por la ciudad con unos slicks no tiene nada que ver a ir con cubiertas normales de tacos. Evidentemente no lastras goma de más, y el contacto (al menos en seco) es buenísimo. Ya veremos cuando llueva... De momento, cada vez me parezco más a un bicimensajero friki, y la verdad es que estoy flipando, no sé por qué no me he cambiado antes a unas minicubiertas para ir por ciudad. Eso sí, ya que creo que ahora voy a utilizar aún más la Unit para ir por la city, hay que ser precavidos. Junto al juego de cubiertas que pedí en Chainreaction, me he comprado otro ultracandado, y ya son tres. Tonterías las justas...

lunes, 2 de febrero de 2009

viernes, 30 de enero de 2009

Nueva máquina


Santa Cruz presenta con cuentagotas otra nueva bici para 2009: esta vez es la esperada heredera de la V10 para DH: Driver 8. Otra joya.

Vieja escuela a tope

Un vídeo que rescata Guak en su web. Míticos campeonatos del mundo en Bromont 92, cuando Dave Cullinan dijo aquella famosa frase de "¡ganar los mundiales es mucho mejor que el sexo!"

lunes, 26 de enero de 2009

Los dioses nos castigan


El cambio climático es lo que tiene. Aunque el hijo de puta del Bigotes quiera negarlo, el cambio climático es un hecho. Y lo del otro día no fue normal. Vientos de 100 km/h en Barcelona no eran normales. Árboles arrancados, postes de luz rotos, cables a ras del suelo, y Collserola como si fuese el escenario de rodaje de Apocalipsis Now, perdone usté, señor Bigotes, pero no es normal.

Pero el hombre es atrevido, desafiante. Desafía a los científicos, a los políticos, a las autoridades. Desafía su propia estupidez, desafía al calentamiento global. Desafía a los elementos y se los pasa por el forro. Somos así de chulos. Entre nosotros mola mucho montar en cualquier condición, lloviendo, tronando, esté como esté el día. Nos gusta así, en cualquier situación. No es cuestión de echarle huevos, sino de placer. Cada elemento tiene su sabor y su paladar. Pero hay que saber a qué te expones cuando desafías a las inclemencias. Y el otro día hicimos oídos sordos a las señales.

Normalmente, los dioses producen señales de advertencia a los que quieren escuchar. Y los dioses de la montaña son implacables. Las pequeñas osadías de los intrusos humanos con máquinas de acero se pagan caras. Ni siquiera estamos hablando de los dioses de las grandes montañas, léanse Los Alpes o El Himalaya. Ésos ya son harina de otro costal. Esos dioses, si estás en el lugar equivocado y el momento equivocado, te fulminan, te borran del mapa. Ponen un precio muy caro a estar en su casa. Los nuestros, los de aquí, algunas veces también, pero menos. Tienen su genio, pero no son tan duros. Eso sí, algo común a todos ellos es que si los subestimas, te putean. Eso es así.

Así que el sábado, efectivamente, nos putearon. Pusieron todo tipo de obstáculos en nuestro camino, amenazaron con sus bramidos, pincharon nuestras ruedas, no encontrábamos el flow... y aún así nos dejaron un resquicio de disfrute. Incluso así, los dioses nos premiaron. Debieron pensar: "estos chicos son un poco tontos, pero en el fondo nos respetan, quieren a las montañas... vamos a dejar que tengan un buen flow". Y al final nos dejaron media hora de gran riding. Gracias.

En la imagen, una de las moradas de los dioses de Collserola, que el otro día no dejaba de bramar.