El otro día pasé por Bike House a comprar una cámara y de paso me llevé el último Wallride (nº14). Es desalentador y a la vez agradable ver que la moda del freeride sigue vendiendo muy bien. Desalentador porque las nuevas generaciones que llegan al MTB se encuentran de golpe con una forma muy fácil de ser guay. Pegar grandes botes, llevar máquinas de estética dura, poder ir en vaqueros, gorra y camiseta, y ser los macarrillas del barrio. Bien, es una forma como otra cualquiera de pasar el rato o de hacer bici; no hay problema. La industria de la bici está siendo inteligente explotando el filón del freeride para sobrevivir, fabricar mejores bicis y eventualmente ganar algo de pasta. Veremos a ver qué pasa cuando se acabe la moda (si se acaba). Pero para mi es un poco desalentador que todos los vídeos de MTB sean de freeride, dirt o street. Como si el mountain fuera un deporte extremo siempre, de los de salir en vídeos de primera, y de beneficio inmediato -te suben a la montaña, te tiras y ya está, adrenalina a tope-.
La industria está explotando el filón, sí, pero no sé hasta qué punto se está malexplotando o prostituyendo. Puede que pensar esto sea de purista radical, pero más bien creo que el mountain, como otros deportes como el ski, snow o el surf simplemente se rige por una cuestión de marketing y marca sobre todo hacia los sectores más jóvenes.
Saber que hay componentes de marketing y de marca en un deporte viene bien para una cosa. Para que no nos vendan la moto. Y ahi viene la parte buena. Cuanto más parte de tendencia haya en el mountain, más espacio nos quedará a los que las modas y las tendencias nos la suda. Y más vacíos estarán los senderos trialeros, a los que se llega tras una laaarga subida de las que cuestan tanto. Curiosamente, Red Bull patrocina el descenso y el freeride, pero no el cross-country, donde a más de uno le harían falta unos cuantos botes de taurina para subir las montañas.
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