
Vi que el parquecillo en cuestión estaba casi desierto. Unos cuantos paseantes, perros, y tal. Vamos, un sitio tranquilo. Ideal para no molestar a nadie. Así que me puse manos a la obra. Lo bonito de comenzar un "circuito" es la emoción de por dónde trazarlo. Visualizar las curvas, los desniveles, y las zonas que pueden resultar más divertidas. Es empezar de cero un trazado en el que vas a pasar largos y buenos ratos, así que merece la pena hacerlo con cuidado.
En un par de días y con algo de ayuda, he terminado una especie de minidescenso o mini-dual-slalom todo en singletrack, entre el bosquecillo, de unos 600 m de longitud, y que promete horas y horas de diversión y curving. Al menos, hasta que dure. Porque una cosa tengo clara, y es que en un terreno del ayuntamiento, en un parque, aunque sea en estado semisalvaje, este tipo de cosas no pueden durar mucho. Pero bueno, como dijo aquél, lo que dure, dura.
No sólo es el gustazo de montar tu propio backyard a placer. Es la sensación de tener un espacio propio, casi en plan okupa, para pasar el rato con unos cuantos (pocos) colegas, picarse, tomar tiempos, pulir técnica, y sobre todo pasarlo bien. Si a 200 metros de ese parque han construido urbanizaciones de lujo, en medio del monte, ¿qué problema hay en hacer unas cuantas curvas para montar en bici un rato?