Como ya dije alguna vez hace algún tiempo, me he hecho con un móvil con GPS. En principio, con el objetivo de utilizarlo para rutear, meter tracks y descubrir nuevos senderos. Pues bien, todavía no le he hecho ni puto caso al GPS. Quizás algún día se lo haga, ahora que se acerca el otoño, y apetece perderse por algún bosque alfombrado de hojarasca.
En lugar de eso, estoy enfrascado en mi último proyecto audiovisual: una película de presupuesto infame. La obra maestra del cine de acción que sigue a todo verano que se precie. En este caso, la saga Diesel y Barro llegará en otoño a su tercera parte, siempre salvando las censuras y persecuciones de Youtube. Los fanáticos de la Saga pueden ver un par de adelantos aqui y aqui.
Porque hablando de chismes, y aparte del GPS, la estrella del verano han sido estas camaritas chinas. Con un tamaño ridículo y a la vez acojonante, las cámaras han hecho unas tomas subjetivas fantásticas. Son tan enanas como un JODIDO MECHERO, con lo cual puedes colocarlas prácticamente en cualquier lugar imaginable: el casco, la mochila, la horquilla de la bici, la tija... Y además la calidad es excelente, oiga.
El bueno de Simon nos regaló una a cada miembro del Team, así que estuvimos la semana de vacaciones como niños con zapatos nuevos. Este año he notado una cosa curiosa: todo el puto mundo iba con cámaras tipo GoPro, que se han puesto tan de moda como el sistema VPP. Es una buena noticia que los chinos se curren tecnología barata para el disfrute de los pobres mortales de los deportes de montaña. Hasta el punto de que era raro no ver un casco integral con una GoPro acoplada. Pronto habrá tantos vídeos de bicis en Youtube como de Lady GaGa o del Niño alemán loco.
Así que ahora, después de la resaca del verano, sigo pasándolo debuti editando los vídeos y tener lista la peli en otoño, el día más importante del año, jejeje.
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