Ahora que el frío aprieta, se me antojan lejanos esos días de verano en Les Gets, montando sin parar en los mejores paisajes del mundo para la bici, y con los mejores colegas. Una mesa en el jardín, unas cervezas, el cuerpo lleno de sudor y barro, una expresión de satisfacción en la cara que nos delata, y horas y horas de risas y charlas filosófico-absurdas.
Esta es una imagen del famoso Clinik que, si los dioses lo permiten, se volverá a repetir en 2009. Con recuerdos como éste es inevitable empezar a pensar en el próximo verano, y en prepararse a fondo para estar
a tope cuando llegue.
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